Y ahora Pérez Oramas me quiere meter preso

El poeta Pérez-Oramas ataca de nuevo y, por supuesto, lo hace en El Nacional, a media página. Escribe un espeso artículo plagado de nombres y referencias muy cultas, siempre del primer mundo, criticando duramente a la Mega Exposición. Eso es muy válido. Cada cual tiene su pequeña cosmovisión y la defiende como puede. Bienvenida la crítica y el libre juego del pensamiento. Aquel cuyo ánimo vital se sienta satisfecho en el escenario de las sociedades clasistas, tiene derecho a revelarlo a los demás. Y cuando las cosas no van por allí, bien puede expresar su molestia. Aquel para el cual los asuntos del arte pertenezcan exclusivamente a minorías (cremas y natas) de la sociedad, tiene derecho a defender su posición cuando ve que se desarrollan políticas de inclusión. Aquel para quien el talento se cultiva fundamentalmente en los círculos cortesanos del poder económico y quiere que tal situación se perpetúe, pues bien puede hacerlo en las páginas de opinión de El Nacional. No faltaba más. Para eso estamos en democracia. Lo malo es cuando la Inquisición asoma los dientes y amenaza.

Vean Ustedes. Voy a transcribir textualmente un párrafo del artículo de Pérez-Oramas, el cuál, aunque pudiera creerse, no responde a un rasgo de humor o ironía, pues el contexto es absolutamente serio. Dice así: “Yo quisiera afirmar que esta Mega Exposición es un gesto de desprecio a la inteligencia, a la autoridad intelectual y que debe recordársela junto con sus equivalentes en la historia: las muestras organizadas por los regímenes fascistas en contra de lo mejor del arte. Pero lo peor de todo, lo imperdonable, la razón por la cual hay quienes no descansaremos hasta ver un día a los responsables de este desmán reducidos a la condición de reos de la justicia, es que esta exposición es un gesto de cinismo y de burla hacia la gente que ingenuamente ha creído en su postulado demagógico....” Y por ahí sigue.

O sea que Pérez-Oramas, en su pequeño Monte Sacro particular, jura que no descansará hasta verme preso y sometido a juicio. Y todo por montar una exposición que le disgusta. ¡Dios mío! Y luego habla de fascismo. ¿Qué le pasa a este ciudadano?. No creo que tal espíritu represivo provenga de su condición de poeta, pues tengo maravillosos amigos casados con la poesía que no pondrían presa ni a una mosca. Tampoco creo que tenga que ver con su condición de miembro del Opus Dei. Mi anciana tia Ana María es una ferviente discípula de Monseñor Escrivá de Balaguer y es incapaz de hacerle daño a nadie. Mucho menos por temas relacionados con el arte.

Definitivamente creo que lo que define a Pérez-Oramas es su condición escuálida. Nada menos que eso. Es su añoranza de un 11 de abril y su rechazo del 13. Si sus amigos (o amigotes) hubieran triunfado, si él mismo hubiera triunfado, tal vez yo ni siquiera hubiera sido “reducido a la condición de reo de la justicia”. Tal vez hubiera sido sencillamente un nombre en las listas de desaparecidos. Cuando Pérez-Oramas en sus rabietas enseña los dientes, yo no lo tomo como un juego. Detrás de esos dientes inquisitoriales, hay una milenaria historia de sangre y de muertos.


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Farruco Sesto

Arquitecto, poeta y ensayista. Ex-Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Ex-Ministro de Cultura.

 @confarruco

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