Gustavo Petro dice que Horacio Serpa no le gana a Álvaro Uribe, pero el Polo Democrático sí

Gustavo Petro nació en una de las ciudades que el M-19 considera su cuna: Zipaquirá. Fue precisamente allá, donde Petro, como militante de ese movimiento, ocultó parte de las armas robadas al Ejército en el Cantón Norte ("Las únicas que se salvaron").

Tenía entonces 18 años. Proclamó su militancia y fue elegido concejal. Cuando se rompió el proceso de paz de Belisario Betancur, fue detenido y encarcelado. Se graduó como bachiller en un colegio de sacerdotes en la misma Zipaquirá, y luego se tituló como economista del Externado. Hizo un máster en la Javeriana, también en economía y cursó varias especializaciones en las Universidades de Lovaina en Bélgica y Salamanca en España.

Nunca abandonó sus ideas de izquierda. Fue uno de los fundadores del Polo Democrático, movimiento que agrupo a la gente del M-19, a liberales independientes y a la Anapo.

El Polo acaba de llegar a un doble acuerdo con el Gobierno sobre garantías a la oposición en el proceso electoral y el anticipo de 4 mil millones de pesos para la campaña presidencial de esa organización.

Algunos sectores de la opinión creen que el Polo se vendió...

Es una opinión ignorante. Nuestras propuestas de garantías electorales, que el presidente Uribe aceptó, las habíamos hecho exactamente cuando comenzaba a pasearse el elefante por Colombia, en el gobierno de Samper, en esa crisis inmensa de la financiación del narcotráfico en la política. La financiación estatal es fundamental para que las diferentes fuerzas políticas puedan competir en Colombia. Si no hay financiación estatal, habrá narcotráfico en la política. A esa postura, que ha sido defendida por nosotros desde hace años, se respondió con la frase de que nos habíamos vendido. No es cierto. Nos parece una gran ganancia poder aislar la política colombiana, no solamente de los grupos económicos, que implica tener presidentes empeñados, sino del peligro de la financiación ilícita.

¿Ya tiene, pues, la oposición, suficientes garantías?

No. La primera garantía de una campaña electoral es la vida. Nosotros venimos de movimientos en el que nos han asesinado militantes y candidatos. Y hoy vivimos además una experiencia muy concreta: no podemos entrar a zonas específicas muy grandes del territorio colombiano, porque grupos al margen de la ley matan a quien esté con nosotros. Por eso pedimos, y el Gobierno aceptó, veedores internacionales. Tenemos dos razones básicas para hacerlo. Una, que los candidatos puedan ir a donde quieran. A mí me encantaría visitar zonas que están bajo el control paramilitar. La segunda, y es fundamental, que la gente no sea llevada a la fuerza el día de las elecciones, con un cañón de fusil en la cabeza, para votar por el que quieren que se vote.

¿Cuáles son las zonas vedadas hoy?

Córdoba, Sucre, Magdalena, Cesar, parte de La Guajira, Norte de Santander, Magdalena medio, parte del norte del Valle del Cauca, algunos barrios de Medellín y ya algunas zonas de Bogotá. Se están extendiendo las dictaduras locales. En Santa Fe de Ralito acabamos de ver la muerte de un diputado liberal y, según las denuncias, lo mataron porque entró a una zona vedada. Le habían prohibido hacer política allí, en el sitio donde el Gobierno negocia con los paramilitares y, en sus narices, lo mataron.

¿Y cuál es la idea sobre los veedores internacionales, aceptada por el Gobierno?

Que delegados de la OEA, la ONU, los partidos socialistas, la Democracia Cristiana Internacional, el Centro Carter, las ONG expertas, vengan y vigilen la campaña y la jornada electoral,

¿Estamos hablando de cuántos veedores?

Por lo menos 800. Colocados no en Bogotá sino en las zonas de conflicto, donde se produce coerción armada sobre el electorado.

¿Cuáles son los objetivos fundamentales del Congreso del Polo el próximo fin de semana?

Escoger candidato presidencial, lanzar oficialmente la campaña, unificarnos y profundizar más en el tema del programa de gobierno y adquirir una organización.

¿El candidato será Navarro?

El que escoja la mayoría. Hay tres precandidatos: Antonio Navarro, Samuel Moreno y Guillermo Alfonso Jaramillo. El objetivo que nos hemos propuesto es ser la fuerza que logre contraponerse al presidente Uribe. Eso significa que el objetivo electoral del Polo es pasar a la segunda vuelta y ganar las elecciones de 2006.

¿Respaldando a quién?

Al candidato del Polo Democrático. Si es Navarro, Navarro. O el candidato que resulte ganador en la consulta entre Navarro y Carlos Gaviria.

¿No podría ser Horacio Serpa?

Serpa jamás le ganaría a Uribe. Nosotros, sí.

¿Por qué piensa que Serpa jamás ganaría?

Porque ya es un proyecto desgastado, quemado. Y nosotros representamos un proyecto nuevo. Serpa no tiene ni la visión del mundo, ni la madurez que hemos adquirido al defendernos de la muerte.

Usted dice que Serpa es un proyecto desgastado. ¿Pero acaso no lo está también Navarro que lleva dos candidaturas presidenciales?

Esto no se mide por el número de candidaturas presidenciales, sino por la calidad de las propuestas. Serpa gobernó a Colombia con Samper. Tuvieron una oportunidad de oro y hundieron al país. El discurso samperista-serpista, se volvió falso. Y no fue simplemente por el escándalo del narcotráfico.

¿Con lo que está diciendo descartada una fusión entre el Polo y el Partido Liberal?

No. El Partido Liberal puede respaldar nuestra candidatura.

¿Al contrario, no?

Es que el Partido Liberal no nos va a ganar.

¿Y usted cree posible que el liberalismo se una a la candidatura del Polo?

¿Si ya lo hizo en Bogotá, porqué no lo va a hacer a nivel nacional?

¿Qué van a hacer respecto a la organización?

Construir un movimiento en red. Un movimiento en el que no existan jerarquías.

¿Cómo es eso?

Significa que el militante en cada municipio tenga el mismo nivel de jerarquía que cualquier militante de una capital departamental o de Bogotá, incluso de un congresista. Obviamente con las diferencias de liderazgo. Estructuralmente queremos un movimiento que no tenga jefes, sino que pueda producir muchos jefes en todas partes del país. Desgraciadamente la violencia colombiana mató una generación entera de líderes, en todo el país, líderes populares, de todos los partidos que eran básicos para construir un tejido social. Esta nueva militancia puede adquirir rápidamente la condición de liderazgo que asesinaron.

¿Usted cree que un movimiento de izquierda como el Polo es capaz de ganarle a un hombre con la popularidad de Álvaro Uribe?

Por supuesto. Nosotros también tenemos popularidad. Creo que Álvaro Uribe ya empieza a entender que su verdadero contendor somos nosotros.

¿Por qué cree que le van a ganar a Uribe?

Por una razón básica: el proyecto de Uribe ya fracasó. No Uribe como persona, sino su propuesta, su proyecto. Fracasó en lo económico, en la seguridad y fracasó fundamentalmente en el terreno de la disminución de las desigualdades sociales.

¿Fracasó en el terreno económico?

No hay una reactivación económica productiva; tenemos una burbuja narcoespeculativa, y ya no creemos el cuento de la reactivación.

¿Fracasó el proyecto de seguridad? Si la gente está feliz

¿Seguridad? Para pasear en Melgar. Pero lo que está sucediendo en Colombia es que no fuimos capaces de derrotar a la guerrilla con la estrategia militar de Uribe.

¿Cómo se derrota la guerrilla?

No solamente con armas y entrenamiento militar. Se necesita una reforma agraria y profundas reformas sociales. La guerra se gana primero en el terreno social; no digo que no se dispare y que los soldados se vayan a los cuarteles, no. Estoy diciendo que siempre detrás de una victoria militar, hay un pacto político-social que la provoca. El ejército que vencerá a la guerrilla es el ejército de la Constitución de 1991, es decir, un ejército de derechos, garantías y libertades. Esta no es una acusación contra el actual Ejército, sino una acusación contra los actores políticos. Si usted no hace reforma agraria en Colombia, integral, profunda y bien hecha, el Ejército no gana la guerra. Y no solo, no la gana la guerra, sino que Colombia queda totalmente en manos de la mafia.

¿Pero qué interés pueden tener guerrilla y paramilitares en hacer la paz, si, como dice el Gobierno, viven del narcotráfico?

Por eso digo que los que hacen la paz no son los guerrilleros, ni los paramilitares. La paz es un pacto social. No es un pacto entre armados y desarmados. Por ejemplo: si repartimos seis millones de hectáreas, que hoy tiene el narcotráfico, entre los campesinos y los empresarios productivos, sembraremos no solo maíz, yuca y alimentos, sembraremos paz.

Es bien conocida la buena relación suya con el presidente Chávez. ¿Hasta dónde ve Chávez con buenos ojos, la candidatura de Navarro?

América Latina está en una primavera democrática; la pueden cortar, como la cortaron en tiempos de Allende. Pero si la cortan, vendrán 30 ó 40 años de nuevas guerras, de millones de muertos.

¿A qué llama usted "primavera"?

A la posibilidad de los pueblos de acceder al poder.

¿Y las primaveras son Chávez, Lula, Lagos, Tabaré Vazquez, Kirtchner?

La primavera es el pueblo indígena de Bolivia, es el pueblo indígena del Ecuador, ambos tomando en sus manos los destinos de sus países. Son los desempleados de Argentina que exigieron rebelarse contra el Fondo Monetario y demostrar que era posible recuperar la economía con moratoria de la deuda externa. La primavera son los trabajadores de Uruguay. La primavera son los obreros metalúrgicos, las clases medias y el empresariado productivo de Brasil, que entendió que el único camino factible para aumentar ganancias, producción y empleo es el modelo latinoamericano. La primavera también está en ese pueblo que le demostró al mundo que era posible derrotar un golpe de Estado en América Latina en dos días.

¿Usted diría que falta Colombia?

No. La primavera son los pueblos. Yo veo el irrumpir de esta primavera democrática en Colombia. Son nuestros indígenas, que marchan y se rebelan; son nuestros estudiantes, que construyen; son nuestros trabajadores que reclaman, son nuestros campesinos, que esperan...

¿Y usted no teme que a quienes hablan como usted les maten la primavera?

Pues claro. Por eso me parece una grosería de Héctor Elí Rojas decir que nos vendimos por un plato de lentejas, cuando lo que buscamos es que la muerte no inunde las próximas campañas electorales. Si el presidente Uribe está dispuesto a que la muerte no invada la campaña electoral, nosotros estamos dispuestos a darle la mano. Nosotros no queremos ser como los conservadores y liberales de ayer, que en su inmadurez llevaron al país a través de sus pasiones políticas a matarse unos con otros. Eso es lo no queremos.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
Opine en www.yamidamat.com.co



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