La Dimensión de Piar

El próximo año se van a cumplir 205 años (2022-1817) de la Batalla de San Félix. Antes, el 27 de septiembre, ya se conmemoraron, también, 205 años (2021-1816) de la Batalla de El Juncal. Ambas comandadas por el General Manuel Piar. Y en breve, el 16 de octubre, serán 204 años de su muerte.

Piar participó en la Guerra de Independencia combatiendo a favor del Ejercito Patriota, destacándose como militar hasta alcanzar el grado de General en Jefe, que le fue otorgado por El Libertador Simón Bolívar, como Jefe Supremo de la República de Venezuela, Capitán General de sus ejércitos, después de la Batalla de San Félix.

En la memoria colectiva, especialmente de Guayana, se ha venido formando la idea de la heroicidad de Piar y el merecimiento de que sus restos sean trasladados al Panteón Nacional.

Desde algunos entes y a través de distintos medios, se ha venido promoviendo el traslado de los restos simbólicos del General en Jefe Manuel Piar al Panteón Nacional.

No resulta en nada ser objeto de reparo el hecho de acordar los honores del Panteón Nacional al General en Jefe Manuel Piar, cuyo traslado ya fue decretado por el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, General Antonio Guzmán Blanco, el 11 de febrero de 1876, junto al de otros próceres de la Independencia; por lo que no es cierta la afirmación de que existe una deuda o injusticia histórica con Piar, pues fue a causa de no haber encontrado sus restos que no se ejecutó el traslado.

Ese es un honor de rango constitucional, consagrado desde la Constitución de los Estados Unidos de Venezuela de 13 de abril de 1901 firmada por Cipriano Castro en la cual se estableció "Acordar a los restos de venezolanos ilustres…, el honor de ser depositados en el Panteón Nacional", y así similarmente en todos las Constituciones posteriores hasta 1961, como una atribución del Senado. Por eso en 1996, se planteó en la Cámara que no era necesario "…contar con los restos para hacerle los honores en el Panteón Nacional. Con que se decrete su incorporación y se haga constar colocando una placa alegórica…", aunque tampoco entonces se concretó dicho traslado; que pudiese hacerse en forma simbólica, como se está planteando actualmente y se ha venido haciendo más recientemente con otros próceres. Y si es que los actos de Estado antes establecidos no fueren suficientes, la Asamblea Nacional, que es a la cual corresponde tal facultad, conforme a la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, puede acordarlo siguiendo el procedimiento de ley, "…por recomendación del Presidente o Presidenta de la República, de las dos terceras partes de los Gobernadores o Gobernadoras de Estado o de los rectores o rectoras de las Universidades Nacionales en pleno).

El trasladado de los restos simbólicos Piar al Panteón Nacional tiene fundamento histórico y constitucional. Independientemente de cualquier otra consideración relacionada con la actuación de Piar; ya que ese honor está reservado a quienes hayan prestado servicios trascendentes a la República. Y Piar los prestó.

Lo que resulta antihistórico e inaceptable, incluso un hecho sumamente delicado en lo que refiere a la vigencia y el carácter axiomático de los valores sobre los cuales se sustenta la República y la nacionalidad, es que, en el proceso de insistir en la solicitud del traslado de los restos de Piar al Panteón Nacional, desde algunos órganos estatales se estén profiriendo y dando cabida a expresiones que son una afrenta contra la imagen (es decir, la personalidad y la grandeza) de El Libertador:

"…hacer una reivindicación… de la figura histórica… del prócer oriental…".

"…después de un pugilato historiográfico y hasta político van a entrar simbólicamente al panteón nacional…".

"…en la vida del Libertador hay nudos, nudos muy complejos tal vez los más obvios son cuatro… …Miranda… Páez… Santander… Piar…".

"…reivindicar la figura de Piar es también subsanar las heridas históricas… es hacer justicia…"

"… no criminalizar la figura de Piar y hermanarlo con la figura del Libertador es una especie de reconciliación histórica…".

"…el Libertador no dio pie con bola entre 1814 cuando sale de Caracas…", "… no da pie con bola y estaba empeñado en llegar a Caracas…" y "…tuvo que tragar arena en el desierto". (https://unionradio.net/reivindicaran-la-figura-de-manuel-piar/).

No solo son los términos, es también el tono con que se acompañan. ¡Habría que oírlos!.

¿Qué subyace detrás o en el fondo de estas manifestaciones?.

¿Cómo es que la reivindicación histórica de la figura histórica de Piar y la entrada simbólica al Panteón Nacional se van a hacer después de un "pugilato… hasta político"?. ¿Acaso este es un asunto o una decisión que puede ser objeto o depender de un "pugilato… hasta político"?. Sería interesante saber qué sectores participaron o entre quiénes se produjo ese pugilato "político".

¿Cuáles son los nudos (los sinónimos son, dificultades, enredos, líos, tramas o marañas) que hay en la vida de El Libertador con Miranda, Páez, Santander y Piar?. ¿Qué es lo que se trata de sugerir, especialmente al insinuar que hay nudos de El Libertador con Miranda?.

