Cuestión de semántica

Confieso que últimamente la discusión en la que estamos sumidos los venezolanos me tiene entre orgullosa y desconcertada. Desde el 11 de abril para acá no hemos salido de una diatriba de si llamar a las cosas por su nombre o a gusto del consumidor. Para muestra veamos estas “disyuntivas”: vacío de poder o golpe de Estado, mesa de negociación, de diálogo o de acuerdo. Cualquiera ve esto de lejos no podrá concluir otra cosa sino que somos un país lleno de ciudadanos preocupados por el buen uso del castellano.

Pero sin duda la que se lleva la batuta, por lo que se ha prolongado en el tiempo, es la palabra inédita o inédito. El general de división insubordinado Medina Gómez no se cansa de repetir que lo que pasa en la plaza Altamira es “inédito”. Y con este “argumento” como bandera insistió, y logró, reunirse con Gaviria.

Según el diccionario Larousse inédito quiere decir “No publicado: poema inédito”. Y para seguir con el Larousse veamos que significa semántico: “Ciencia que trata de los cambios de significación de las palabras”. Sabemos entonces que la “hazaña” de la plaza Altamira es un acontecimiento inédito. Ahí está el detalle. Y es que según la nueva “connotación” que le enrostró la oposición a la palabrita, lo inédito ahora es bueno, justo, bonito, lisonjeable (perdón,esta palabrita como que es inédita), etc.

Pero si a ver vamos la muerte de más de 150 espectadores en un teatro de Moscú por la inhalación de un gas mortífero también es inédito. Y el desplome de las torres gemelas, ni qué decirlo, es inédito. El asesinato de millones de judíos en campos de exterminio fue también inédito. El genocidio en Yugoslavia tuvo también su buena dosis de “no publicado”. Todas la guerras del planeta han sido inéditas y ni qué decir de las hambrunas en África. Todas las atrocidades cometidas por el ser humano son superadas por otras “más” inéditas.

Resulta que ahora el que unos militares se instalen en una plaza “sin armas” por ser inédito hay que calárselo. Y no sólo calárselo sino que hay que felicitarlos y, de ser posible, entregarles el Gobierno y colgarles en el pecho la Orden Libertador a cuenta de que “esto no había pasado nunca en ningún país del planeta”.

Mira pues. Bajo este nuevo método de análisis para determinar si algún acontecimiento es bueno o malo, tendríamos que concluir que en Venezuela no hay nada más inédito que la “revolución bolivariana y pacífica” liderada por Hugo Chávez Frías. Es cuestión de semántica.


*Periodista


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Mercedes Chacín (*)


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