Que alguien me explique...


Con la venia que me da tener un nexo consanguíneo con mi hermano Pedro Chacín, que en paz descanse, me voy a permitir recordar una de sus anécdotas preferidas. Decía Pedro que ya tenía 20 años luchando por tumbar al imperialismo (murió de 33 años) y que para ello había pintado unas 1.500 pancartas, tirado el mismo número de pintas y visitado no se qué cantidad de cursos y que después de todo ese esfuerzo no había logrado mover ni un milímetro al coloso del norte (quienes conozcan la anécdota deben disculparme las imprecisiones numéricas).

En el caso que nos ocupa, (que no es derrumbar al imperialismo yanqui sino dilucidar si nuestro sistema político es sólido o endeble), podemos decir que la democracia venezolana nació con plomo en el ala, pero ha seguido volando. De la época pos pérezjimenista nos hemos enterado bastante los más jovencitos, por que hay más de uno por ahí que nos cuenta “la historia viva” como diría el nunca bien ponderado Jorge Olavarría. Después de la pacificación, la democracia entró en una especie de “letargo”, “matizado” a golpes y asesinatos de los efectivos de la policía política del color de la guanábana de turno.

Luego vinieron los sucesos del 27 de febrero de 1989 los cuales, explicados por lo sociólogos de aquí, que ahora son de allá, fueron “movimientos espontáneos de protesta”. Los mismos hechos explicados por los sociólogos de allá que siguen de aquel lado, fueron movimientos impulsados “por los agitadores de oficio, militantes de izquierda”. Como vemos desde 1989 venimos polarizándonos. Y según se ha sabido Chávez estaba en cama.

Recuerdo que a todo aquel que tuviera entre 18 y 30 años y pinta de izquierdoso, fue perseguido, encarcelado y torturado. CAP buscaba desesperado al “ideólogo” de la insurrección y para ello no escatimó balas, ni esbirros. Después vinieron los golpes de 1992 que a mí me agarraron fuera de base. Supe de Chávez al mismo tiempo que la mayoría del país. Y, fuera de la simpatía que me produjo que uno de los militares sediciosos diera la cara, no comulgué ni comulgo con los golpes de Estado.

Más para acá viví el Golpe de abril de 2002. Al igual que en 1992 estuve en contra del golpe y los mismos que persiguieron, torturaron y asesinaron en 1989, persiguieron torturaron y asesinaron en abril de 2002.

Lo demás es historia reciente. Casi “viva”. La democracia de la Quinta república ha resistido todo. Los compatriotas de oposición así lo certifican. La mayoría de los compatriotas de oposición han marchado cientos de kilómetros, se han aprendido decenas de cursilísimas canciones, han sudado, se han deprimido, han llorado, se han arruinado comprando ropa tricolor, han renunciado a sus trabajos, han puesto en riesgo sus negocios o los han quebrado, han actuado como fascistas (la mayoría sin serlo o sin saber que es eso), han perdido cientos de ollas al son de cacerolazos, estuvieron un diciembre sin celebrar la navidad, hicieron interminables colas para echar gasolina sin quejarse, han creído en ciegamente en ciertos periodistas y medios de comunicación, han creído que vivimos en dictadura mientras le mientan la madre al Presidente por televisión, algunos han puesto bombas en embajadas, han firmado como tres veces pidiendo lo mismo, otros han enloquecido (como un conocido actor), soportan los gritos de cierto periodista argumentando “qué bien le queda lo chabacano”, les hicieron creer que lo pobres son “hordas violentas”, sufren del síndrome del “yo todo me lo merezco”, y lo peor, el negro sigue ahí. En la misma silla, sin moverse un milímetro. Si eso no demuestra que nuestra democracia es sólida, que alguien me explique.



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Mercedes Chacín


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