Se ha dicho que “detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer.” Por lo general son mujeres anónimas que soportan calladas al hombre que tienen a su lado, pero que, su paciencia en el afecto a su pareja, su perseverancia en la consecución de las metas que lograre su compañero, su comprensión en el desenvolvimiento de la pareja en el hogar, su constancia en no cansarse del hombre con el cual conviven; todo para confluir en un solo amor para ambos. Es parte de lo que hace posible las grandes obras que producen los hombres que viven al lado de sus amadas anónimas.
A lo largo de la historia, desde que aparece el homínido y se convierte en hombre, es decir en gregario y ser social, llamado humano y desarrolla su psiquismo superior, que lo distingue del resto de los animales; hay numerosos ejemplos de hombres cuyas obras en todos los campos del saber, de la ciencia y del conocimiento científico así como en la producción humanística, literaria y en grandes manifestaciones del arte como también en trabajos y entrega en tareas de caridad, beneficencia y origen de filosofías para la vida y surgimientos de hombres de Estado, estadistas y conductores políticos; ellos han tenido a su lado mujeres que sin su presencia, motivo muchas veces de su inspiración, no hubiese sido posible la producción de tamañas obras de altísima estimación social o de repudio, para beneficio o perjuicio para la humanidad.
Hay muchísimos ejemplos de esta convivencia carnal entre parejas de hombre – mujer que hicieron posible estas obras para bien o para mal de los seres humanos. Como por ejemplo Adam y Eva, y el conocimiento del mal y la expulsión del Paraíso y la edad de oro. Jesús con su María Magdalena, y el tormento de querer tener relaciones carnales pecaminosas, el surgimiento del Cristianismo y el amor por el prójimo pobre. Karl Marx y Jenny von Westphalen, con el nacimiento del Marxismo y la explotación del hombre por el hombre en las sociedades de clases y en el Capitalismo. Sigmund Freud y Martha Bernays, con la técnica del Psicoanálisis y la interpretación de los sueños para la cura de la neurosis. Adolf Hitler y Eva Braún, y el origen del nazismo y nacionalsocialismo que dio inicio a la segunda guerra mundial. García Márquez y Mercedes Barcha, como exponente del realismo mágico y la habilidad de crear ambientes fantasiosos. Uslar Pietri e Isabel Braún, con la novela histórica y premognitor de que el petróleo debía sembrarse en Venezuela o por lo menos llegar una gota de él a cada venezolano. Rafael Caldera y Alicia Pietri, inspirador del social-cristianismo y la Ley del Trabajo en Venezuela. Jhon Lennon y Yoko Ono, como creador del grupo musical más importante de todos los tiempos, Beathes, y la propuesta de “darle un chance a la paz al mundo.
Solo quise mostrar los anteriores ejemplos, pero hay muchísimos casos más, de mujeres que se mantuvieron fieles al lado de sus hombres, pese a las propuestas de infidelidad que le hacían otros hombres para corromper su cultura y sus valores.
También existen y existieron hombres que se mantuvieron anónimos, al lado de sus esposas, amadas, hijos y hogar; mientras ellas se destacaban, se daban a conocer y adquirían fama como consecuencia de las obras que logran y lograron en sus vidas. De esto me ocuparé en otra entrega.
Hoy me ocuparé de Urquía, la mujer compañera de Guacaipuro, jefe máximo de las tribus caribes, los Teques y los Caracas, nación caribe asentada en lo que hoy se conoce como Los Teques. Antes de contraer matrimonio basado en sus costumbres ancestrales, Urquía y Guacaipuro ya se habían conocido y enamorado. Cuenta Almarza (2015), que Urquía era una mujer hermosa, de larga cabellera y labios color rosa. El Jefe Catuche, el gran cacique y piache de las tribus, hizo desfilar para el casamiento del nuevo jefe a 200 mujeres. Y “sin embargo Guacaipuro, prendado por la belleza de Urquía y el amor que por ella sentía, exclamaría: “Mi Urquía vale por todas,” (P. 11).
Después de la muerte de Guacaipuro, según Almarza, Urquía efectuó la investidura, de su hijo Baruta como cacique. Pero ella mantuvo incólume su amor por la memoria de su esposo.
Otro caso de fidelidad al amor, ocurrió con la esposa de Odiseo, quien tras permanecer por más de 14 años fuera de su casa, ocupado en la guerra de Troya, su esposa Penélope se mantuvo fiel a sus principios del amor a hacia su esposo, pese a la propuesta de dioses, señores, reyes, príncipes, soberanos y demás miembros de esta fauna que, a cambio de su amor, le ofrecían riquezas, poder, reinos, principados, dominios y toda clase de joyas, alhaga y vida eterna.
Siempre busqué una mujer de este tipo de valores y serle igual y corresponderle de la misma manera para ella, pero me equivoqué, no culpo a nadie. Sino no apareció la mujer que tenía como ideal en mi mente, con la diferencia de que no soy ningún grande hombre, soy un pobre diablo y feo, un pobre hombre y un hombre pobre; pese a la fidelidad que me acompaña. Vargas Vila, no creía en la fidelidad de ninguna mujer porque él consideraba que las mujeres son de todos los hombres y todos los hombres son de todas las mujeres, si esto se comprendiera, según él, no existiría la cultura de los celos.
(Referencia Bibliográfica: Almarza, L. (2015). Amor y Revolución. Venezuela. Imprenta Nacional.)