El patriotismo de Chomsky

Leyendo una entrevista de David Barsamian a Noam Chomsky he comenzado a sentirme un poco molesto1. Chomsky es brillante, de acuerdo, no voy a negar eso pues resulta evidente y queda fuera de cualquier duda. Es más, he leído miles de páginas de Chomsky. Le adoro. Menos los manuales de lingüística, creo que no hay libro suyo traducido al castellano que no haya pasado por mis manos. Chomsky suele ser premonitorio. Es básico para comprender la situación histórica actual.

Pero no es este un escrito de adulación sino todo lo contrario… ¿Me permitiría él revertir su espíritu crítico? Claro que sí, creo que hasta aplaudiría esta osadía.

Bien. Seamos insensatos, critiquemos a Chomsky.

Hace bien poquito James Petras, con su habitual y enfático flagelo, reprochaba a Chomsky que este se enfadase cada vez que le tildaban de antiamericano. Petras conoce bien que, desde el momento en que se dedica a decir lo que está diciendo, va a aparecer ante la población estadounidense como un loco peligroso. Principalmente porque nada de lo que dice corresponde con “lo oficial”, con lo que el pueblo está familiarizado. “It’s all bullshit”, reacciona con toda probabilidad un paisano de Wisconsin. Todo lo que vertebra la opinión de Petras es insurgente: sigue empleando categorías marxistas para desentrañar los problemas que advierte; sigue considerando la política de su país como la conducta egoísta de un pequeño puñado de oligarcas peligrosos, Rockefellers amorales, que intoxican la opinión pública con agencias de prensa e intelectuales de cartón piedra. Muy pocos en USA perciben esta oligarquía aprovechada que desprecia al pueblo americano y se nutre de su propia asimilación. Es un involuntario comportamiento masoquista, autosuficiente. Petras reconoce esta conducta y la retrata. Le resbalan los insultos patrióticos. Por el contrario, Chomsky -y reconozco que esto me sorprende- se ofende cuando le espetan que no ama a su país.

Bien ¿Y donde se encuentra el mandato de amar a tu país? La gente sencillamente nace en su país, ni lo escoge ni está obligada a amarlo.

De este tronco pallá, es Francia ¿cuál es la diferencia?

No podemos convertir algo sentimental, producto de una historia que a algunos ni siquiera nos convence, en una responsabilidad ineludible. En ocasiones, a mí España no me gusta demasiado. La comida es buena, la literatura no tiene límite… pero la actitud política de la población es irresponsable y propensa al fascismo. Rapiñamos el mundo libremente durante cuatrocientos años sin que los libros de historia reparasen en ello. Después de conseguir una república con instituciones liberales nos escoramos hacia el fascismo europeo mediante una dramática guerra en la que -me atrevo a simplificar- ganaron los malos. Al final, nos colaron el gol de la transición cuando querían decir tregua y ahora vivimos en una democracia sin vida. En España, cambiando a un cuadro antropológico, todo el mundo grita en lugar de hablar, todos nos creemos la ostia, cada español es el centro de su propio universo tocando el claxon frenéticamente. No intercambiamos ideas: las exponemos al mundo, convencidos. Vamos con prisa, fumamos demasiado. Nos encanta la publicidad, somos un laboratorio mundial de marketing. En definitiva: España es el triunfo de lo superficial, de lo mediático.

El perro de presa, el chándal y el centro comercial. Medioambientalmente, para completar el retrato, el panorama no es demasiado alentador: el sur se seca con regadíos y campos de golf, el litoral está arrasado por la construcción, el clima varía demasiado y comienza a tornarse demasiado imprevisible.

¿Soy antiespañol ahora? Sí, creo que lo he logrado. Gracias por el reconocimiento.




EEUU es Lo Más
Chomsky posee una cantidad aberrante de información incómoda que haría palidecer a cualquier político -republicano o demócrata- en un debate público. Cualquiera de estos expertos en democracia que medran en el Congreso preferiría esconderse tras la tarima antes de debatir contra él. Imagínense. Una persona corriente como yo no tiene nada que hacer. No me atrevería a criticar sus ideas fundamentales ya que generalmente son ciertas y fundamentadas hasta la náusea. Pero este patriotismo me abre la úlcera.

