Un día como hoy se despidió por siempre Manuelita Sáenz, "La Libertadora del Libertador"

"La Libertadora del Libertador", Manuela Sáenz

"La Libertadora del Libertador", Manuela Sáenz

Credito: Ítalo Urdaneta / Las Noticias de Ítalo

San Felipe, 23 de noviembre -Si alguien merece ser recordada por la historia, a pesar de haber fallecido hace 162 años, es Manuelita Sáenz, la más apasionante de todas las mujeres que rodearon la vida íntima del Libertador Simón Bolívar, a quien el "Padre de la Patria", llamó en una oportunidad "La Libertadora del Libertador", después de haberle salvado la vida en un intento de magnicidio, ocurrido el 25 de septiembre de 1828.

De Manuelita se han escrito hoy en día, a pesar de haber permanecido por muchas décadas en el anonimato de los escritores, ya unas cuantas historiografías, que tratan de reivindicarla en la sociedad latinoamericana, y por qué no, en el mundo, luego que en la época que le tocó vivir, en medio de un ambiente lleno de hostilidades y limitaciones, se le negó, incluso, el derecho que tenía de amar libremente.

Manuelita, junto a Bolívar, fueron víctimas no solo de lo que implica la guerra, sino también de los perjuicios sociales arraigados, en ese entonces, en todo el Continente Latinoamericano, pero además fueron igualmente mártires no sólo lo de sus enemigos naturales, debido a la guerra entre criollos y españoles, sino de los propios aliados de la causa independentista, como lo fue Francisco de Paula Santander, el más conspicuo de los patriotas que se declaró enemigo del propio Libertador.

Santander, precisamente una vez que murió Bolívar, el 17 de diciembre de 1830, y luego de haber regresado de su exilio, descargó todo su odio y venganza, en 1834, contra Manuelita, quien años anteriores lo adversó y lo responsabilizado, de acuerdo a múltiples pruebas e investigaiones, del atentado frustrado que se perpetúo en contra del Padre de la Patria, en el palacio de gobierno de Bogotá.

Manuelita tras perder sus propiedades y todos los derechos que le consagraban para vivir bajo suelo patrio, debió partir desterrada por órdenes del propio Santander para Perú, en Paita, en donde pasó sus últimos días, solo con una de sus criadas, como única compañía, en medio de la más atroz pobreza.

Antes Manuelita diligenció poder regresar a Quito, su tierra natal, en Ecuador, pero igualmente se le negó ese derecho, solo porque decidió, muchos años antes, separarse de su legítimo esposo, un inglés, de la alta sociedad, de apellido Thorne.

La aguerrida Manuelita, para poder subsistir, vendía tabaco y especies, bordaba y traducía textos de inglés, pero además debió aceptar la caridad de algunos amigos y vecinos, que siempre la estimaron y la vieron con respeto.

Sin poder valerse por sí misma, producto de haber sufrido una caída, que la dejó postrada para poder caminar, Manuelita sucumbió un 23 de noviembre de 1856, en una humilde vivienda, tras sufrir de difteria, que acabó primeramente con su esclava, y luego con ella misma, pero eso sí, recordando en todo momento los más gratos días felices que vivió al lado de su gran amor, como lo fue el Libertador Simón Bolívar.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 17454 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter