Reminiscencias de la historia venezolana (Parte XVI)

La heroica resistencia del pueblo Jirajara

Y en cuanto a la Rebelión de los Jirajaras, fue una ejemplar resistencia en aras de defender el territorio, que es hoy nuestro suelo patrio, defender la vida, sus tradiciones y costumbres vernáculas. Fueron los aborígenes Jirajara auténticos guerreros, que ofrendaron sus vidas antes que ser esclavos de los invasores, Beaujon en la "Historia del Estado Falcón", respecto a la rebelión de los Jirajaras, relata que:

"En 1542, la ciudad de Coro, despoblada porque sus hombres habían sido enrolados en las expediciones de los colonizadores, estuvo a punto de ser invadida por tres o cuatro mil indios que protestaban por las maldades del Gobierno español que regía D. Enrique Rembolt, quien acudió a los servicios del Protector de los indios, Doctor Pedro M. Chirinos Campuzano, y el que logró transformar la invasión bélica por una pacífica visita a la ciudad de Coro." Pág. 137.

Pero, Julio Chirino (El Cabito), en un amplio artículo titulado "Resistencia de los Jirajaras" publicado en el Portal "https://puebloenarmas.com/la-resistencia-de-los-jirajaras/" nos encontramos con las siguientes anotaciones históricas, de estos valientes Jirajaras, que resistieron por alrededor de 100 años, de acción bélica en contra de los conquistadores europeos:

"La acción de resistencia armada más prolongada, tenaz y organizada por parte de la tribu de los Jirajaras comienza en la Sierra de Coro en el año de 1513 y se traslada con la misma carga de rebeldía a las montañas y valles de Nirgua en el año de 1535. Este gesto poco conocido y adulterado por los historiadores de todo signo, va a desarrollarse a partir de entonces en la modalidad de guerra de guerrillas hasta el año de 1628. Esta resistencia bélica se inició, justo cuando comienza el saqueo de españoles y alemanes –a través de los welzares- sobre nuestras tierras y con espíritu indómito, opusieron una encarnizada resistencia al saqueo extranjero de nuestras riquezas.

(…) ya para el año de 1545 habían llevado la lucha a las inmediaciones de Nirgua del Estado Yaracuy, donde se harán fuertes por más de noventa y tres años. Este hecho y muchos más conforman la tradición guerrera de nuestro pueblo y constituye uno de los antecedentes más hermosos y de admirable resistencia militar opuesta al invasor en suelo americano.

La larga y efectiva resistencia de esta aguerrida agrupación indígena en el terreno militar estribó, sin duda alguna, en la justeza de su lucha y en el hecho de que se constituyeron en varios grupos pequeños, en guerrillas, para mantener en jaque y constante hostigamiento a las fuerzas españolas superiores en técnica, experiencia y en armas.

(…) adoptaron la modalidad de la emboscada como táctica de combate y ello les hizo invulnerables primero y tardíos posteriormente para su total derrota por parte del colonizador, quien tuvo que pagar una elevadísima cuota de sangre a lo largo de casi una centuria.(…) entre 1589 y 1628 -¡treinta y nueve años exactamente¡- todos los estrategas militares de la corona española investidos con títulos de gobernadores, entrenados en el arte militar y participantes en muchas contiendas europeas, fueron derrotados por las guerrillas de los Jirajaras y todos tuvieron que retirarse con serios destrozos en sus filas.

(…)Esa prolongada confrontación bélica tuvo destellos de cierta claridad política al hacer uso de las alianzas, como ocurrió con la rebelión del negro Miguel en las mismas montañas del Estado Yaracuy, con cuya acción de rebeldía estuvieron comprometidos desde un comienzo. Esta claridad y amplitud estuvo unida a su indoblegable actitud en defensa de sus territorios y su cultura, obstaculizando, hasta impedir, a costa de inmensos sacrificios humanos, que el invasor explotara las minas de oro de Buría en el mismo Yaracuy.