En contraposición a su claridad argumental, la mayoría de ciudadanos norteamericanos se ven incapaces de reconocer verdad alguna en el discurso que Noam redacta una y otra vez. Ello equivaldría a admitir que llevan media vida –o una vida entera- equivocados, creyendo esas tonterías de que son los buenos y el resto del mundo les envidia. Y esto no puede ser, señor Chomsky, usted sabe mejor que nadie que la gente se considera informada con un entusiasmo cerril porque “lee periódicos y escucha la radio”. Así de simple, sin cuestionar nada más. Por este motivo no van a aceptar las cosas que dice cada vez que le acercan un micrófono. Es más sencillo tildarlo de antiamericano. ¡Y qué importa si lo que usted dice es verdad o no!

Este berrinche patriótico se percibe de una forma más clara en dos de los comentarios que se cuelan en las contestaciones a la defensiva de Chomsky a las preguntas de Barsamian. A la cuestión que plantea este último acerca de la propaganda empleada por EEUU para conseguir que sus ciudadanos apoyen una agresión a Irak, Chomsky aduce que cuanto más libre es un país tanto más debe invertir en propaganda para evitar que sus ciudadanos empleen esa libertad de la que gozan. Este enrevesado orden dialéctico, de correspondencia inversamente proporcional entre libertad y propaganda, culmina con un comentario irritante:

-(…) pero la verdadera vanguardia son los Estados Unidos, porque es la sociedad más libre y la más democrática y ahí es mucho más importante controlar actitudes y opiniones.

Al contrario de lo que afirma, juraría que son los países con regímenes totalitarios los que invierten mayores presupuestos en propaganda, así sea la simple megalomanía de su dirigente… Pero no quería cuestionar sino esto: ¿Estados Unidos es la sociedad más libre? ¿La verdadera vanguardia?

Glups, me gustaría pensar que no.

No quiero afirmar aquí que no se pueda hablar bien de EEUU -que sus virtudes tendrá, como cada país- pero lo que no me entra en la cabeza es que Chomsky considere a su país más libre que, por ejemplo, los países nórdicos, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda o Australia. ¿Cuales son las libertades de las que carecen estos países que los hacen menos libres que EEUU? Al margen de la opinión de Chomsky, Petras y algún otro intelectual crítico, ¿en qué superan como vanguardia intelectual los norteamericanos a los franceses, mexicanos, belgas o británicos? Y aún: ¿porqué esta pretensión de que EEUU sea siempre Lo Más? Los criterios competitivos, intelectualmente, son una chocarrería indigna de Chomsky. Dejemos las comparaciones para los informes de la ONU, con sus índices y sus pasteles coloreados.




España, una nación libre
Criticar detenciones arbitrarias, abusos de los derechos humanos, guerras injustas, etc, comenzando siempre con el comentario de que EEUU es una nación libre parece más bien un contrapeso para que los norteamericanos accedan a leer lo que viene después. Es como un gancho que permite al lector estadounidense pensar: “bueno, este Chomsky es un patriota así que le concedo las críticas que hace”. Es posible que Chomsky crea de verdad que EEUU es una nación libre pero también es innegable que, estilísticamente, emplea siempre esta afirmación para suavizar sus textos. Y no tiene porqué.

Reconozcamos que sonaría ridículo que, escribiendo acerca de España, me diese por comenzar los párrafos con un “El gobierno de España, a pesar de ser un país libre, multirracial y plural, ha clausurado dos periódicos esta semana…”. No, España es un desastre de democracia, al igual que EEUU. Parlamentarismo bipartidista rancio, inocuo, vacío de ideología, tecnocrático y excluyente. ¿Mejor que una dictadura? Claro, siempre es mejor tener gripe que neumonía.




