La revolución china, la revolución bolivariana, la utopía realidades y contradicciones

La revolución es un proceso complejo que busca alcanzar los ideales de la utopía. Ese proceso evoluciona y es perfectible, su dinámica está sustentada en el permanente dialogo con las realidades. Esas realidades unas veces se manifiestan en sentido positivo mientras que, podríamos sustentar, la mayoría de las realidades se le oponen a ese proceso evolutivo. Es, además de lógico, que se presenten oposiciones al desarrollo de los objetivos primarios de la revolución porque siempre el proceso revolucionario se sustenta en realidades históricas que buscan mantenerse en el tiempo y el espacio real. Es decir, toda revolución está en permanente proceso de contradicciones entre los objetivos de la utopía y las realidades consolidadas del pasado histórico socio-económico. Dentro de ese marco de acciones, la cultura y el inconsciente colectivo juegan parte de las contradicciones del proceso utópico; pero, esa cultura histórica y ese inconsciente colectivo, histórico , también, pudieran “jugar a favor” de la revolución; en caso contrario, queda de los revolucionarios diseñar respuestas ideo-culturales de nuevo tipo y sustentadas en las realidades históricas presentes y pasadas para ir educando al “poder popular” que es el sujeto histórico al cual está dirigida la revolución y su utopía.

Según nuestros estudios, la Revolución china ha pasado por varias etapas que podríamos reorganízalas en dos momentos históricos: el proceso político-militar (1919-1949) y el proceso gubernamental (1949 hasta hoy). Este último momento, a su vez, lo podríamos subdividir en dos grandes etapas: el Gobierno de Mao Zedong y el Gobierno de Deng Xiaoping. Grosso modo podríamos señalar que Mao Zedong fue un gran estratega militar y un ideólogo y un gobernante lleno de contradicciones. Como es muy grave lo que estamos sustentando, lo trataremos de exponer en forma sencilla y comprensible. Es indiscutible la calidad de estratega de Mao Zedong siempre acompañado por Li Biao, siempre sustentando sus tesis en las enseñanzas de los procesos históricos-militares chinos. Como gobernante se preocupó más por el proceso ideológico del pueblo chino, particularmente, el sector campesino que representaba más del 85% de la población que de las circunstancias y responsabilidades que obligan el Ejecutivo. Las contradicciones que se presentaron en el Gran Salto Adelante, Dejar mil Escuelas florecer y la Revolución Cultural, con objetivos político-ideológicos, muy diferentes cada uno de esos procesos políticos, alteraron el desarrollo socio-económico de China en revolución que cualquier análisis marxista, desde la óptica eurocéntrica, hubiera criticado positivamente.

Deng Xiaoping propuso la “calma y el progreso” ante un país en ruinas; ruinas en lo económico, en lo social, en lo ideológico, a nivel del partido comunista, del sector militar e inclusive en el propio funcionamiento de un Estado no modernizado. Para exponerlo con claridad. El desarrollo del modo de producción y las relaciones sociales de producción estaban ubicadas en aquellos años del “Gran Shanghai”, es decir, en los años 1930`s cuando se consideraba a esta populosa ciudad como el “Nueva York del Oriente”. Para aquellos críticos, nos permitimos decirle que para comienzos de 1980, la relación ciudadano urbano/metros cuadrados de espacio habitacional era de 1,80 mts. Lo que era Pudong, centro revolucionario del Partido Comunista Chino durante el proceso revolucionario para la toma del poder, seguía siendo el lugar de habitación del lumpen-proletariat de la revolución. ¿Cuál era el “destino responsable” de China en un mundo globalizado? ¿Cómo iba a lograr que las relaciones arriba señaladas se desarrollaran? ¿Cómo se iba a modernizar al tradicional Estado, históricamente, burocratizado? ¿Cómo se iba a alimentar los 950 millones de habitantes para 1979? ¿Cuál era la realidad de las universidades que habían sido cerradas durante la Revolución Cultural? ¿Cómo se iban a reactivar las fábricas cerradas durante la Revolución Cultural? ¿La Ciencia y la Tecnología estaban al nivel de las realidades de las economías mundiales? ¿Los bienes de capital estaban tanto en lo referente a la productividad, uso inteligente de la energía y las responsabilidades correspondientes al medio ambiente (para aclarar, desde la Primera Guerra Sino-japonesa no se habían incorporado “bienes de capital” con tecnologías post-Segunda Guerra Mundial)? ¿Cuáles eran los objetivos modernos de la Revolución que se habían desvirtuado durante los años previos a 1979 de un gobierno en permanente caos? En última instancia, ¿Cómo y para quien gobernar y como podría el Partido Comunista Chino aprovecharse de las contradicciones del sistema capitalista mundial?

