La agricultura en Venezuela, una revolución desarmada

La revolución agraria, en la República Bolivariana de Venezuela, es una revolución desarmada; desarmada, porque los mecanismos e instrumentos legales que protegen la producción nacional, de la viveza y el canibalismo criollo de los empresarios de Venezuela, brillan por su ausencia. El productor del campo venezolano es un héroe, un alquimista, capaz de transformar la adversidad en comida para el pueblo.

El costo de producción de la agricultura venezolana es uno de los más elevados de la región y quizás del mundo entero, comenzando desde los agro insumos, pasando por maquinarias y repuestos, como por lubricantes y combustible, que tienen un incremento de hasta tres (3) veces su valor, por los mecanismos perversos de comercialización que existen, por la poca oferta, la manipulación de las divisas y los efectos colaterales del bloqueo al que estamos sometidos. Hay costos adicionales que tienen que ver con la parte institucional, con los permisos de transporte y comercialización que están tarifados por funcionarios que emiten las guías de movilización, y por el ya conocido "bajarse de la mula", en los puntos de control de los organismos de seguridad del Estado.

No obstante, los productores cumplimos con nuestro sagrado deber, con mucha resiliencia, de producir para nuestra patria. En el caso de las oleaginosas, específicamente en el rubro Palma aceitera, rubro en el cual trabajo, de un sablazo le fue cercenado el 30% del precio a la tonelada de fruta fresca a los palmicultores, dejando en serios problemas al sector primario, afectado la cadena de producción de la fruta fresca.

Es posible que en Indonesia y Malasia, que son los mayores productores de aceite de palma del mundo, bajara el precio del aceite rojo, a nivel internacional. Este es el argumento que esgrimen los empresarios de la industria extractora para bajar el precio de la fruta fresca, porque en los anaqueles de abastos y supermercados el precio del aceite, se incrementó. Otro dato curioso es que mientras el valor del aceite de palma estaba elevado a nivel internacional, al productor nacional se le pagó muy por debajo de lo que marcaba el mercado, de la franja de precio internacional.

El Diputado Diosdado Cabello, en su programa Con el Mazo Dando Nº 397, denunció al empresario Lorenzo Mendoza, representante del grupo POLAR, de la jugada que estaba haciendo para bajar el precio de la fruta de palma, y alertó a los organismos responsables para que revisaran esta situación, sin embargo a la fecha no tenemos conocimiento que se haya echo algo al respecto. Mendoza y el concierto empresarial, con el que ha orquestado esta fechoría, haciendo lo que saben hacer, ganar sobre todas las cosas sin importarle a quien se llevan por delante, inundaron el mercado con aceite comestible y aprovecharon la supuesta baja internacional del precio del aceite de palma, para imponer el precio que le convenga al resto de la cadena de producción, clásica jugada del monopolio capitalista. Lo lamentable es que lo hagan en revolución ante la mirada complaciente de los organismos del Estado, que deben velar para evitar estos atropellos.

Por eso es necesario que el Estado revolucionario, dé armas a los productores primarios para defenderse. Hay que buscar manera de controlar a las instituciones y sus funcionarios para que no violenten los derechos de los productores; es necesario traer insumos a precios que no incremente el costo de producción. También, aplicar las leyes existentes y promulgar una Ley que impida pagar a las industrias por debajo del costo de producción, porque es imposible lograr el desarrollo de la palmicultura produciendo pérdida. En el caso de las oleaginosas el 90% del aceite se importa, esa Ley que proponemos se apruebe, debe proteger el desarrollo integral de la palmicultura con una industrialización asociativa, equitativa y justa. Las licencias de importación deben estar amarradas al compromiso que tengan los empresarios con la producción nacional. Porque entregarles licencias en perjuicio de los productores, es un acto anti revolucionario y anti nacionalista.

La revolución Bolivariana de Venezuela nunca se hará, si no hay una revolución agraria que también tiene que ser armada.

rafaelgodoyf@gmail.com

 



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