¿Para qué la filosofía?

Esta interrogante ha sido muchas veces enunciada, algunos ensayos, artículos y libros la llevan como encabezamiento. Estamos convencidos de que, en este mundo cambiante y convulsionado, en donde tanto se habla de la revolución de la información y del conocimiento, el saber profundo se hace más necesario. El pragmatismo tecno científico de las sociedades industriales pretendió marginar la filosofía aludiendo a su incapacidad para dar respuesta a las sociedades contemporáneas.

Si bien no compartimos esta posición, puesto que partimos de la tesis que el hombre y la sociedad no son solo materia ni pueden ser percibido solo con parámetros de eficiencia y productividad, estamos conscientes que la función de la filosofía en algunos casos se ha convertido en un ejercicio de especulación sin sentido, para satisfacer las necesidades de conocimiento individual, pero que poco responden a la realidad social. En efecto, muchas veces hemos oído y leído a filósofos que solo se remiten a los grandes clásicos, llenan de citas sus discursos, hacen ego del dominio del idioma alemán y el griego, pero cuya conexión con el mundo cotidiano es inexistente.

En un mundo complejo y lleno de contradicciones, ante un proceso de globalización desequilibradamente injusto, frente a la crisis de las ideologías, pensar y repensar el mundo se hace indispensable. Si algo le faltó a la ciencia en estos últimos siglos fue la filosofía. Es la filosofía la única capaz de integrar a las diversas ciencias para dar respuestas inter y transdiciplinaria a este mundo que ya no puede ser comprendido y percibido desde una sola óptica. En el contexto de una supuesta sociedad del conocimiento, basada en la revolución informática, que todos los días nos inunda de datos y que nos sumergen en el desconocimiento profundo de las realidades, hoy pareciera ser que el saber para nada sirve, ya ni siquiera el conocer científico es importante, lo significativo es estar informado. La información rápida y ligera, vacía de comprensión, alejada de las realidades concretas pretende sustituir al conocimiento y al saber.

No existe tal sociedad del conocimiento, por el contrario, nos amenaza con angustia la generación de los idiotas informados. Por esta razón los científicos sociales, los filósofos, los intelectuales, están obligados hoy más que nunca a dar respuesta a la crisis del pensamiento, romper con la pereza intelectual, la banalidad del discurso frío, seguir creyendo que es la realidad la equivocada y que las viejas teorías y premisas filosóficas siguen siendo eternamente válidas. La difícil situación de pobreza material e intelectual, las desigualdades del mundo, los problemas del hombre (violencia, intolerancia, drogadicción, soledad, angustia, temores, espiritualidad, libertad, entre muchos otros) que ahogan al mundo contemporáneo requieren de una nueva generación de pensadores.

No se trata de mandar al olvido a Kant, Hegel, Niestche, Popper, Habermas, entre tantos otros, por el contrario; lo pertinente es releer a éstos y descubrir en ellos los que nos puede ser útil para dar respuestas a las interrogantes de hoy, a las necesidades y demandas de la sociedad donde vivimos, a la que pertenecemos y nos debemos. Pero así mismo ya no es suficiente para los nuevos filósofos, pensadores sociales, pretender buscar todas las respuestas en las hojas amarillentas de los clásicos, ni, al contrario, en las coloridas páginas web de Internet, se trata del hermoso reto mancomunado de pensar y repensar al mundo contemporáneo, hay que parir una nueva filosofía.





 



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Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

 pedrorodriguezrojas@gmail.com

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