Un Grano de Maíz

El carácter de la confrontación

El carácter de la confrontación definirá la calidad de las acciones. De la comprensión de esta relación dependerá el triunfo revolucionario. La clara delimitación de los campos es paso ineludible para la victoria. Bolívar temprano entendió esta urgencia, aprendió de las derrotas, y con el decreto de Trujillo en 1813, que algunos historiadores llaman ligeramente "Decreto de Guerra a Muerte", deslinda los campos claramente. En realidad es una obra maestra de precisión política de los bandos en pugna.

En la democracia burguesa la confrontación es una opereta, el sistema capitalista no peligra, al contrario, está protegido por esa fabulosa válvula de seguridad que son las elecciones burguesas. En estas condiciones surgen las llamadas "oposiciones serias", "comedidas", "responsables", que no son más que el otro brazo de la tenaza de la dominación oligarca.

Cuando en ese cuadro político que sólo simula la pugna se cuela una posición insumisa que pone en peligro la hegemonía del sistema capitalista, entonces la confrontación toma otro carácter, ya no se trata de una escaramuza dentro del sistema, si no una posibilidad revolucionaria, el capitalismo cruje, aparece una alternativa. El campo oligarca rápidamente detecta a su enemigo y su objetivo es derrotarlo, en ese empeño sacrifica toda ley, toda consideración ética, ya no hay más medida que la protección del sistema de depredación, ya no hay "oposición fundamentosa", sólo enemigo irreconciliable. Aparece descarnada la lucha de clases, dos proyectos están en guerra.

Esta es la situación en Venezuela, la oligarquía definió su campo en abril y con el sabotaje petrolero, son antichavistas, no hacen concesiones en este punto. Podemos decir, aunque parezca paradójico, que los burgueses nos conocen mejor que nosotros mismos, nos enfrentan radicalmente en todos los campos. Su alma nos reconoce enemigos, cuando aparecen amables es preparando un manotazo. Cuando hablan de dictadura, cuando no aceptan al gobierno o califican a Chávez de lo que se les ocurra, están definiendo los campos, moralizando a su base.

Nosotros debemos diferenciarnos también radicalmente, en el alma, en la conciencia, para eso debemos dejar claro la naturaleza de nuestra relación con los capitalistas de adentro y de afuera. Dar nitidez a nuestra ideología, a la teoría, tener fe en el Socialismo como solución a los problemas de la Revolución, no correr como gallina despescuezada tras el capitalismo a la primera dificultad. Entender que las crisis del Socialismo se resuelven con más Socialismo.

Es esencial en una Revolución la definición clarísima de los campos, las diferencias deben establecerse con precisión, que no queden dudas de que se trata de dos campos radicalmente enfrentados.

En la Revolución violenta la definición la hace la trinchera, la barricada, los frentes militares, es hasta geográfica. En contraste, en las Revoluciones pacíficas, la definición exige de los dirigentes un comportamiento, unas declaraciones que no dejen incertidumbres de la pertenencia a un campo enfrentado al capitalista. Exige un programa y una acción que contraste con el plan oligarca, más allá de la retórica.

¡Con Chávez, Irreverencia y Lealtad!

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Antonio Aponte

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