Honor y reconocimiento al Maestro Simón Rodríguez.
Escuela Social Rodrigueana Latinoamerican y del Caribe.
Simón Rodríguez fue siempre un maestro inquieto en sus ideales de emancipación, participó en el movimiento insurgente de Gual y España porque sus ideales eran opuestos al estado colonialista que imperaba en el momento histórico, se autoexilia y comienza su recorrido por el mundo abriéndose a las experiencias y conocimiento de la ilustración. Sus pensamientos independentistas surgen a partir del cúmulo de experiencias vividas y que concreta en un primer momento en el juramento del Monte Sacro junto a su discípulo Simón Bolívar. Ambos Simones logran concatenar un ideal que proyectará en adelante los horizontes de liberación en ambos en las tierras Latinoamericanas.
En Europa comienza a construir las ideas de un proyecto educativo para América que se traduce en sus libros Luces y Virtudes sociales, El libertador de mediodía y sus amigos de armas, los consejos de amigos dados al colegio de Latacunga entre otros. Ya en 1826 se encuentran ambos Simones para poner en práctica las ideas que pensaron, concretándose en el proyecto rodrigueano de la educación popular con la Escuela social. Siendo el legado que nos deja para las siguientes generaciones. En ese sentido la escuela social, visto desde nuestra organización busca hilvanar los hilos que atraviesan sus pensamientos para orientar las prácticas en pleno siglo XXI, las cuales podríamos caracterizar como:
-
Una práctica ligada a hacer. Aquella que permite del aprender haciendo, una práctica ligada al trabajo liberador y productivo.
-
Una práctica ligada a la ciencia como producto de creación para resolver problemas cotidianos.
-
Un método pedagógico motivador, activo, interesante, despierta la curiosidad por saber y por interrogar la realidad.
-
El fin de la educación es la formación de un nuevo ser que responda al momento histórico y la construcción del país.
-
No sólo es aprender conocimientos teóricos prácticos, sino saber convivir en sociedad. Del bien común.
Dicha visión nunca fue comprendida para su momento, y aun en los actuales momentos su proyecto educativo sigue siendo ignorado, de allí que construyamos los espacios para que vuelva a tomarse los principios de la educación social.
Fabricas de velas y oficios útiles para hacer republicas
La escuela liberadora basada en Rodríguez se plantea de un modo sencillo, en sus aspectos curriculares rompe con la fragmentación del saber, reconoce el potencial creador presente en los sujetos que lo constituyen. Las fábricas de velas, las maestranzas, los talleres de herrería, carpintería y albañilería expresaron formas de organización y convivencia desde el aprendizaje de hacer y producir para beneficiar y avanzar en la sociedad discriminadora, racista y elitesca como la boliviana. Su visión de los excluidos como potenciales seres que, recibiendo una educación pertinente haría de su espacio social un espacio productivo con virtudes para relaciones sociales de respeto, ayuda mutua velar por el otro pensar en el otro, ubicándolo como pensamiento y acción colectiva. UN REPUBLICANO PARA LA NUEVA SOCIEDAD.
Su concepto de escuela nos habló de auto sustentabilidad, organización, manejos de fondos, participación de estudiantes, padres a partir de los trabajos emprendidos. La escuela era concebida como una casa, dispuesta para aprender y desarrollar competencias en todos los ámbitos sociales de los más pobres. Por tanto la escuela social como proyecto político enfatizó:
-
La superación de la coloniedad presente en la sociedad del momento, para establecer una sociedad de iguales.
-
La liberación de los oprimidos a partir del trabajo y los medios de producción en sus manos.
-
La superación de la copia de modelos foráneos.
-
La instauración de un modelo económico y político expresado en la toparquía. O el poder en manos del pueblo.
-
La soberanía cognitiva a partir del pensamiento y la acción propia del inventar.
Qué es un oficio en la pedagogía de Rodríguez:
Las necesidades básicas tenían que ser cubiertas mediante los oficios. Vestirse, alimentos, alojarse, salud y recreación eran parte de su preocupación. El maestro pensó una educación y una escuela que permitiera el desarrollo de habilidades, destrezas manuales e intelectuales en los niños y jóvenes, como por ejemplo en la fabricación de velas ...
