Bolívar, substratum, essentia y simbolum de la Patria

-I-

El 15 de octubre de 2024, en la página web de la Asamblea Nacional se informa que se aprobó en primera discusión la Reforma de la Ley de Bandera Nacional, Himno Nacional y Escudo de Armas de la República Bolivariana de Venezuela, que el proyecto busca reforzar la defensa de los símbolos patrios, que la ley tiene la finalidad de que las y los venezolanos respeten y admiren con magnanimidad los símbolos patrios y que debían ser incorporados cuatro artículos más, con extrema severidad y rigurosidad, que corresponden al ámbito punitivo, ya que se amerita imponer sanciones a quienes deshonran los símbolos patrios, y que habría una consulta pública para enriquecer y fortalecer Que nunca más sean vilipendiados y deshonrados los símbolos de la patria, y se dispuso la consulta pública constitucionalmente prevista.

El 22 de octubre se difirió la segunda discusión en consideración varias observaciones y recomendaciones sobre donde enarbolar permanentemente la bandera y su uso en los buques de guerra de la FANB; y a las penalizaciones por el uso irrespetuoso, grosero y de agravio a la Bandera Nacional por parte de venezolanos o extranjeros.

Es de presumir que cuando se habla de un ámbito punitivo y de artículos con extrema severidad y rigurosidad, es porque se tendría previsto pasar del campo pecuniario o imposición de multas, en la vigente Ley, a la imposición de penas corporales de las que prevé el Código Penal, como la prisión, el arresto y la expulsión del espacio geográfico de la República, en el caso de que el sujeto activo del delito o falta sea un extranjero. Y se entiende que los efectos de la Ley se extenderían a todos los venezolanos y extranjeros que incurran en los hechos tipificados como delitos o faltas, encontrándose en el país, y el juzgamiento incluiría también a los venezolanos y extranjeros, que, aun hallándose en el extranjero al momento de cometer el hecho, ingresen al país con posterioridad a la comisión del mismo.

Mientras tanto sigue vigente la Ley del 9 de marzo de 2006, que establece las formalidades o conductas que se deben guardar al ser izada o arriada la Bandera Nacional, al paso de ésta, o al ser interpretado el Himno Nacional, donde y cuando debe enarbolarse la bandera o interpretarse el Himno Nacional, características o elementos que integran la bandera y el escudo de armas; y las sanciones por no enarbolar la bandera, por usar símbolos que no tengan las características de los establecidos oficialmente en la Ley, o no sean colocados en puesto de honor en los establecimientos públicos, por destruir, irrespetar o usar indebidamente los Símbolos Patrios, y que se reducen simplemente a insignificantes multas calculadas en unidades tributarias.

-II-

Importa destacar que el concepto de los símbolos patrios se extiende más allá del ámbito de la Bandera Nacional, el Himno Nacional y el Escudo de Armas de la República. Quizás por eso también se trata la protección de otros elementos constitutivos de la representación de la nacionalidad, aunque se formule en ley distinta, como es el caso de la Ley que regula el uso del nombre, títulos, firma y efigie de El Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar, del 28 de octubre de 2022, que establece: El deber de exaltar, honrar, defender, resguardar, proteger y regular el legado de El Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar, como valor fundamental de la República Bolivariana de Venezuela y patrimonio histórico material e inmaterial de la Nación, Preservar la doctrina del ideal Bolivariano a nivel nacional e internacional, y el carácter de estricto orden público de dicha Ley. Y que quien irrespete, ultraje o menosprecie el nombre, los títulos, la firma o la efigie de El Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar, serán sancionados con multas entre 500 a 1.000 veces el tipo de cambio oficial de la moneda de mayor valor, sin que se exima de las responsabilidades penales, administrativas y civiles respectiva. Habría que definir cuáles son, legalmente, esas responsabilidades penales.

