No tengo datos precisos del estado de las carreteras a escala nacional. Los medios de comunicación en estos días de viaducto colapsado, han lanzado cifras que aseguran que un 70 y hasta un 87 por ciento, estarían en estado de deterioro. Yo, modestamente, sólo puedo dar fe del estado de deterioro en que se encuentra la carreteras de Guárico y en especial de una que conduce a Altagracia de Orituco.
Bueno es que sepan que se puede llegar a Altagracia desde Caracas por tres vías. Una es por Santa Teresa del Tuy, vía Parque Nacional Guatopo. Esta carretera está en mal estado y encima es muy vulnerable a los derrumbes, típicos de la zona de Guatopo. La otra es vía Charallave-San Casimiro-Camatagua que está muy bien hasta el límite con Aragua, donde hay un tramo entre Taguay y La Peñita de unos treinta y cinco kilómetros muy deteriorado. Y finalmente se puede llegar por oriente, lo cual es, si se quiere llegar a Altagracia, como caminar para atrás.
Lo cierto es que esa huecamentazón que menciono tiene más de 20 años de existencia. Hemos tenido la “suerte” que Didalco Bolívar y Eduardo Manuit no han logrado ponerse de acuerdo sobre quien arregla ese “pedacito” de carretera. Manuit y Bolívar han escurrido esa responsabilidad. Esa responsabilidad que hace que, por ejemplo, el traslado de un enfermo hacia Caracas o hacia San Juan de Los Morros, se convierta en un vía crucis. Se ha sabido de parturientas que han dado a luz gracias a los “altibajos” de esos treinta y cinco kilómetros.
Según se dice, no me consta, uno alega no tener competencia pues es “territorio aragueño” y el otro se hace loco, porque no le da votos, pues la huerfana vía comunica básicamente a pueblos guariqueños. Increíble de ser cierto.
Increíble también, ya verán por qué, fue esto que leí el 5 de enero de 2006: “Un recorrido realizado ayer por el equipo de Últimas Noticias confirmó que tomar este camino (Carretera Vieja Caracas-La Guaira) es toda una aventura. Derrumbes, escombros, piedras en la vía, filtraciones de agua y fallas de borde son sólo algunos de los obstáculos que los vehículos deben sortear (...) Además del mal estado de la vía, los transportistas agregan un problema mayor: la inseguridad”.
Cuatro días después, el 9 de enero de 2006, tuve que llegar a Caracas por esa vía descrita en el párrafo anterior. Y me sorprendió que en tres días la carretera fuera acondicionada con rayado, ojos de gato, vigilancia y asfaltado. Tardé más de cuatro horas en llegar a Caracas debido a un autobusete accidentado. Esperaba encontrarme con el desastre descrito en el diario de la familia Capriles López. Pero no me queda sino preguntarme, otra vez, qué pasa con nuestro periodismo.
No pretendo que la colega que escribió la nota conozca la carretera vieja tanto como yo conozco la huecamentazón que hay en una parte de las vías hacia Altagracia de Orituco, pero dudo, y me disculpo de antemano por la osadía de escribir esto, de la realización del recorrido.
¿Qué porcentaje de las carreteras del país están en mal estado? 74, 87, 70 son algunos de los porcentajes que han lanzado los medios de comunicación. La pequeña muestra de la descripción del estado de la carretera vieja me permite seguir dudando de mucho de lo que leo. Más no de lo que veo y siento. ¿Verdad Manuit? ¿No es así Didalco?
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