Desclasificación

En otra entrevista con Bernie Dwyer2, interpelado acerca de la inútil hostilidad de los Estados Unidos hacia Cuba, Chomsky confiesa de nuevo su fervor por la libertad estadounidense:

-Estados Unidos es una nación libre, quizás sea la nación más libre del mundo en muchos aspectos. Por consiguiente, contamos con una profusa documentación interna. Tenemos registros muy completos de documentos referidos a formulaciones de planes de alto nivel que nos proporcionan las respuestas a sus preguntas. Y ése es un logro de la democracia estadounidense. Sin embargo, casi nadie conoce de la existencia de esos archivos y ésa es una deficiencia de la democracia.

La información está contenida allí, en la literatura ilustrada, en los documentos desclasificados y responde muy claramente todas sus preguntas.

Como vemos, Chomsky considera una ventaja notable de la democracia estadounidense la revelación a posteriori de toda su documentación oficial. Careciendo de un entorno geográfico y sentimental como el suyo, no puedo ser tan generoso como él. Esta admirable y enciclopédica rutina administrativa no deja de parecerme, a efectos prácticos, una actitud retrospectiva de “mira todas las aberraciones que hicimos, lo lamentamos mucho.”

Treinta años después, todos podemos consultar en una lujosa biblioteca como EEUU derrocó la primera democracia verdadera de Guatemala por considerarla un mal ejemplo. O como se manipularon desde la sombra los conflictos en Indochina durante la ocupación francesa. Sin salir del país se puede constatar como EEUU han practicado el terrorismo desde el inicio de su historia como nación. Desde el Maine hasta Bagdad.

Quizá la ventaja de los documentos desclasificados consista en que son irrebatibles por su oficialidad. En todo caso, por muy fiables que sean, nadie va a responder ahora por todas esos absurdos que se cometieron hace cuatro décadas. ¿Responsabilidad penal aplicada retroactivamente? ¡Ni en el mejor de nuestros sueños la aceptarían! Los EEUU democráticos y libres hacen que sus acciones prescriban cuando les sale del nabo y no se someten a ninguna jurisdicción internacional. Al fin y al cabo son ellos quienes dictan las reglas mediante coerción comercial y amenazas militares. La “libertad desclasificatoria”, no sé como demonios llamarla, parece estar inspirada en el principio burocrático de incorruptibilidad de lo secreto, lo oficialmente oculto. Avancemos, volvamos al presente, olvidemos Indochina, Guatemala, el Salvador, Afganistán, Panamá, Granada, Cuba, Chile y otros pocos ejemplos que configuran nuestra inexplicable obsesión antiamericana. Ahora el tema es Irak: durante los meses previos al ataque -concertado desde un año antes para el febrero de 2003- todos conocíamos la inexistencia de las benditas armas de destrucción masiva. Porque, pese a que los documentos oficiales ocultos de EEUU muestran los vínculos entre Bin Laden y la nuera de Saddam –dossiers que se desclasificarán en quince o treinta años-, los informes de los inspectores de la ONU reconocían fehacientemente no haber encontrado nada. Entonces ¿Tanta importancia tienen los documentos desclasificados cuando los protagonistas pueden esquivar documentos públicos oficiales? ¿Sólo podemos exigir responsabilidades sobre documentos secretos de inteligencia? Los planes de alto nivel de los que habla Chomsky ¿Qué demuestran? ¿Malas intenciones? Está sobradamente demostrado que la política externa de EEUU carece de inocencia y buena voluntad.

¿No es más revelador lo que ya se encuentra en las hemerotecas? Dinamitar la ONU, la UE, la OTAN y cualquier institución multilateral con validez “oficial” en el resto del mundo; invertir la carga de la prueba y montar el peso del debate en “demuestra que no tienes armas”. No hace falta esperar veinte años para acudir a la biblioteca del congreso y advertir que EEUU jugó sucio en Irak. En ocasiones, solo cuenta el AHORA.

