¿La Ley Habilitante terminará la corrupción?

Esta pregunta con la que denominamos este artículo, me la brinda el buen periodista Luis Guillermo García en su primer programa de opinión de VTV. Vi la redifusión del programa, en la madrugada, por eso no pude enviar un twit, para responder la pregunta base a los televidentes. Aun cuando tal vez no hubiera podido comunicarme con el programa. Jamás he tenido éxito, en ello cuando lo he intentado en cualquier otra oportunidad.

Bien, de todas maneras, esa pregunta, me da la oportunidad de hacer alguna reflexión, acerca de tan importante tema –la corrupción-. Nunca antes, este tema había despertado tanto interés, particularmente revestido de responsabilidad por parte de la ciudadanía racional y decente, que es la mayoría, claro, estamos en revolución, y en revolución lo antes extraordinario, hoy, se torna cotidiano.

El caso es, que por primera vez, un gobierno arrincona a la oposición con el tema de la corrupción, y no solo eso, sino que recibe el apoyo irrestricto del pueblo, si tomamos en cuenta que tradicionalmente se ha conectado a la corrupción con los gobiernos.

Pero es que, en estos momentos de revolución, como decíamos, todo es diferente, pareciera que las cosas están dejando de aparecer al revés, o al contrario. Este cuadro de cosas, nos está demostrando, cuan equivocados están quienes creyeron que Maduro estaba jojoto para el cargo, y que por autobusero no podía ser Presidente de la República. Pues, el Presidente Nicolás ha logrado que la oposición pise todos los peines que le ha puesto, aun cuando en apariencia la supuesta crisis provocada artificialmente por las manipulaciones del poder factico económico detentado por ahora por los brazos financieros de la oposición, pareciera indicar que el gobierno de Nicolás falla, craso error, ¡Maduro gana!

La oposición falló en el golpe tempranero que le dio a Maduro, desde el mismo día de las elecciones, una de la virtudes de Nicolás ha sido hablar claro, sin cortapisas, llamando a las cosas por su nombre en el momento adecuado y con el tono adecuado, es el mismo estilo de Hugo Chávez pero con el sello personal de Nicolás, en suma el presidente Maduro ha puesto a hablar a los hechos, y el pueblo lo apoya, porque ese pueblo- mayoritariamente- no es pillo, por ello no se identifica con la corrupción..

El caso es, que ante los ojos de propios y extraños, la oposición se descubre -a motu proprio-, como defensora y protectora de corruptos, lo que significa exactamente, que, en consecuencia, esa oposición es corrupta, y lo demuestra con hechos contundentes. Mientras tanto, el gobierno persigue y captura los corruptos de toda índole y origen, sin escurrir el bulto ni solidaridades automáticas, y desbarata las insidiosas acusaciones de la oposición contra funcionarios escogidos a dedo por la misma canalla para atacar al gobierno.

Pero, ¿Sirve la habilitante, para terminar con la corrupción? La habilitante en si misma, no es una herramienta para atacar y destruir la corrupción. Ella, es una herramienta para crear leyes más rápidamente y que tengan una aplicación bien efectiva en el castigo de la corrupción con ejemplarizante contundencia, que sirva de freno a cualquier intento de meterse a corrupto, porque es fácil hacerlo, porque es chévere y es un delito impune. Pero, eso no acaba con la corrupción.

Lo que termina con la corrupción o la disminuye a niveles controlables es la educación del pueblo, que permita al mismo, tener una conciencia de alta moralidad ciudadana. El pueblo venezolano, que está lleno de virtudes enconchadas, solo necesita un pequeño estímulo para mostrarse, está sumamente comprobada esta aseveración. Lo ha hecho, en La guerra de independencia, el 11 de abril del 2002, durante el paro petrolero, etc. El triunfo de la revolución y su vigencia, también es consecuencia de la disposición hacia el bien que exhibe este pueblo. La mayoría sigue al buen líder, se identifica con los grandes ideales, sigue al bien, sin más información, que, la que le da su líder, nótese que los más adversos a la revolución son personas estudiadas, porque han abrevado en mala fuente, que les ha contaminado con malas semillas.

Cuando Chávez por allá por el 2006, le dijo a ese pueblo, que quien votare por él, estaría votando por el socialismo; ese pueblo dijo si, y no había leído, ni conocido a Marx, a Engels, Grammci, etc. Sí los conocía, era por referencia y enseñanzas del mismo Chávez. Solo la sabiduría innata y la calidad humana del pueblo venezolano, le permitió, discernir la verdad, con pocas pero inmejorables enseñanzas de su líder, que lograron echar por tierra, una inmensa cantidad de tiempo expuestos a la mala influencia de los medios de comunicación imperiales, especialmente la tv y el cine para convertirlos en mano de obra gratuita y consumidores cautivos.

Tenemos entonces, que convertir a Venezuela en un aula abierta y redoblar los esfuerzos para educar y enseñar al pueblo, los rudimentos suficientes, que le permitan conocer cómo funciona el estado, cómo se aplica la Constitución Nacional. El pueblo debe tener elementos de juicio, que le ayuden a discernir entre lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo no conveniente, solo así evitara ser presa fácil de la tentación ejercida contra él, por la canalla vende patria. Si a ello agregamos una fuerte y ejemplarizante acción punitiva -producto de las leyes aprobadas mediante la ley habilitante-, habremos controlado el asedio y acoso a las arcas del estado y a cualquier otro haber de la Patria.

Una muestra fehaciente de la falta de educación ciudadana y debilidad punitiva es la nauseabunda “raspadera” de tarjeta de crédito, por parte de una penosa minoría, para robarse las reservas del estado, ello es muestra de ignorancia supina, en el mejor de los casos, pero ciertamente es una muestra de insensatez. Es como si el miembro de una familia, roba y dilapida el ahorro de su propia gente, poniendo en peligro la seguridad de sus propios familiares, o más dramáticamente: en el caso venezolano, hoy, cada cien dólares que raspe un insensato, es un barril de petróleo que solo se podrá reponer luego de un proceso natural muy lento, que lleva millones de años, o sea, el propio cuerpo del insensato no alcanzara ni en tiempo ni espacio para reponer ese haber que la naturaleza y la providencia nos ha otorgado, para un cometido más digno, que un asqueroso ejercicio de insensata e irresponsable vanidad.

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA Y SOCIALISTA!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!


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William Castillo Pérez


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