La tía Julieta

Nos llamaron el miércoles temprano en la mañana, bien temprano, nos informaron que en Carúpano, estado Sucre, había fallecido una tía de doña Fru, hermana de su papá, la tía Julieta.

Venía ya un poco enferma y se agravó, cerró su ciclo.

Lo que me llama la atención de todo este evento familiar es el funcionamiento realmente eficiente de las redes familiares, funcionan como un reloj suizo, como una máquina bien aceitada y entonada.

A pesar de las distancias y del tiempo que tienen sin verse, esta familia, como muchas en Venezuela, mantiene un vínculo vivo y activo, una relación de afecto que ha superado las imposiciones de la vida moderna y de estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir.

Se llamaron y comunicaron con agilidad y precisión, no sé los tiempos exactos, pero en menos que canta un gallo todos estaban enterados de la noticia, hasta los que están fuera del país, es rápida la gente de Carúpano.

También llama mi atención los giros que ha dado la vida en nuestro país y en el mundo, en otro momento, se hubiese habilitado una comisión familiar y algunos de los que están en Caracas, en el centro, ya habrían emprendido viaje para despedir a la tía Julieta y asistir a su velorio y a acompañar a los parientes, doña Fru dentro de las primeras, en carro, en autobús e incluso en avión si estuviesen disponibles las lineras aéreas y el aeropuerto de Carúpano estuviese trabajando, recuerdo que Avensa y Aeropostal tenían vuelos diarios a esa querida ciudad.

Estamos viviendo otros tiempos y entre la crisis económica y la pandemia la movilidad se reduce al mínimo y aunque el deseo de estar con los parientes no decae, estamos ante otra realidad que se impone.

En otras partes de Venezuela se repite este hermoso fenómeno de solidaridad a toda prueba, en Los Andes, en El Llano, en Guayana y Amazonas, en fin, en todo el territorio nacional los lazos familiares se consolidan ante las situaciones adversas.

A los parientes en Carúpano y a todos quienes estén pasando por situaciones similares les decimos que lamentamos mucho no poder estar con ellos en este momento de pesar, cuando la situación mejore y se pueda ya los visitaremos y a todos les recordamos que no están solos, ya serán visitados por parientes y amigos.

Y al gobierno le sugerimos que copien la eficiencia en comunicación de los carupaneros, estúdienlos y emúlenlos.

Todos podemos aprender los unos de los otros.



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Luis Enrique Sánchez P.


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