Los argumentos eran en su día lo suficientemente sólidos como para tachar la agresión a Irak de imperialismo evidente, unilateral, sucio, rastrero, cruel y todos los descalificativos que uno desee añadir. Sin embargo, este criterio burocrático de validez “oficial” del trabajo de inteligencia interpretado restrictivamente, ha permitido desplazar los escándalos oficiales al momento de la “postguerra”, cuando ya se ha invadido, matado y ocupado. La existencia de informes de los servicios de inteligencia británicos, australianos, españoles y norteamericanos subrayando exageraciones y falta de pruebas han salido a la superficie después, cuando ya no sirven de nada. Así pues, no creo que comparativamente aporte ninguna ventaja esta libertad de “desclasificación”.


¿Cuándo desclasificarán todos los documentos quemados sobre los asesinatos de Malcolm X y Luther King? Con un gobierno como el estadounidense ¿cómo podemos confiar en que realmente se desclasifica todo y no solo una retazo? Y aún más ¿levantan actas y precintan grabaciones de las reuniones de la camarilla Bush con los directores de sus corporaciones? Si no es así, ¿Qué van a desclasificar después? ¿Cuánto de la verdadera historia quedará fuera de los documentos desclasificados?




Libertad sin oportunidad
Quiero ir un poco más lejos. Quiero desentrañar un poco más los motivos por los que Chomsky cree eso de que EEUU es la democracia más libre de todas. No le encuentro sentido.

La carta magna de EEUU es extremadamente garantista, esto es, otorga derechos civiles por encima de muchas constituciones europeas. Además, tiene vigencia desde hace tanto tiempo que no se puede comparar en solera sino con el código napoleónico, inspirador de la mayor parte de códigos civiles europeos… Los ciudadanos estadounidenses pueden estar satisfechos con su constitución pero… No, no me convence ¿adonde conduce considerar solo las bases legales? Falta el edificio. Creo que atribuir las libertades a algo que se concede desde una constitución y que se disfruta con el beneplácito del estado es reducir demasiado la realidad. Si atendemos a esta doctrina, pura letra escrita, quizá EEUU sea sobre el papel el país con más libertades. Pero para plasmar esas libertades que tanto se pregonan, además de la concesión estatal, debe concurrir también la oportunidad de disfrutarlas. La libertad que no se ejerce no eleva la virtud de una sociedad o un país.

¿Es libre un pájaro con la jaula abierta que se niega a volar? Quizá sí pero, ¿qué trascendencia tiene eso si el pájaro no vuela? Y no vuela porque está firmemente convencido de que volar no le va a servir de nada. Podría volar y es importante que conserve esa posibilidad pero el pájaro no vuela.

No vuela.

Ahí va otra cuestión complementaria: si el pájaro tiene el ala rota y nadie puede curársela ¿continua disfrutando la libertad de volar? Teóricamente sí, pero reconozcamos que su libertad de volar se convierte en algo de lo más intrascendente hasta que alguien le cure. Me cuesta discernir porqué se preocupan tanto los intelectuales norteamericanos de las libertades cuando sus pobres no tienen ni siquiera derecho a determinadas atenciones sanitarias. ¿De qué demonios les sirven a ellos las libertades y la democracia cuando tienen un tumor y no pueden costear la operación?.

Además, poniéndome chabacano: ¿tú te crees que me voy a acoger a la segunda enmienda cuando sé que el poli que me interroga me va a aplicar la tolerancia cero de un guantazo? ¿Y qué coño es eso de “tolerancia cero” en un estado de derecho sino una avanzadilla de la represión más pura y dura?

¿El estado más libre y democrático, Noam?…

Más que otros, sí, pero ¿El Más”?… Vamos, Mr. Chomsky: piénselo de nuevo.




Una libertad insignificante
A años luz de Camus y los existencialistas a causa de mi triste incapacidad para la abstracción, reflexiono sobre el hombre libre sin conclusiones muy brillantes. Se trata más bien de repeticiones. Ecos de algún texto de Martí. En cualquier caso, nada de lo que pienso conduce a Norteamérica.

