Quien supone que Donald Trump va a castigar a la pandilla de Juan Guaidó porque se robaron los 3.500 millones de dólares que les dieron los organismos del Estado, entre ellos la USAID, está haciendo el análisis equivocado. O en realidad creen que a un magnate como Trump le importan 3.5 mil millones de dólares que de paso no son de su propiedad.
Trump pertenece a una prosapia que compró un espacio en la alta alcurnia estadounidense, cuando su abuelo se volvió multimillonario con sus negocios a principios del siglo pasado. Tiene el linaje de ser rubio, de ojos azules, que mira por encima del hombro, cuyo círculo social, es de tal categoría que hasta muy probablemente ni el mismísimo Elon Musk -que es una chusma con real- puede entrar. Su apellido está muy cerca de los 50 apellidos que controlan el poderoso Estado norteamericano, en donde hasta las deportaciones, como las prisiones están controladas por grandes empresas que se benefician de jugosos contratos del estado gringo.
Lo que Trump no le perdona a Guaidó y su pandilla, es la burla, el hecho de que un submundano y subhumano mulato de un país caribeño, se haya burlado de él delante de todo el mundo. Porque el lector debe recordar aquella ocasión cuando una suprapoderosa Nancy Pelossi, presidente entonces de la Cámara de Diputados, se peleaba con Trump en pleno hemiciclo, y todo fue dejado a un lado, para que Trump presentara al paladín de la democracia venezolana como si de un Alexis de Tocqueville se tratara, quien logró una ovación como de 10 minutos, en un hemiciclo que estaba a reventar. Y después se le vio caminar junto a Trump por los pasillos de la Casa Blanca. Y es la razón por la cual ahora está pasando la factura. Fue lapidaria su frase “la oposición en Venezuela es un fracaso”.
Condenó a la oposición, pero pidió sentarse en la mesa a negociar. Porque no olvidemos que su intención era apropiarse del petróleo de Venezuela, confesado frente a las cámaras.
Las redes sociales dan cuenta de que ya Guaidó intentó irse del país hacia España, lo que fue impedido por el FBI. Al menos él y parte de la pandilla, como María Corina Machado, Leopoldo López, Julio Borges y otros, están siendo investigados para saber en qué se invirtieron 3.5 mil millones de dólares. Y conociendo a los gringos, de seguro que no les irá bien.