(…)En la selección del enemigo principal hicieron gala igualmente, de sabiduría política al mantener en constante hostigamiento a todas las fuerzas españolas que pasaban por su territorio o que se disponían a fundar Villas que facilitaran el saqueo. A tal punto llegó la resistencia contra el despojo de nuestras riquezas, que, en 1562, a veintisiete años de haberse iniciado la lucha armada en los alrededores de Nirgua, esta población tuvo que ser abandonada por sus habitantes españoles, al igual que lo fueron las otras poblaciones españolas cercanas.

Los últimos intentos de aniquilamiento de la aguerrida etnia de los Jirajaras le fueron encomendados, sucesivamente, a los gobernadores García Girón y Francisco de la Hoz Berrío, quienes en 1611 tuvieron que retirarse con el más rotundo fracaso en la difícil empresa de someter por la fuerza de las armas a los indomables guerreros indígenas. Una vez derrotados uno a uno sus enemigos, esta agrupación indígena se hizo dueña absoluta, desde el punto de vista militar, de toda la rica geografía que bordeaba a Nirgua, …

Para ese momento habían cortado, con su victorioso accionar militar todo el tránsito y el comercio colonial que provenía de las Provincias ya sometidas.-o en camino de sometimiento-, como Nueva Segovia, El Tocuyo, Maracaibo, Coro y parte de Los Andes. Su apostamiento en un centro de obligada convergencia, como lo era Nirgua y sus alrededores, hacía que su posición fuera, francamente privilegiada y peligrosa desde el punto de vista político y de la estrategia militar del agresor extranjero. Una resistencia armada victoriosa que se prolongaba a lo largo de casi un siglo y que inflamaba el espíritu de rebeldía de otros sectores de la población, tenía que ser considerada demasiado peligrosa para no empeñar en contra de ella todos aquellos esfuerzos y recursos bélicos que la doblegaran y la convirtieran, en vez de un digno ejemplo a seguir en forma inmediata, en una lección desmoralizadora para el resto de etnias venezolanas, y hacia ese objetivo estaría dirigida la acción concentrada en hombres y recursos en la estrategia del ejército invasor. Fue entonces cuando, (…) el propio Gobernador de Caracas, Juan Meneses y Padilla, salió de su recinto ya pacificado con un numeroso y equipado ejército entrenado para el aniquilamiento de los pueblos indígenas. En Valencia se le unirían los otros tres Ayuntamientos y una vez discutido el Plan Militar, se dirigieron hacia la región de Nirgua, casi liberada por los Jirajaras y allí establecieron su Cuartel General fortificado. Tres largos años, sin embargo, duró la campaña del gobierno. Fueron tres años de enconada y recia lucha, que dejaron como ejemplo la escogencia de ser aniquilados, antes que servir como esclavos al conquistador.

En otras anotaciones históricas, encontramos donde dice que el temor que infundían los Jirajaras era tan espeluznante que los capitanes de acompañamiento en el paso por la zona de Nirgua, recibían la orden de "… ante todas las cosas hagan lista en el Valle de Guara de la gente que llevan consigo, a los cuales harán que se confiesen y comulguen antes de entrar en dicha provincia de Nirgua", o sea que tenían que recibir la "extremaunción" ya que para las tropas invasoras, pasar por los lados de Nirgua era un seguro desafío a la muerte.

En la próxima entrega seguiremos indagando sobre estos hechos históricos que ha sido poco difundidos y que es necesario estudiarlos para comprender y entender el momento en que vivimos y poder proyectar un futuro digno, libre y soberano para nuestras futuras generaciones que serán la que tomen las riendas de nuestra patria. Seguimos estudiando nuestra historia para descolonizar nuestro pensamiento, anclado en creencias históricas manipuladas por escritores al servicio del opresor.

HASTA LA PROXIMA ENTREGA….



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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