Sigamos con EEUU y la libertad. Cabe agregar la claridad mental y el raciocinio como algunos criterios más para garantizar el uso de la libertad de los ciudadanos de un país. ¿Y qué diseña la razón hoy día? ¿Qué manufactura el consenso? Primero, las horas de televisión y el contenido de esta. Si comparamos las horas frente al televisor de los europeos contra las horas de los norteamericanos observaremos una notable diferencia. Si los europeos malgastamos unas dos horas diarias frente al diabólico aparato, los estadounidenses prácticamente doblan ese tiempo. ¿Y acaso se atreve alguien a discutir que la televisión, cuando no embrutece directamente, resta tiempo para vivir de forma completa? Los rayos catódicos reblandecen la materia gris de un modo imperceptible. El acto más revolucionario que se me ocurre consiste en desmontar un televisor y emplear la caja como pecera. Y mirar como el banco de peces dorados pendula en movimientos descendentes como una coreografía de reflejos pálidos.

Qué poesía tan nefasta.

En lo que respecta al contenido de la televisión, otro factor educativo importante, pues es más o menos la misma mierda en todos los continentes. Y disculpen mi lenguaje. Entretenimiento frívolo, rápido. La basura es barata y rentable. En todas partes, inocula el virus del conformismo.

Me quedo en el sillón y veo las manifestaciones comiéndome una pizza: -No fé de qué pdotestan fi efta pifsa ftá de muta madde.

Sin embargo, y sin que quepa reconocer en ello un gran logro, la televisión europea intenta contener los mensajes patrióticos puesto que Europa ya ha sido pasto de incontables matanzas de “pueblos elegidos”. Surgidos de sus entrañas, bárbaros designados por la mano de Dios la han sacudido una y otra vez. Así que, de tropezón en tropezón, algo hemos aprendido.

Si la bestia duerme, mejor no hacer mucho ruido.

El caso es que en esta última guerra mi televisor no ha mostrado comentaristas vestidos de camuflaje con la bandera española de fondo.

En segundo lugar, tras el maldito aparato audiovisual, contemplemos momentáneamente los índices de lectura así como los títulos adquiridos por los lectores. En cuanto a horas de lectura por habitante y día, EEUU no tiene nada que rascar respecto a determinados países de Europa. Parece ser que los Suecos completan el año de lectura estadounidense en un par de semanas. En cuanto a contenidos, reconociendo que este tema es subjetivo, no me parece igual de didáctico leer un libro de Danielle Steel que un ensayo de Toni Negri o las memorias de García Márquez, por citar algunos best-sellers de actualidad. Podemos reconocer que aunque se trate de un entretenimiento fantástico, Stephen King y Ken Follett aportan poco a la formación intelectual de un pueblo. Algo que por otra parte tampoco pretenden.

El caso es que, sin cultura, a nadie se le ocurre ni siquiera pensar en libertad y mucho menos ejercerla. Martí afirmaba que solo el hombre culto puede ser libre. Parece una reflexión acertadísima.

Pasemos ya al ejercicio de la libertad de opinión, que preocupa en grado máximo a Chomsky: ¿Cuál es el ejemplo y la consecuencia que pueden observar los libre pensadores y los activistas en los Estados Unidos? Respuesta: asesinatos selectivos de la CIA, linchamientos mediáticos, exclusión social.

Muy bien, démosles libertad de pensamiento pero que sepan que lo pasarán mal si opinan demasiado. Si eres actor y se te ocurre opinar se terminaron los contratos (tenemos los casos recientes de Steve Buscemi, Martín Sheen, Sean Penn y Jessica Lange). Si eres periodista y disientes, despedido (véase el caso de Arnett o el boicot a Fisk). ¿Estados Unidos como síntesis de una sociedad libre? Pues oiga Noam, más bien no. Usted es de los pocos que tiene minutos en las ondas. Al menos debe haber uno que disienta ¿no?

Puestos a comparar, a hablar de “lo más”: no creo que a Javier Bardem le falte el trabajo después de llamar fachas a los populares en plena calle.




