Este año 2023 será el mejor año de mi vida

Desde la primer vez que vine a Venezuela (desde Canadá) en los años 1970 a trabajar como misionero en los barrios de Caracas y en un caserío en las entonces selvas de Barlovento, proyectaba eventualmente mudarme de manera permanente a este país que una vez fue un paraíso y del cual me enamoré por completo (y de mi esposa), y eso es precisamente lo que hice en el 2010, me mudé permanentemente a Venezuela, habiendo proyectado que con mi esposa íbamos a pasar nuestros últimos años de vida juntos (unos 20 años) aquí en Venezuela, felices, rodeados de gente sana y alegre, pero al final, eso no fue así debido a que, justo cuando estábamos organizándonos para hacer eso, después de ella comprar una casa para la familia y yo un taller donde podría trabajar hasta morir, todo se volvió mierda, como dice mi amiga (una miga venezolana).

Cuando llegué para quedarme en el 2010, tenía un poco de dinero y generaba buenos ingresos redactando/haciendo deposiciones vía el internet para patentes (invenciones) con destino al USPTO (equivalente al SAPI aquí en Venezuela), pero el último trabajo de este tipo que pude hacer fue a mitades del 2014 cuando el internet en este país (hoy) de mierda, como dice mi amiga, empezó a fallar continuadamente y cuando se acabó el servicio telefónico para hacer llamadas internacionales. Igualmente, empezaron los masivos y continuados apagones eléctricos. O sea, perdí las tres principales herramientas que yo necesito para poder hacer ese tipo de trabajo y generar dinero para poder sobrevivir. Había estado haciendo este tipo de trabajo desde hacía más de 30 años como hobby … es que … me gustaba mucho hacerlo y pagaba muy bien ya que yo cobraba alrededor de 33% del precio que los abogados especializados cobraban, entonces era fácil conseguir clientes.

Bueno …

A partir de ese momento, tuve que buscar otras formas de generar dinero para poder sobrevivir, pero NADA funcionó como lo había esperado ya que cada vez que empezaba a montar algún pequeño negocio para generar mis ingresos, alguna materia prima desaparecía, y por ende, no podía seguir, lo cual me hizo perder muchísimo dinero cada vez, pero bueno, si uno no lo intenta, uno jamás sabrá si funcionaría, ¿verdad?

Primero empecé mi negocio artístico (cuadros, galerías, etc.), pero desaparecieron todos los materiales artísticos que yo necesitaba, después empecé la producción y venta de cotufas de diferentes sabores y colores, y todo andaba muy bien hasta que desaparecieron el maíz y el azúcar, y no pude continuar, además la luz empezó a fallar gravemente casi todos los días durante 4 a 12 horas diarias, eso fue entre el 2014 y el 2016 en la frontera con Colombia donde vivía entonces.

Mientras hacía mis cotufas y también vendía cigarrillos, estaba desarrollando mi receta par el mejor vino del mundo, un vino de fresas (receta secreta mía), un vino increíblemente y fantásticamente fantástico --- y súper afrodisíaco que nombré Cupido --- y que hice probar a muchísima gente (todos querían comprarlo, aun la gente que no tomaba, era un elíxir de alta gama), y conseguí mi distribuidor … y solo me faltaba conseguir una fuente permanente de botellas de vidrio … la cual encontré … pero … eso fue cuando desapareció el azúcar, además de desaparecer las fresas, y la fábrica de aguardiente donde yo iba a conseguir las botellas ya no podía venderme las botellas ya que ellos mismos ahora tenían que parar la producción por falta de botellas.

Sí señor.

¡Bienvenidos a la Venezuela de Maduro!

Después refiné mis recetas para mis increíblemente buenos paté de foie gras (paté francés), terrine, y cretons, los cuales también hice probar a mucha gente, y todos se enamoraron de estos productos, sin embargo, justo cuando estaba finalizando los arreglos para la materia prima con mi carnicero (huesos, tendones, cartílagos, etc., de res y cochino), el precio de los huesos subió a más de 100 veces el precio original, y mi negocio potencial se fue corriendo hacia barranco y a la basura, especialmente ya que el carnicero, para no perder la oportunidad de ganarse más dinero, empezó a vender los huesos y restos del lado colombiano de la frontera porque conseguía muchísimos mejores precios en Colombia, entonces, chao, chao, chao mis negocios en Venezuela.

Bueno …

Debido a la casi total falta de materia prima para casi cualquier tipo de producción, y debido a las masivas y continuadas fallas eléctricas y la creciente falta de agua e internet en la frontera, decidía de mudarme (2016 – 2017) más cerca de las grandes ciudades pensando que porque la población era mayor, los servicios y la accesibilidad a la materia prima sería mejor, entonces me mudé al estado de la Guaira, un estado portuario y muy poblado, pensando ---muy erróneamente --- que podía empezar a generar dinero otra vez y así mis familiares no tendrían que mandarme dinero para yo sobrevivir.

(Soy un mendigo, para que lo sepan, mi pensión mensual ni me alcanza para sobrevivir un solo día, entonces debo trabajar o mendigar.)