Inmediatamente después del triunfo de Chávez Frías en 1998, sostuvimos dos conversaciones; la primera de ellas con un diplomático cubano, la segunda con el profesor Peter H. Smith, director del Centro de Estudios de América Latina de la Universidad de California. Al primero le comentamos que “el pueblo necesitaba comer” y al segundo, a su pregunta sobre el interés del Gobierno de Chávez Frías y la Revolución Bolivariana de desarrollar las relaciones con la República Popular China, conociendo las relaciones del profesor Smith con el Pentágono, inquirimos sobre el interés de los Estados Unidos de América en conocer sobre el desarrollo de esas relaciones sino-venezolanas. Debemos dejar de ser naîve.

La revolución no es un proceso político-ideológico lineal. La frase de Vladimir Ilich Lenin: “un paso adelante y dos atrás” nos lleva a reflexionar sobre el contenido político de la frase en cuestión. En el marco de la crisis internacional del sistema capitalista y su reacomodo para permanecer en el tiempo, es decir, continuar desarrollando sus políticas de “Dependencia”; subyugación de los gobiernos y pueblos en función del control de las materias primas; la recolonización de los mercados de consumo para mercadería baratas hacia los países subyugados; elevar el nivel de vida de las sociedades de las metrópolis; profundizar en el conocimiento en los campos de la Ciencia y la Tecnología para alcanzar un mayor control en los “bienes de capital”, el control del medio ambiente, y los medios de comunicación, Venezuela, particularmente, es centro de atención internacional de las potencias y sus acólitos. Es cansón decirlo pero no innecesario repetirlo. Venezuela es la puerta de entrada y salida del continente sur de América; Venezuela mira, por primera vez, seriamente, a los países de El Caribe con respeto y cooperación sin condiciones. Venezuela es el centro de un proceso político íntimamente relacionado con el sistema capitalista y su desmonte –Revolución Bolivariana- que es modelo, quiérase o se rechace, para países que no se consideran potencia. Por ello, realizar las lecturas precisas es más que un acto político es un acto de proyección política a futuro.

En el marco de lo expuesto queda la pregunta ¿se dialoga; con quien se dialoga; cuanto tiempo se empleara en el dialogo, que se dialoga, cuales serían los temas de Estado, los temas de Gobierno y los objetivos nacionales?

Las acciones administrativas realizadas en fabricas procesadoras de arroz, particularmente, las referentes al llamado Grupo Polar, es un acto de política de Estado. El Grupo Polar no está interesado en negociar, mejor dicho, está interesado en un dialogo “gatopardiano” en función de sus intereses capitalistas. Ello nos costa desde la visita del “Padre del arroz” y expuesto por escrito. Lo sucedido con la industria Polar es un ejemplo factico de con quién dialogar. ¿El sector productivo nacional privado que se opone a las políticas socialistas del Gobierno revolucionario de Chávez Frías, tiene la misma actitud del Grupo Polar?

Consideramos que hay temas que los sectores propensos a dialogar, por diferentes razones, no van a buscar su conversa; por ejemplo, el carácter socialista de la economía impulsada por el Gobierno de Chávez Frías. Posible que dentro del marco de diálogo sincero, haya sectores de la economía privada que podrían incorporarse al aparato productivo modernizado por la Revolución Bolivariana. Quizás la praxis de la política revolucionaria concientice a ciertos sectores de la economía privada capitalista con relación a los parabienes de las políticas sociales revolucionarias.

La Revolución Bolivariana esta en un punto de inflexión histórico. El “hecho histórico” fue el referéndum del 15-F. Entramos en una nueva etapa, superior, de la Revolución Bolivariana. Debemos estar conscientes de las debilidades ideológicas; de las posiciones políticas de los extremos; de las próximas realidades en las Relaciones Internacionales; en el reajuste de la economía nacional con el control del gasto público; de la creación de una oficina anticorrupción y ética en el PSUV para hacerle un seguimiento a los funcionarios públicos miembros del PSUV; debemos asumir que estamos siendo observados por sociedades con esperanzas en este proceso político; debemos estas conscientes que existe una oposición, interna y externa, que al radicalizarse buscara el fracaso de la Revolución Bolivariana. Es tiempo de sumar y consolidar.


 

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Miguel Ángel del Pozo


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