El país de Chomsky
Sé que es usted es bienintencionado y que quiere mucho a su país pero:

a) En su país se han adulterado las últimas elecciones y, entre nosotros, ahí pierden ustedes el sustantivo “democracia”. Si el resultado no surge de un proceso electivo representativo y justo, lo de democracia no es más que una paja mental. Como el sufragio del siglo XIX. Ni mujeres ni negros ni pobres.

b) En su país, como usted valientemente denuncia, se restringen derechos civiles ante un pánico irracional provocado. ¿Qué es el acta patriótica sino la doctrina del estado de excepción permanente?.

c) En su país, todos ustedes, activistas y disidentes, tienen que hacer un enorme esfuerzo retórico por separar el ámbito interno de su nación libre, tan soberana y tan vanguardista, de la política exterior que siguen, bárbara y asesina. Se les está agotando el discurso. Han llegado a un punto en que resulta más convincente Arundhati Roy que cualquiera de sus profesores universitarios.

d) Su país bate records de oscurantismo en su continente con el más alto número de iglesias por habitante. Su educación superior es tan particularista que casi todos los países de latinoamérica tienen estudiantes preuniversitarios con una formación cultural más elevada.

Sus estudiantes universitarios, con una educación superior sobresaliente -no se lo niego-, son apenas una elite, apenas un porcentaje ínfimo de la sociedad. Los ciudadanos de su país necesitan quince años de ahorro para pagar la universidad a sus hijos. La población afroamericana reclusa supera ampliamente al número de universitarios de esa misma raza. Estos son datos preocupantes.

e) Su país también le espía, Sr. Chomsky; desde sus gustos culinarios hasta las palabras más insignificantes de sus e-mails son rastreados y agregados a la información a una enorme base de datos que pretende combatir el terrorismo desde el conocimiento exhaustivo de las personas que pisaron, pisan o pretenden pisar el suelo norteamericano. Como para burlarse de Orwell por ingenuo.

f) Su país mantiene, en una base militar que ocupa ilegalmente territorio extranjero, a centenares de presos políticos sin juicio alguno y en condiciones infrahumanas. Talibanes satánicos que odian la libertad de Estados Unidos.

Desde mi punto de vista, estos seis motivos, sumados a los argumentos expuestos con anterioridad, convierten EEUU en un país individualista, alienado y con un futuro inquietante. Como el mono que no ve ni oye ni habla. Como un conjunto de ciudadanos apocados “los norteamericanos han asumido que están gobernados por un hatajo de gangsters y no les importa”. Tim Robbins lo resume así, yo no me atrevería a insultar a sus habitantes. Si el pueblo norteamericano no reacciona, pronto escogerán a su presidente en un concurso televisivo y, de nuevo, montarán una maraña embrolladísima para amañarlo. Eso sí, tendrán la misma constitución libre y democrática de hace doscientos años, pudriéndose por el desuso.




Una hongo nuclear sobre el capitolio.

Una pregunta posterior de Barsamian en la entrevista Collateral Language de Z-Mag, dispara de nuevo el resorte patriótico de Chomsky, que parece haber visto Bowling for Columbine recientemente:

-¿Qué hace a los Estados Unidos tan susceptibles a la propaganda?

A esta pesquisa Chosmky responde:

-Es una buena pregunta. No digo que sea más susceptible a la propaganda, es más susceptible al miedo. Los motivos francamente no los comprendo pero están ahí y se remontan a muchos años en la historia de EEUU (…)

Es una buena respuesta pero ¿¿realmente no comprende los motivos?? Cuesta creer que un intelectual con más de cincuenta años de investigación, razonamiento crítico y profundización en el lenguaje político de la intimidación y el miedo desconozca ahora sus causas. No sea modesto Sr. Chomsky. Fue usted quien desveló el recorrido: manipulación mediática->consenso-> estabilidad-> control. El pánico está organizado. Tiene emisores y receptores. El gobierno habla, la tele amplifica y el ciudadano se asusta. Los muchachos de Langley tienen programas detallados sobre formación de conciencias, exacerbamiento del miedo y otros instrumentos de gobierno. La página web de la secretaría de defensa es una ofensa a la inteligencia, con ese detector online de terrorismo que se pone rojo cuando Bin Laden estornuda y amarillo cuando se va a dormir. El mensaje es claro: quédense tranquilos pero conserven el revolver a mano.

