
El tema de la Guayana Esequiba es motivo de trabajo en todas las salas de redacción. Ocupada en eso, recibí la llamada de una mujer que vive en El Cafetal. Se llama Yakelín Chacón y está angustiada por el cuadro dramático estampado frente a su edificio desde hace casi una semana.
_”Es una señora en situación de calle, tiene días deambulando por aquí, estamos tratando contactar a la gente del gobierno que se ocupa de estas personas…”.
Así, Yakelín relató parte de las circunstancias de cierta dama efectivamente “residenciada” en la acera de una avenida, la principal de El Cafetal, a pocos metros del semáforo que marca el cruce hacia la clínica Santa Sofía, para que ustedes tengan una idea.
_”Una señora morena, alta, debe medir como dos metros”, agregó, a manera de exageración venezolana.
Y para más señas, me envió una fotografía del ser humano con cuerpo, nombre y alma de mujer.
Desde entonces, jueves 09 de julio por la mañana, comencé a hacer llamadas. Fundación Un Nuevo Día, Gobierno del Distrito Capital… Misión Negra Hipólita.
Los caballeros de la Fundación Un Nuevo Día estaban indispuestos por falta de transporte y, en primer lugar, porque no estaban en la ciudad, pero me aportaron el número de un funcionario en GDC. Éste último tampoco estaba en Caracas, aunque me prometió que el lunes, seguro resolvía algo para ir a buscarla…
_¿Y el fin de semana? ¿Qué será de esta mujer? _ Pensé.
En ese sentido, decidí continuar intentándolo. Envié la fotografía a los correos que cada persona me remitió.
El viernes por la mañana, Yakelín Chacón vuelve a llamar.
_”Disculpa la hora”…
Yo miro el reloj. Las 7:25 AM.
Yakelín me cuenta que ella y su vecina han estado intentando con el INASS y una compañera del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Movimientos Sociales, y que todavía ninguna respuesta.
_ “¡Que nada, que eso es competencia de aquel y del otro! ¡Nada chica!”, protesta, con tono de voz color “que arrechera me da”.
Con el tema de Guyana dando vueltas en mi cabeza todavía, y pensando dónde podré encontrar los mapas con los límites que los holandeses y los ingleses de mierda se dieron el tupé de marcar, así a lo mero macho, ejecutando una injusticia que aún nos arde en el pecho, me senté otra vez en la computadora. ¿Y saben qué? Invoqué el discernimiento divino. La orientación de Dios pues, en quien creo, en quien seguiré poniendo mi fe.
_¿Qué hago?.. . Y escribí en la barra de búsqueda: Misión Negra Hipólita.
El sabelotodo de Google me arrojó el 0800 44765482. Llamé. Me respondió un joven que dijo ser “Carlos Gómez”.
Luego de plantear todo el asunto, el buen muchacho me dice que “está difícil la cosa”, porque si es una persona de la tercera edad, y tal y tal… pero que igual me va a ayudar. Antes de todo esto, le dije que yo era periodista de VTV, y que le estamos haciendo seguimiento al caso.
“Carlos” me refiere el número de la “coordinadora de la Misión en el estado Miranda (según corresponde por tratarse de El Cafetal)”. La llamo. No responde. Le escribo un mensaje. No responde.
Entre tanto, continuaban las llamadas entre Yakelín Chacón y su vecina, que a todas estas ya había decidido ir sola al INASS para buscar a dos promotoras, y garantizarles el traslado hasta el lugar donde seguía la desdichada mujer.
Las dos promotoras del INASS aceptan ir.
Cuando me entero, llamo a una de ellas. Clara Silva.
Clara está indignada, molesta, porque “la gente de la Misión Negra Hipólita me dijo que nos iban a apoyar con la atención médica”… y en resumen, “la gente” en cuestión nunca llegó al sitio.
Me desgaja un informe puntual y dramático por teléfono. La señora dice llamarse Mary Molina, tiene 57 años, padece una úlcera varicosa preocupante, “la tiene reventada y con mosquitos”, y “es educada, porque se tomó un jugo y botó el envase en el cesto de la basura, no en la calle”. “Se negó a venirse con nosotros”. “Dice que Dios y la virgen la van a curar, y de paso, cuando nos fuimos, nos echó una bendición”.
Clara añade que lamentablemente se retiraron del lugar porque no hallaron la forma de convencer a la señora Mary de montarse en el vehículo (el carro particular de la vecina de Yakelín Chacón, la mujer que comenzó la hazaña y que refiero al inicio de esta crónica).
Vuelvo a llamar a “Carlos”, del servicio 0800 HIPOLITA, y él me dice que ese no es su nombre, que es “una política de la línea” dar otros nombres.
Más sensibilizado ante el problema, "Carlos" me dice que la supuesta coordinadora de Miranda tiene un asistente, que se llama “Régulo”.
Régulo tampoco contesta, ni llamadas ni mensajes.
Lo intento nuevamente con la coordinadora. Y me escribe. Me dice que a ella no le han referido ningún caso en El Cafetal.
Así que me fajo a escribir toda la información que he recabado. Le explico que estoy haciendo seguimiento.
Por fin, después de tres o cuatro mensajes míos, ella sentencia: “No soy coordinadora, soy secretaria, eso le compete a los promotores de abordaje y a nosotros no nos han pasado ese caso, y el perfil es hasta 55 años, si tiene más edad le corresponde al inass”.
Punto final. Aunque le pedí que por favor me diera más orientación, o el número de algún promotor, eso fue todo. No supe más de la coordinadora-secretaria de la Misión Negra Hipólita del estado Miranda.
El viernes por la tarde, vuelvo a VTV y retomo la Guayana Esequiba, los mapas y los límites. Y allí me doy cuenta de que me arde el pecho otra vez, pero ya no es por las líneas de Schomburgk (el infame naturalista alemán enviado por los ingleses para inventarse un límite fantasma, que luego se hizo "formal" y "legal" y le hurtó a Venezuela más de 159 mil kilómetros cuadrados). El tema que me oprimía ahora el corazón era Mary, con su úlcera y los mosquitos, y sus bendiciones al prójimo. Mary viviendo en la acera de El Cafetal, al lado de una jardinera. El frío que debe hacer en esa vaina cuando cae la madrugada.
_”Que arrecho... Cuanta indiferencia ¿Y si escribo algo y lo mando a Aporrea? Me pueden confundir con una escuálida. Que no lo soy, nojoda. Tal vez Maduro lo lea. O Rosángela Orozco, o Gladys Requena. Tal vez lo lea alguien a quien le duela el dolor ajeno”…
Intento ubicar en mi archivo neuronal a otras personas…
Escribí otra vez a los chicos de la Fundación Un Nuevo Día… Edgar López y Joel Pérez, para compartir mi frustración. Entonces, cambia el color del panorama… ambos me devuelven los mensajes, cada uno con una llamada, y me dicen que “aunque sea en moto van a ir a buscar a la señora”. Eso fue el viernes 10 de julio, a eso de las 6:30 de la tarde.
Continuará…
sirley97@gmail.com