EEUU a los Talibanes: "Queremos cooperar"

Parafraseando a Thierry Meyssan, periodista y analista político francés fundador de la Red Voltaire, sostengo que Estados Unidos dice luchar contra el terrorismo cuando en realidad recluta, financia, arma y mantiene (junto a sus aliados euro-israelíes y de las monarquías árabes) a los terroristas alrededor del mundo.

UNO. La "guerra contra el terrorismo" es la ideología que impuso, desde hace ‎‎20 años, el descendiente "puritano" ‎George Bush luego del auto atentado del 11 de setiembre del 2001. Nunca tuvo significación válida ni dejó de ser, como toda ideología, una distorsión de la realidad. Ha sido el velo encubridor para la creación del siniestro Emirato Islámico identificado también como Daesh; Estado ‎Islámico del Levante (EIL), designado en inglés como Islamic State of ‎Iraq and the Levant (ISIL) ‎o Islamic State of Iraq and Syria (ISIS); o simplemente Islamic State ‎‎(IS).

Ahora, tras la retirada "controlada" de Afganistán emerge el "Emirato Islámico de Afganistán", obra y gracia del mismísimo Estados Unidos que dice estar dispuesto a combatir.

DOS. En el lenguaje doctrinario de la "guerra contra el terrorismo" el sentido de "cooperar" no es otro que el de prolongar el conflicto y la inestabilidad en Afganistán para asegurar los máximos beneficios que la ingobernabilidad le proporciona al capitalismo imperial. Justamente, haciendo más terrorismo.

Con 10 mil nuevos mercenarios que Estados Unidos pretende ahora introducir en Afganistán so pretexto de "cooperar" con los talibanes contra las facciones del Estado Islámico, que operan desde adentro y desde Paquistán, y a los que se sumarán otros miles que fueron reclutados, entrenados y mantenidos durante 20 años para sus acciones terroristas en las fronteras de Irán, Rusia y China, lo que Estados Unidos espera es asegurarse su rol de "protector" (mismo "Padrino") de las empresas que operan y operarán en Afganistán. De no acomodarse a esta nueva modalidad imperial que fue impuesta inmediatamente después del 11 de septiembre del 2001, les espera el terror de sus mercenarios bajo la bandera del EI y de sus facciones. Las empresas chinas que ya explotan minas en Afganistán y otras que ya operan o puedan ingresar, podrán seguir haciéndolo pero tendrán que pagar ‎a ‎Estados Unidos cupos por su "protección" al más puro estilo gansteril estadounidense.

TRES. A Estados Unidos no le interesa ganar guerras; incluso puede aceptar la derrota. Lo que le importa es prolongar ‎indefinidamente las guerras que genera asegurándose el control de los recursos estratégicos. De aquí el nombre de "guerra sin fin". Estrategia que fue concebida por Donald Rumsfeld cuando fue Secretario ‎de Defensa ‎de George Bush hijo, y por el almirante Arthur Cebrowski. El 11 de septiembre de 2001, ‎esa estrategia pasó a ser la ‎‎"doctrina" Rumsfeld-Cebrowski del Estado Mayor estadounidense, y fue divulgada por ‎Thomas Barnett, el ayudante del almirante Cebrowski, en su libro ‎‎El nuevo mapa del Pentágono .

CUATRO. De acuerdo con el sentido y significado de la "guerra sin fin" Estados Unidos se arroga el derecho de librar una lucha ‎interminable ‎contra "el terrorismo" utilizando grupos ‎terroristas y contratistas ‎para destruir toda forma de organización económica, política, social e ideológica en los países de Oriente Medio y del mundo. ‎

Todos los conflictos iniciados después del 11 de septiembre de 2001 se han ‎prolongado ‎hasta hoy instalándose la inestabilidad. Igual en Irak que en Libia, en Siria, ‎en Yemen, ‎en el Líbano, por citar sólo los de esa región del planeta. Los pretextos sobran: países en ‎‎guerra civil; ingobernables; líderes corruptos; "dictadores"; violadores de los "derechos humanos"; enemigos de la democracia y la libertad; o simplemente ‎ninguno. Lo cierto es que esos países donde Estados Unidos sembró el caos eran estables y prósperos antes de su intervención y la de sus aliados ‎occidentales.

CINCO. Siguiendo la línea de reflexión y análisis de Thierry Meyssan, el armazón doctrinario para las "guerras contra el terrorismo" de toda índole y alrededor del mundo, incluyendo el propio Estados Unidos y los países de sus socios europeos y árabes, lo constituye la llamada "Matriz del Ataque Mundial", ‎que fue aprobada tres días después del 11 de septiembre. Quedó establecido que para librar ese ataque mundial el Pentágono lo haría a través de fuerzas especiales ‎clandestinas: ‎‎60 000 soldados sin uniformes entrenados para ‎asesinar ‎a cualquiera, en cualquier país sin dejar rastro. Para esto era necesario modificar las funciones que hasta el 2001 venían cumpliendo las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Esto se hizo desde la "Oficina de Transformación de la Fuerza" ‎‎(Office of ‎Force Transformation) creada un mes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, por el entonces ‎secretario ‎de Defensa, Donald Rumsfeld, y puesta bajo la dirección de su par, el almirante Arthur Cebrowski. ‎

SEIS. La "cooperación" estadounidense a los Talibanes era de esperarse. Dependerá de cuanto aprendieron éstos durante su resistencia y de cómo manejen sus contradicciones y articulen sus alianzas para que Afganistán no se sume a la lista de los "inestables" y enfrente su futuro de cara a su posición geoestratégica y a la nueva geopolítica.

 



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Rubén Ramos Alizorojo

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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