Conoce las causas, Mr. Chomsky, no disimule.

La contestación, volviendo a la entrevista, es extraña. Se sumerge en una bruma argumental haciendo referencia al genocidio de las tribus indias, a las cuales temieron los primeros puritanos. Después habla de los esclavos liberados, a los cuales temió la población blanca un siglo después. Sí, tal y como aparece en los dibujos animados de Michael Moore en su galardonado documental.

¿Tienen razón Chomsky y Moore? Sí, EEUU es un país asustado. ¿Pero porqué no explican las causas?

Moore personaliza y culpa a Bush de todos los males. Chomsky no termina de decidirse.

-¿De qué mal morirá?- Pregunta el asno médico en un grabado de Goya.

Bien, como no especulan ellos, voy a hacerlo yo en mi mejor vena marrullera.

Concédanme otro apólogo inspirado en Fuenteovejuna: si, aprovechando mi envergadura, me dedico a golpear cada día a los vecinos del barrio, exprimirlos cada vez que tienen dinero y amenazarles cada vez que siento que se han relajado y prosperan. ¿No es lógico esperar que entre todos me linchen en cualquier momento? El mundo es muy pequeño y sus gentes rencorosas.

A pesar de que el gobierno estadounidense pretenda evitarlo, determinadas imágenes atraviesan el muro de censura autoimpuesta de los mass media: un marine orgulloso, sobre una montaña de esqueletos filipinos recién liberados; un marine satisfecho, sosteniendo la cabeza de un lugarteniente de Sandino recién liberado; un marine borracho de alegría, posando ante los cadáveres de los hijos de Saddam, recién liberados también; un marine asustado, encarando un pasillo de palmitos en la selva de Vietnam, con la cabeza gacha ante un charlie cincuenta centímetros más bajito al cual no ha habido cojones de liberar. Estas imágenes se clavan en el recuerdo de quien las ha observado. Sería prudente considerar que buena parte de los ciudadanos que apoyan a los fascistas republicanos han podido advertir estos actos de liberación. Y así ¿quien en su sano juicio no espera una venganza? El 11-s devolvió una pequeña muestra del terror que EEUU ha inflingido Allende sus fronteras (maldito juego de palabras). Para comprender, basta que un estadounidense consulte un manual de historia contemporánea de América Central. Solo con ello puede encajar las piezas que le sobran.

Pepe Rubianes explicaba recientemente que vio como, en un hotel del Cairo, se celebraban las muertes de soldados estadounidenses en Irak cual goles de la selección nacional. Saltos, abrazos, risas y aplausos. ¡¿Qué esperaban?! ¡¿Qué demonios esperaban?!

¡¿Acaso creen que en Egipto no hay universidades de historia?!




El bacterio lógico
Otra de las causas que puede considerarse es la propia industria del miedo, que fundamentalmente produce armas y votos republicanos. Optemos por otro ejemplo fácil: pongamos que armo mi apartamento con una batería de cañones en cada ventana, refuerzo la puerta con una alambrada e instalo sensores fotoeléctricos a la entrada de cada habitación. ¿No es comprensible que mis invitados se caguen de miedo en esas circunstancias? Es perfectamente lógico que mis de huéspedes esperen un ataque inminente. Pero…

¿Y si, sencillamente, decidí armarme porque soy un paranoico?

¿Y si me han pagado para exhibir el armamento y crear una sensación artificial de pánico?

El patriotismo neurótico impide que los norteamericanos se perciban como seres manipulados, seducidos por la erótica de las armas y una concepción infantil de la seguridad.

La industria del miedo, las empresas de armamento Boeing, Westinghouse, Carlyle y Lockheed Martín intervienen activamente en la democracia norteamericana. Subvencionando indistintamente las campañas de demócratas y republicanos no pueden perder. Una ficha a rojas y otra a negras. Pierda quien pierda, ellos siempre ganan. Si no cesan los sobornos nunca cesará el miedo. Es un buen negocio.