En el 2016, mi hermano había empezado a mandarme desde Canadá unos $185 al mes para que yo, así como millones de venezolanos y venezolanas desde entonces, mendigando, no muriera de hambre mientras buscaba cómo generar ingresos. Viví de esos $185 al mes + máximo $30 al mes de pensión (hoy menos de $10) hasta el 2020 cuando mi hermano no pudo más seguir mandándome dinero … pero suerte que ahorré un poco de lo que él me mandó y de eso he estado viviendo estos últimos dos años … es que soy judío y soy capaz de vivir con muy poco dinero, aunque recientemente me está costando a veces hasta $400 al mes vivir.

De todas maneras …

Cuando finalmente me mudé al estado de La Guaira en el 2017, había azúcar, pero no conseguía fresas, entonces desarrollé otra receta de vino, pero, justo cuando iba a empezar a venderlo (toda la gente quería mi vino), desapareció el azúcar en el estado de La Guaira (y en casi todo el país) así como había ocurrido en la frontera, donde todo el azúcar se iba a Colombia.

¡Hasta cuando!

¡País de sádicos!

¿Hasta cuando nos van a joder?

Entonces --- siempre esperando de encontrar alguna manera de sobrevivir para que mis esposa yo podamos jubilarnos trabajando pero sin morirnos de hambre o de enfermedades no tratadas (el sistema médico aquí en Venezuela es hoy uno de los peores del mundo) --- desarrollé varios productos de madera, de metal, y de tela, entre estos, una silla portátil plegable, rasca-espaldas, un aplastador de ajo, una cafetera, y [trípodes] para sostener los teléfonos celulares mientras uno hace otras cosas, pero todos los aserradores cercanos cerraron sus puertas, y el costo del papel lija subió a alrededor de 10 veces su precio original en menos de un año sobrepasando $1 la hoja --- ¡una barbaridad! ---, y también el precios de los tornillos y cosas así, lo cual hizo que sea totalmente impráctico producir artesanalmente cualquiera de esas cosas.

Casi me dio ganas de lanzarme al mar con toda esa basura que los empleados de la sanidad del Estado venezolano lanzan al mar en vez de recogerla y llevársela a los basureros.

NOTA: Que yo sepa, ningún reportero o periódico o televisora le toma fotos a eso, pero eso es precisamente lo que ocurre. Pregúntenle a cualquier persona honesta que vive en el Estado de La Guaira. Es una tremenda vergüenza y tragedia ya que, además, lanzan la basura ceca de la playas donde la gente pobre se baña, jamás, que yo sepa, cerca de las playas de los ricos, no señor, ¡eso sí que no!, ellos no son basura como lo somos nosotros los pobres.

¡Desgraciados!

Esta es la Venezuela de Maduro.

(Bueno, ocurría antes, pero no tanto ni tan descaradamente como ocurre desde el 2013.)

Para continuar …

Desde hace un año, después de haber intentado sin éxito una y otra cosa solo con el fin de sobrevivir en esta país de mierda, como dice mi amiga, estoy desarrollando otros productos, y hasta ahora la materia prima --- aunque suba de precio semanalmente de manera astronómica --- por fin, por lo menos, no se está desapareciendo.

¡Por fin!

Pero …

¡Es demasiado tarde!

Después de haber perdido y malgastado miles de dólares de inversiones en la producción aquí en Venezuela, sobre un periodo de 12 años (2010 – 2022), mientras simultáneamente no ser capaz de nutrirme bien, y de tener que hacer como hacemos por lo menos 20.000.000 (en mi estimación) de venezolanos y venezolanas impotentes frente a este desastre económico y humanitario, de mendigar solo para sobrevivir, ¡CDM!, además, siendo esta la primera y ÚNICA vez en mi vida que mendigo, mientras simultáneamente no puedo conseguir los medicamentos que necesito para no morir de manera anticipada debido a mi enfermedad, y mientras mis propios vecinos me roban cada vez que volteo la cabeza hacia otro lado, bueno, mi energía y las ganas de seguir dándome coñazos contra la pared, se me acabaron, por completo.

Así como le ha pasado a millones más, me he cansado de ser tan abusado, tan maltratado, y tan estrujado, que, finalmente, decidí de irme de este país, para probablemente jamás volver, aunque sigo enamorado del país (pero no sé por qué, es una cosa absurda, debe ser que soy un masoquista, o algo así, no sé).

Venezuela, hoy, para mí, así como lo sería para por lo menos los 7.000.000 que ya se han ido del país, y para posiblemente otros 20.000.000 más de pobres venezolanos y venezolanas como yo que seguimos atrapados en esta jaula de animales sin poder escaparnos, de uno seguir quedándose aquí en Venezuela, sería una total pérdida de tiempo, energía, y dinero.

Aquí, cualquier persona honesta, productiva, y con valores humanos buenos, como yo y millones más, pierde su tiempo, su energía, y su dinero, además, pierde su inocencia, pierde su felicidad, pierde la dignidad, pierde toda esperanza, y pierde por completo el ánimo de seguir vivir bajo estas condiciones infrahumanas, pero más que nada, pierde la fe en la humanidad.

Así es.

Este año 2023, si todo va bien, me voy.

¡Finalmente me voy!

Por eso digo …

Este año 2023 será el mejor año de mi vida.

(¡Nunca en toda mi vida había vivido tal desgracia!)



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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