Editorial de La jornada(México)

Una fecha histórica para la justicia mundial



Editorial


Cuando este diario llegue a sus manos Ricardo Miguel Cavallo estará ya
en España, reclamado por la justicia de ese país, por la comisión de
crímenes contra la humanidad. Para la justicia mundial esta es una fecha
histórica, pues se establece un precedente de enorme importancia: un país
(en este caso México) puede en el futuro extraditar a otro país (España) a
un acusado y procesado en ese segundo país por crímenes de lesa humanidad y
de genocidio presuntamente cometidos en su país de origen (en este caso
Argentina).

Augusto Pinochet se había salvado antes de la misma suerte, entre
otras cosas gracias a la utilización -por parte de un gobierno débil y
conciliador que temía chocar con la ultraderecha- de argumentos
nacionalistas trasnochados sobre la jurisdicción de la justicia chilena
(remodelada por Pinochet y maniatada por el remedo de Constitución impuesta
durante su gobierno terrorista).

El gobierno neoliberal de Fernando de la Rúa en Argentina, opuso
durante mucho tiempo el mismo obstáculo a la extradición a España del alto
oficial de la Marina torturador y además cómplice o protagonista directo de
múltiples asesinatos colectivos realizados en la Escuela de Mecánica de la
Armada, ese lager nazi situado en un tranquilo barrio de Buenos Aires. Pero
el cambio reciente en la Casa Rosada, respetando la justicia, eliminó esas
chicanas y así Cavallo voló esposado y con chaleco antibalas desde la cárcel
mexicana a la que ingresó en agosto de 2000 hacia su nuevo domicilio. Allí,
en España, por tiempo indefinido tendrá oportunidad de meditar sobre sus
crímenes y sus víctimas, si le queda algo de conciencia humana, y de pensar
sobre lo efímero del poder y lo engañoso de la impunidad que le ofrecieron
quienes lo respaldaban.

Porque no es creíble que la CIA, que apoyó a la dictadura militar
argentina, no supiese quién era uno de los torturadores argentinos más
destacados, sobre todo cuando él mismo, sin preocuparse mucho por disfrazar
su identidad, se desplazaba por Centroamérica y por México haciendo negocios
con los gobiernos locales. Ni es aceptable tampoco que el ex presidente
Ernesto Zedillo no hubiese recibido informaciones sobre ese extranjero tan
notorio que se entrevistaba con altas autoridades y gobernadores del partido
oficialista, y controlaba nada menos que una empresa como el Renave (o sea,
datos, domicilios y otras informaciones fundamentales sobre los
automovilistas).

Por último, eran y son evidentes las complicidades de que gozaba
Cavallo en los servicios de seguridad de la Marina argentina durante los
gobiernos neoliberales, ya que a ellos telefoneó en busca de ayuda cuando
fue detenido por la policía mexicana cuando emprendía vuelo a Argentina, tan
seguro de su impunidad que ni siquiera buscaba ocultar su identidad.

Por eso es tan importante, en escala mundial, el fallo de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Hay que saludar ante todo la lucha de los
argentinos por no enterrar la memoria histórica, su esfuerzo por lograr el
castigo de los asesinos, las investigaciones sin fin de los hijos y madres
de los desaparecidos, sin cuya tenacidad la justicia española no habría
intervenido. Gracias a ellos la extradición de Cavallo sienta jurisprudencia
y ensancha el camino abierto en los juicios de Nuremberg contra los
criminales nazis.

La ruta inaugurada por Cavallo hacia otras cortes penales verá casi
seguramente pasar a muchos otros torturadores, saqueadores de sus víctimas y
genocidas hoy libres pero que han sido reclamados por Francia, Suecia,
Italia u otros países por los mismos delitos que el hoy deportado.
Marquémoslo en el calendario: a partir de ayer existe una justicia
mundializada para delitos que afectan a toda la humanidad. Ayer fue un gran
día.

Hoy me desperté sintiendo que

el mundo es un poco mejor



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