El método planteado era mediante la dilución de sustancias aceitosas como el ácido oleico, barsol y cebo, para luego envasarlo en materiales no adherentes y dar como resultado la vela. Sin duda el maestro tenía conocimientos de aritmética, geometría, procesos químicos, uniones entre moléculas, el punto de ebullición de las sustancias, la naturaleza de los materiales, y el uso de la vela, su utilidad y fin social.
Trabajando, produciendo y conociendo tres aspectos de su pedagogía. Pero también enseñaba la sociabilidad en medio del trabajo, para lo cual la honestidad y el esfuerzo, eran importantes para entender al otro y respetarlo.
Prácticas rodrigueanas en docentes aragueños.
Durante décadas, el estado Aragua ha venido construyendo prácticas rodrigueanas en maestros y maestras que andan solitario. Durante la década de los 90 en pleno período neoliberal se trabajaron las innovaciones pedagógicas enmarcadas en los fines y propósitos del Banco Mundial. Dichas innovaciones consistieron en prácticas de relacionadas con el ámbito de la escritura y la lectura sin trascender a la praxis y vinculación social del educador. Pero al unísono se dieron practicas innovadoras contracorriente en procesos de investigación acción, sistematización de proyectos socioeducativos, educación popular que sirvieron para hacer de la escuela un campo de acumulación de fuerzas y resistencia. En esos espacios de aula y comunitarios, los legados de Rodríguez se expresaron en prácticas relacionadas con:
-
Enseñanza de la Química desde proyectos de aprendizajes de elaboración de sustancias para el aseo personal, limpieza y alimentos.
-
Elaboraciones de juegos y juguetes con pertinencia sociocultural en comunidades humildes.
-
Elaboraciones de instrumentos para prácticas en los laboratorios.
-
Siembras y cosechas.
-
Trabajo político educativo con comunidades.
-
Cooperativas escolares.
-
Ferias de consumo y ferias de intercambios
-
Fabricación de instrumentos musicales.
-
Comités de salud escolares.
-
Prácticas de convivencia, visitas a hogares, vínculos de solidaridad dentro del barrio
Con el proyecto educativo de Aragua en 1996, se logra avanzar en las innovaciones desde la visión transformadora, la práctica con sentido, propósito y significado. La politización del docente comenzó por cuestionar los aspectos relacionados con la educación, su razón de ser, para qué y por qué educar. Cuestiones estas que abrieron distintos debates en los Encuentros Nacional de Educadores (ENE) y de investigación acción. La visión de emancipación se dio a partir de los escritos de distintos documentos producidos por los ENES, donde la visión de una escuela pertinente, creativa, propia fue construyendo un imaginario nuestroamericano que dieron como resultado la propuesta de los Espacios Permanentes para el Desarrollo Cultural Endógeno (EPDCUE) en el año 2000, en el marco del Proyecto Educativo Nacional.
La propuesta de los EPDCUE, desde el año 2000, han dado construcciones interesantes en el plano de la pedagogía para la liberación. Los EPDCUE, buscan reconocer el hecho cultural como referente para preservar los legados que traemos a lo largo de nuestra vida. Dichos legados se asumen desde la vertiente crítica y no enajenada. Los EPDCUE reflejan el pensamiento y la acción de Simón Rodríguez porque:
-
Dinamiza la escuela, cambiando su estructura de salones y espacios foráneos en talleres de las más diversas y variadas actividades pedagógicas, talleres que se vuelven verdaderos espacios de trabajo liberador, lo lúdico y el esfuerzo se combinan para hacer una escuela distinta.
-
Reconoce al maestro y la maestra como un sujeto histórico, con saberes. Esta visión socio histórica del maestro permite avizorar un perfil social, aprendido a lo largo y a través de sus padres y personas cercanas a su vida, pero invisibilizado por la sociedad y la escuela.
-
El desarrollo de la convivencia en el aprendizaje colectivo, el apoyo mutuo.
-
La vinculación de la práctica social de un trabajo al conocimiento universal.
-
Democratiza el hecho cultural.
Y a pesar de haber sido prohibidos en el año 2012, siguen vivos porque sencillamente la historia da la razón y Rodriguez camina al lado de ella. Ser rodrigueano es ser insurgente y atreverse a hacer de la educación un espacio para la liberación consciente para una sociedad distinta y otro mundo posible a pesar de los obstáculos.