-III-

En los últimos años, con el desarrollo de la telecomunicación, el ciberespacio y las redes sociales, se ha venido acrecentando una campaña de graves ofensas, descréditos y ultrajes contra la imagen, figura, personalidad, nombre, obra y el significado de El Libertador Simón Bolívar. Las motivaciones son varias.

La primera de ellas, que se inicia casi desde los orígenes de la República, se expresa de distintas maneras, es la más estructurada, elaborada y agresiva y tiene que ver con factores geopolíticos complejos, con la determinación de reducir hasta poder acabar si fuese posible, la trascendencia del pensamiento, la acción y la figura de El Libertador Simón Bolívar entre los pueblos de la América Latina y del mundo, que aún buscan la plena independencia, luchan por la justicia y la igualdad que durante siglos las potencias imperialistas les han venido arrebatando.

Otras tienen su origen en una intencionada e interesada deformación histórica de la que son actores activos grupos de venezolanos, inclusive sujetos que cumplen funciones públicas, en determinadas regiones, especialmente en el sur, oriente y llanos del país, a causa de una interpretación cuya raíz habría que investigar, incluso con los elementos de la psiquiatría, cargada de resentimientos -y algunos personajes llegan hasta el odio- contra El Libertador por decisiones que éste debió adoptar en el proceso independentista para unificar las fuerzas patriotas y reordenar y establecer la autoridad frente a los riesgos de la anarquía y las ambiciones caudillistas de algunos generales del Ejército independentista. Es una situación que lleva décadas en desarrollo y que hoy con gran afán busca difundirse en escuelas y liceos e incluso en universidades entre los jóvenes estudiantes y, lo que es más alarmante, entre docentes, y que utiliza diversos medios, artículos de prensa y textos tratando de sobredimensionar a algún prócer, bajo la premisa de mancillar e injuriar a El Libertador para lograr tal fin. Son las mismas corrientes que se negaron a auxiliar a Barcelona a pesar del asedio realista y contra la cual se cometió una masacre, las mismas que no acompañaron a Bolívar en la liberación de la Nueva Granada ni en la campaña de liberación de la América del sur, las mismas que no hicieron nada por evitar la división de la Gran Colombia, si no que contribuyeron a su ruptura, y las mismas que en 1830, el año en que Bolívar muere, estando gravemente enfermo le exigieron al gobierno Colombia que lo expulsara de ese territorio a la vez que le prohibieron la entrada a Venezuela, con amenaza de detenerlo si ingresaba al país, igual como le impidieron la entrada a Sucre, cuando este trataba de evitar la disolución de la Gran Colombia. Habría que preguntar ¿hacia dónde está dirigida o cuál es el propósito de este absurdo contra El Libertador?.

Otros pretenden desacreditar a El Libertador, porque es en su obra y en su pensamiento que se fundamentan las bases de la República Bolivariana y del proyecto político y constitucional del Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia. La premisa de la que parten los promotores de esta campaña, obedece a la idea o a "una política" de que para combatir el proceso o proyecto político que dirige el Estado en Venezuela, es necesario primero destruir el ideal bolivariano que es el fundamento teórico sobre el cual se sustenta, y para ello hay que ultrajar el ideal bolivariano, la admiración y el respeto que los venezolanos tienen por El Libertador, cuya figura se ha venido agrandando aún más entre el pueblo venezolano durante este siglo XXI.

Y no falta las que derivan de -y poseen-, una gran carga de ignorancia, expresada en cualquier cantidad de publicaciones de videos de pretendidos "influencers" o blogueros y hasta de sobrevenidos "historiadores" que difunden con toda la libertad, mofa y burla cualquier cantidad de insensateces desmereciendo a El Libertador Simón Bolívar, cuya dimensión continental y como sujeto de la humanidad está impresa en las más calificadas obras de historia universal.