Pero ¿Es únicamente una cuestión de dinero? No lo creo, de nada serviría que vendiesen si nadie quisiera comprar. Junto con la manifiesta debilidad de las normas que rigen las donaciones a partidos, debe criticarse también el sistema educacional y la libertad de empresa, auténticos inspiradores del miedo que Chomsky y Moore erróneamente quieren presumir endémico.

La libertad de empresa, que hermosa. Si la libertad de empresa nos conduce a permitir que un individuo de Ohio venda subfusiles en cualquier Supermercado y minas a la dictadura guineana, me cago en esa libertad. Una y mil veces. Las armas no son simples mercancías. Matan gente. Es hora de que los norteamericanos que las compran comiencen a comprenderlo. De las empresas que las fabrican mejor ni escribir, son la parte más baja del pozo de miseria moral más profundo que existe en este planeta. Eso sí, señores periodistas, lo que mata es la droga ¿verdad?.

Con respecto al sistema educacional norteamericano, tiene efectivamente mucha importancia: en los Estados Unidos, el margen de comportamiento de los chavales es verdaderamente escaso. Desde los cuatro años se les obliga a competir. Para estimular la inteligencia, dicen primero. Para ir adaptándolos al hostil mundo que aguarda afuera, añaden después en un arrebato hobbesiano.

El que gane el debate de la escuela, campeón mundial de debate. Si reparamos por un momento en que la población norteamericana alcanza apenas el 5% de la población mundial, los educadores están formando una concepción del mundo verdaderamente alternativa. El resultado es una reducción drástica del universo, una adoración irracional del Ganador y la multiplicación de la exclusión, del perfil de freak.

¿Quién ignora que la frustración es una de las semillas de la violencia?

Win!

Do it!

Be the best!

Pues oiga, no. Déjenme tranquilo.

Cuando me imagino inmerso en ese entorno competitivo de lucha por la popularidad, guerra fría y torneo perpetuo… yo, que odio competir hasta en el parchís… solo Dios sabe la clase de inadaptado que hubiese sido en USA: el gordie o el carapizza de sus películas de adolescentes.

Por cierto, ya que menciono las películas para terminar ¿Quieren una película estadounidense actual? Tengo un pequeño guión. El Inadaptado I (el número romano es por si tercian secuelas). Permítanme que avance cuatro líneas: una persona deprimida, que desprecia las reglas de la partida porque la perdió hace tiempo se excluye del censo de jugadores. Entonces aparece como superhombre sociópata, repleto de tatuajes, asaltando una armería. En el filosófico ejercicio de eliminar del camino la moral para hacer lo que realmente apetece, se dirige a su antigua oficina y bang, bang, bang, van cayendo sus antiguos compañeros de trabajo a cámara lenta mientras él sostiene la escopeta, tranquilo… porque si la vida es un juego, quiere al menos un jaque, solo uno. Sus competidores pierden cuando van cayendo al suelo, sin vida. Él gana, por fin gana. Un par de escenas más tarde, un martillo de madera, orden en la sala, por el poder que me ha sido otorgado, silla eléctrica y a chirona. En prisión, encuentra a Cristo, se redime y rechaza a los radicales panteras negras musulmanes así como a la mafia nazi sureña. Se observa recto y confiado. Al fin, llega el día, pide perdón, ruega a Dios que bendiga América y lo fríen sin misericordia.

El abogado (podría ser interpretado, que sé yo, por Danny Glover, que siempre queda bien un afroamericano con estudios), se pregunta en la última escena:

-¿Porqué resulta tan difícil que las ratas de laboratorio ataquen al científico en lugar de matarse entre sí?-

Fundido a negro. Bandera americana. Títulos de crédito.







Críticas y comentarios: allstolen@hotmail.com

1 David Barsamian y Noam Chomsky; Znet en Español-Z Magazine, Julio/Agosto 2003; Título original: Collateral Laguage; http://www.rebelion.org/chomsky/030902chom.htm

2 http://www.rebelion.org/chomsky/030905chom.htm



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