Psicopatía y administración pública

El tema viene a colación luego de leer la escalofriante experiencia de Eva Golinger en su artículo "Lo que me hizo Yonny Bolívar", en la cual describe la increíble red de complicidades dentro del propio poder público, que puso en juego el declarado asesino de Adriana Urquiola, para cometer sus crímenes, esta vez en contra de la reconocida abogada y periodista. Eva no duda en calificar a Yonny Bolívar de psicópata criminal, para desmarcar el caso de la acostumbrada manipulación mediática de la derecha venezolana. Tampoco ha sido la única en señalarlo, ya en agosto de 2014, la periodista de oposición Jenny Oropeza, en su cuenta oficial de Twitter, lo responsabilizaba de lo que pudiera pasarle, por una serie de amenazas recibidas. Anteriormente la mamá de su hijo, Leonela Coello, también lo había denunciado por maltrato.

Como lo relatan algunos medios, la red de complicidades es de larga data. Yonny Bolívar había sido condenado en marzo de 2004 a 22 años de prisión por un tribunal de Lara por secuestro, ocultamiento de armas de guerra y usurpación de título militar, de allí su apodo de "Capitán Bolívar" ya que se hacía pasar por piloto de la Fuerza Aérea venezolana, así como por ingeniero en telecomunicaciones. El "Capitán Bolívar" cobró notoriedad, en septiembre de 2004 cuando se le señaló como autor intelectual de la masacre de la cárcel de Uribana, un motín que dejó más de una decena de internos muertos. En abril de 2005, el juzgado 5to de Lara a cargo de la jueza Menfis Álvarez, le dictó la libertad y el regreso de sus propiedades. La Jueza fue suspendida de su cargo en 2005 y el beneficio le fue revocado, permaneciendo en prisión hasta 2012, cuando obtuvo la libertad sin cumplir la sentencia completa. Es de notar que su fortuna como él mismo lo declaró, provino de la especulación con el dólar.

El día del crimen, domingo 23 de marzo de 2014, cuando asesina a Adriana Urquiola, la guarimba donde ocurre el hecho tenía una hora de montada a solo 50 metros del comando de la Policía del estado Miranda. Cuando lo detuvieron luego del crimen de Adriana Urquiola tenía carnet de comisionado de la Policía Nacional Bolivariana. La mamá de Adriana señala que luego del homicidio regresó acompañado de una patrulla de la PNB, mostrando que su identificación no era "para chapear" sino que tenía un verdadero poder en esa institución. Por otra parte, su influencia en el Poder Judicial continúa incólume, ya que de alguna manera logró que el expediente no fuera bien manejada por el fiscal Jimmy Hernández, de la Fiscalía Primera del estado Miranda. Últimamente se le señala como uno de los promotores de las guarimbas de 2014.

En su búsqueda de notoriedad, Yonny Bolívar también ha sido aficionado a fotografiarse con personalidades de la farándula y de la política, o también armando sus propios mini-escándalos, como lo hizo en el año 2000, al demandar a la ex primera dama Marisabel Rodríguez por difamación e injuria, después que ella lo hubiera denunciado por usurpación de títulos de funcionarios.

Si bien solo un examen clínico podría determinar la psicopatía o no del personaje, lo más inquietante y que es de nuestro interés, es la influencia de estas personalidades dentro de la administración pública venezolana, en especial sobre policías dirigidas por el Gobierno o la oposición, personal penitenciario, fiscales y jueces. Los investigadores como Ronson, Babiak y Hare han encontrado que en las organizaciones donde se estimula fuertemente la competencia por el ascenso y se premia la obtención de resultados sin importar los medios empleados, esta gente encuentra el medio más adecuado donde desenvolverse. Nuestra administración pública, caracterizada por bajísimos niveles de institucionalización, donde se valoran más las conexiones y la lealtad al jefe, que el desempeño o los logros alcanzados, es al igual que las empresas capitalistas, un medio idóneo para que campeen estas personalidades, sean como funcionarios, asesores, o empresarios relacionados con el jefe de turno.

Aunque en Venezuela faltan estudios, al menos conozco un caso en el cual un ministerio realizó pruebas psicológicas al personal que estaba ingresando detectándose numerosos casos de personas con graves problemas mentales. Pese a los resultados, toda esta gente ingresó sin problemas y sin que se les hiciera un programa de seguimiento o apoyo profesional. Y allí permanecen con toda su carga de problemas para "servir al bien público".

Para sujetos como Yonny Bolívar, sean o no psicópatas, sino simplemente gente dispuesta a realizar cualquier cosa con tal de alcanzar sus objetivos de poder, placer, dinero o reconocimiento inmerecido, nuestra actual administración pública es un medio de cultivo apropiado para que se reproduzcan y dejen a un pueblo estafado por la secuela de abusos, corrupción y crímenes que cometen. Contrarrestar estas debilidades nuestras, pasa por superar los vicios morales del capitalismo derivados de la cosificación del ser humano, y primar los valores morales socialistas como el reconocimiento al otro, la filosofía del cuido, la solidaridad, la cooperación, la participación protagónica, la justicia y la equidad social. Bajo una verdadera moral revolucionaria que se exija para ejercer del Poder Público, los practicantes del maquiavelismo no llegarían muy lejos.

bernardo.ancidey@gmail.com



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Bernardo Ancidey

Licenciado en Física.

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