Y a todos ellos "le hacen el juego", o "sirven de tontos útiles", los practicantes de la deformación histórica que tiene la irracional pretensión de hacer comparación, igualación y hasta sustituir el nombre y la gloria de El Libertador Simón Bolívar, por algún otro general de la independencia de Venezuela. Lo que no pretendió jamás Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, triunfador de la Batalla de Ayacucho que dio la libertad definitiva a toda la América del Sur, el único que hubiese podido rivalizar con El Libertador y no lo hizo; al contrario, cuando Sucre en Ayacucho vence al más grande ejército español en América logrando así la libertad del Perú y la consolidación de la independencia de toda la América del Sur, de inmediato se dirige a Simón Bolívar dándole el tratamiento de Libertador de Colombia y Dictador del Perú, manifestándole que la paz de América está firmada, que terminó la guerra y que el ejército lo reconoce como al genio que lo ha enseñado a vencer, como al guerrero que lo ha puesto siempre en la senda de la victoria, Que el ejército unido siente una inmensa satisfacción al presentarle el territorio completo del Perú, todo el ejército real, todas las provincias que éste ocupaba en la República, todas sus plazas, sus parques, almacenes y quince generales españoles, como trofeos que le corresponden como el «ilustre salvador del Perú, que desde Junín señaló al ejército los campos de ayacucho para completar las glorias de las armas libertadoras»; le narra que durante la batalla las vivas al libertador y a la República resonaban por todas partes y le envía la bandera con que Pizarro entró al Cuzco, como trofeo que corresponde al guerrero que marcó al ejército colombiano el camino de la gloria y el de la libertad del Perú.

-IV-

El Libertador Simón Bolívar es substratum (substrato) fundamental, essentia y simbŏlum sobre el cual se cimienta la República, la grandeza histórica de nuestro pueblo y los valores de la nacionalidad, la más alta representación de la lucha por la independencia y la unión de los pueblos suramericanos que eran colonias del imperio español; "patrimonio de autoridad moral e histórica que ganaron los venezolanos, (…), en la empresa emancipadora del Continente Americano", establecido por el constituyente de 1947; la expresión más alta de la acción de los grandes servidores de la patria, conforme a la declaración del Preámbulo Constitucional de 1961, y cuyo ejemplo histórico se invoca en el Preámbulo aprobado en referendo por la voluntad constituyente del pueblo venezolano en 1999. Desde hace ya casi 25 años, que la República se denomina República Bolivariana de Venezuela.

-V-

En la legislación penal venezolana existen penas de prisión por ofensas, irrespetos, vilipendio, ultrajes, violencias o amenazas, de palabra o por escrito, en perjuicios del honor, la reputación o el decoro de funcionarios públicos investidos de distintos grados de autoridad y representación del Poder Público Nacional, estadal o municipal, incluso contra agentes de la fuerza pública, sin que se admita al culpable prueba alguna sobre la verdad ni aún sobre la notoriedad de los hechos o de los defectos imputados al ofendido(a). Las penas van de prisión de seis a treinta meses, aumentada o reducida según la entidad del hecho y los medios de comisión.

Si esto es así, en los casos de estos funcionarios, ¿cómo explicar, y más aún, cómo justificar, que no exista una Ley que tipifique como delitos los irrespetos, ultrajes, agravios o menosprecios al nombre de Simón Bolívar El Libertador y Padre de la Patria, y que en lugar de simples multas en dinero no se aplique una pena efectiva y significante de privativa de libertad, sin posibilidad de medida sustitutiva alguna?. Esto es inentendible.

Es necesario, y a tiempo, racionalizar y enseriar la política, de asumir o atribuir la responsabilidad a quien corresponda frente al desorden a que podría conducir el absurdo de una subcultura o a una contracultura anti bolivariana en perjuicio de la nacionalidad y con graves riesgos a la existencia del Estado Nación, como ha venido ocurriendo con varios países y con lo que se ha venido amenazando al nuestro.

Edgar José Gil López

C.I.V.-3.656.998



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