¿Cuál es la herida histórica que hay que subsanar?, ¿Cuál es la justicia que hay que hacer?, sobre todo acompañando las reconciliadoras expresiones de que "…el Libertador no dio pie con bola entre 1814 cuando sale de Caracas…", "… no da pie con bola y estaba empeñado en llegar a Caracas…", "…tuvo que tragar arena en el desierto".

En un tenor más grave, la afirmación impresa de que el juicio a Piar y la sentencia dictada fue el resultado de una trama "…que culminó con su fusilamiento, por decisión del Consejo de Guerra, organizado a tales efectos, y avalado por el Jefe Supremo" [Piar y Bolívar: La verdad histórica de la Campaña de Guayana (8-10-1816 / 16-10-1817)] -una recopilación de documentos, en cuyo Prólogo aparece la frase "El General continúa cabalgando y exigiendo las reparaciones y el fin de la infamia", y su autor insistentemente promovido desde algunos entes-; que además de ser una aseveración superlativamente grave, por la ultraje que comporta, el corolario es que estaríamos ante el más grande fraude de la historia universal, según el cual, El Libertador Simón Bolívar, Padre de la Patria, el más colosal hombre de América y uno de los más sobresalientes de la humanidad, avaló un fusilamiento, por decisión de un Consejo de Guerra, organizado a tales efectos.

No ha faltado en todo este tiempo quienes hayan llegado al extremo de afirmar que El Libertador estaba envidioso y tenía temor de que Piar lo pudiese desplazar como líder y jefe del ejército. Semejante absurdo e irracionalidad no es ni de suponerse ni escribirse.

¿Qué pasiones hay detrás de todo esto?.

¿O es que está cuestionada la moral y la ética de El Libertador, entendida la ética como virtud, como expresión de decencia, honestidad, dignidad, rectitud, de lo justo y sujeción a la verdad objetiva, tanto desde el punto de vista intelectual, como idea, pensamiento y de su conducta fáctica, en una relación de equilibrio de su voluntad subjetiva, como valor superior de su racionalidad, su conciencia y de su espiritualidad humana, en la idea de construir la República, hasta soñar inclusive "…formar de todo el nuevo mundo, una sola nación"?. Idea que, por cierto, destruyeron, entre otros, Páez y Santander, ¡con quienes el Libertador tenía sus nudos!, al decir antes citado.

En ese contexto habría que preguntar entonces: ¿Cómo queda el "patrimonio de autoridad moral e histórica que ganaron los venezolanos, conducidos por Simón Bolívar, en la empresa emancipadora del Continente Americano" que estableció la voluntad constituyente de 1947; o "la acción de los grandes servidores de la patria, cuya expresión más alta es Simón Bolívar, el Libertador", del Preámbulo Constitucional de 1961; o "el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar", expresión del Preámbulo aprobado en referendo por la voluntad constituyente del pueblo venezolano en 1999?.

¿Cómo es que ahora, después de más de 20 años, que la República se denomina República Bolivariana de Venezuela, algunos personajes se expresan en estos términos desde órganos del Estado, cuyo objeto tiene que ver con nuestra historia, estudio y consolidación de la obra de Simón Bolívar?

¡Eso hay que responderlo!.

El juicio a Piar es otro tema. Los hechos constan en el expediente, que no son de común conocimiento y soslayados en todos estos tiempos por quienes si eran sabedores de los mismos, pero que se han encargado de ir creando en la memoria -porque no se puede decir en la consciencia- colectiva, la especie de que Piar fue condenado injustamente. Cuando eso no es verdad. Ahí está el expediente del proceso. Allí están las declaraciones y las confesiones de Piar. Piar no miente en sus respuestas, solo objeta un cargo. También están las explicaciones (o justificaciones) de su Defensor. Pero eso no obsta para que sus restos sean trasladados al Panteón Nacional. Y que, como es de desear por los que profesan las creencias y fe cristianas, al fin lo dejen y pueda descansar eternamente en paz, cualquiera sea la dimensión en que se encuentre. Amén.

El traslado de los restos simbólicos de Piar al Panteón Nacional no es un dilema. La contradicción está en utilizar su figura para el "pugilato hasta político". Y lo que es substancialmente grave, para una velada, ambigua y hasta abierta campaña contra El Libertador, en la que parecen concurrir diversos elementos, que es complejo dilucidar.

Si se revisan algunas fuentes podrá observarse que entre esos elementos está una errónea y absurda concepción ideológica de "izquierda", que no asimila la categoría de mantuano de Bolívar y de ser él, El Libertador, frente a la condición de Piar de ser "pardo", "líder popular", "líder revolucionario" que planteaba la "lucha de clases" y no pudo llevar a cabo su proyecto porque Bolívar truncó su carrera. (¡!)

edgargil7@gmail.com



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