Lenin
Diosdado y Aristóbulo han dado declaraciones a la prensa nacional sobre el despliegue que se inicio este fin de semana para que la militancia empiece a tener un rol activo dentro del proceso revolucionario. “Es un llamado voluntario para incorporarse al activismo, el fin no es sólo electoral, es un cumplimiento a una de las líneas estratégicas de que el partido se convierta en un instrumento al servicio de las luchas del pueblo", dice Aristóbulo. (el activismo y mucho menos después de 12 años no se decreta y el revolucionario revolucionario, sabe esto) Por el otro lado, Diosdado se pronuncia en el diario VEA pidiendo cerrar filas contra el sectarismo, sin darse cuenta (¿?) que desde hace tiempo ya “dracula esta gerenciando el banco de sangre”, sino interpelen a las bases de patrullas que desde cualquier municipio de este país esta descontento como algunos jefes políticos locales han construido una secta y desde este mismo fin de semana tienen a sus fichas como escribientes. Para dejar bien lejos al sectarismo –como aspira Diosdado y muchos de nosotros- no es la semántica ni el discurso el mejor instrumento sino la acción revolucionaria y sobre todo el ejemplo.
Incorporarse al activismo, Aristóbulo, tiene connotaciones y se revelan ellas en la práctica. La misma reacción, el comportamiento de derecha de muchos dentro de la izquierda lo han entendido y han estado muy “activos” dentro del partido confundiendo incluso el erario público con un botín. Y a manera de hipótesis, que pasaría si estos se pusieran al frente (de seguro lo están haciendo porque muchos han hecho de esto su modus operandis) a estos para ser los activistas natos del proceso. Porque el problema no es la incorporación como tal. Lo dice Hugo Chávez y uno le encuentra el sentido, pero también nos entra la piquiña que muchas veces la información que los encargados de ponerla en las manos del comandante presidente no es la que se ajusta la realidad, algo así como lo llamaba Karel Kosic, es el mundo de la apariencia, es la falsa realidad. Un ejemplo de ellos, lo acabamos de ver por este mismo medio (aporrea) en una carta que un ingeniero petrolero desde la zona sur de Anzoátegui le remite públicamente al comandante presidente donde desmiente las cifras que le presenta Rafael Ramírez. Y a lo mejor Ramírez, CONFIADO en las cifras que les son entregadas cumple con entregárselas (un cuadro revolucionario debe saber la importancia de la información dentro de la guerra de cuarta generación) en el mejor de los tonos burocráticos. El punto es que hay que profundizar en el manejo del dato, de la información, del conocimiento. Cuantas planas no fueron puestas en las manos de los Vicepresidentes de las regiones y que luego, por falsas, se expresaron, sino en el fracaso del 26S o lo que es mas delicado, en la creación de falsas expectativas que las mas de las veces terminan es siendo una invitación para aprenderse la desesperanza.
Definitivamente nuestra marcha sigue siendo lenta, pareciera un PSUV en la resistencia, a la defensiva siempre sin entender las lecturas de las épocas y por sobre todo el ejemplo señero y la dirección, las mas de las veces acertada de nuestro comandante – presidente. Un PSUV que no ha querido hacer suya y con ello nuestra la humildad y la ternura militante sino que ha caído en una especie de fetichismo que lo define en dos vertientes: un PSUV centrípeto y otro PSUV sociopeto. El primero, anhelado por muchos y atraído para el combate gracias a Chávez por su posición anti – imperio y la necesidad de hacer concreta la utopía. El otro PSUV, como una invitación diaria a no estar en el, no por el, sino por aquellos que han hecho de su postura burocrática y su adición al Bolívar moneda.
El primero, el PSUV niño, el segundo el PSUV camello, tomándole la palabra al camarada Iturriza: no es la revolución la que se hace camello, es el partido que vive esa disonancia de ser niño o camello y esta optando por esta ultima de las conversiones, dejando encarcelado al león.
De león, afortunadamente el pueblo ha salvado la partida y los recuerdos de abril hablan por si solo aunque tengamos que alertar que el espontaneismo conduce a la construcción de una lógica reactiva que tarde o temprano el enemigo le “busca la vuelta”.
Y
termino con unas palabras que tomo prestada de Tajeldine (Insisto, es
responsabilidad del Psuv – Aporrea 15/08/11) y con las que me identifico:
Insisto, es responsabilidad del PSUV despojar a la revolución de los
corruptos, poner en cintura a los burócratas y destruir al Estado burgués,
pero mientras su dirigencia esté atrapada en responsabilidades de Estado,
o sometido al poder de los burócratas, nunca cumplirá su papel y las
sabias reflexiones de Chávez no habrán valido de nada.