Los estigmas de la revolución

Hoy escribo este artículo, inspirado en la conmemoración de una fecha patria y la lectura de varios artículos de prensa de militares que se dicen llamar padres de la Revolución Bolivariana, en momentos en que participo de las celebraciones de la fecha de independencia de México, que se ovaciona ante una multitud aglomerada en el zócalo de la capital mejicana a la medianoche del 15 de septiembre, donde el contagio del patriotismo se manifiesta en miles de participantes, cuando el presidente Vicente Fox se asoma al balcón para anunciar el grito Viva México..!



La numerología nos enseña que los números constituyen mensajes subliminales que debemos seguir, y que aprendimos de los estigmas religiosos que señalan fechas claves en la evolución de los pueblos… La humanidad gira en torno al estigma de los números, cuyos corolarios constituyen fechas trascendentales que han venido celebrando la humanidad a través del tiempo.



…y dentro de esta retahíla de consecuencias e interpretaciones místicas y exotéricas de los números, la Revolución Bolivariana no podía escapar a su significado y celebración…



Para la inmensa mayoría de arribistas y oportunistas que se han infiltrado hasta los tuétanos dentro del MVR buscando prebendas políticas, el veintisiete (27) es el estigma de la revolución, cuando surgió el llamado “caracazo” un mes de febrero de 1989, como consecuencia de un pueblo que se rebeló al paquete de medidas económicas neoliberales que impuso Carlos Andrés Pérez por imposición del Fondo Monetario Internacional, FMI… Para Francisco Arias Cardenas y Yoel Acosta Chirino, el cuatro (4) es el estigma, y como tal, ambos se consideran padres de la revolución con derechos preferenciales en el gobierno, por el sólo hecho de haber participado en el fallido Golpe de Estado en un mes de febrero de 1992, que trajo como consecuencia la aprensión de todos los golpistas y una revisión profunda de la crisis política y social que socavaba las bases de cuarenta años de gobiernos adeco-copeyano, por efecto del “puntofijismo” que llevó al país a una crisis social e institucional de proporciones incalculables en corrupción, hambre, miseria y la desolación del campo… y lo mismo para otros militares golpistas que estigmatizaron el veintisiete (27) que simbolizaba el “caracazo”, cuando un mes de noviembre de 1992 se alzaron contra la dictadura adeco-copeyana, y a pesar de fracasar en su intento, se organizaron en el MBR200 que pretende confiscar el proceso revolucionario para sus propios intereses económicos… Para los criminales corruptos que se hacen llamar “empresarios”, el doce (12) es el estigma de la revolución, por la imprudencia imperdonable, a juicio de ellos, de denunciar a Carlos Andrés Pérez por peculado, un mes de marzo de 1993, generando una truculencia política que conllevó a la destitución del Presidente y un llamado a elecciones que favoreció a los empresarios financistas que jugaban a las “utilidades cambiarias”, para quebrar las 12 principales instituciones financieras del país, con la anuencia de Rafael Caldera y de su entorno familiar… Para los políticos arrepentidos, el treinta (30) es la fecha del estigma que señaló la decadencia de AD, cuando la Corte Suprema de Justicia sentenció, en un mes de mayo de 1996, a Carlos Andrés Pérez, y con él cayó la popularidad del los partidos tradicionales; léase: AD y COPEI… Militantes que en su desesperación de no desaparecer del panorama electoral, huyeron en estampida de corruptos y apatridas, cambiándose el nombre para confundir al colectivo, pero inalterables en sus ambiciones de poder: Proyecto Venezuela, Primero Justicia, Alianza al Bravo Pueblo, Causa R… Mientras que para la mayoría de los chavistas, el seis (6) es el estigma de la revolución, cuando Hugo Rafael Chávez Frías obtiene el 56 % de los votos en las elecciones de diciembre de 1998…



Pero si de fecha se trata para conmemorar un proceso transformador de profundas raíces sociales, el quince (15) es el estigma de la Revolución Bolivariana…



La Revolución Bolivariana surgió con Simón Bolívar el 15 de febrero de 1805, cuando el joven venezolano hizo aquel juramento de unión, justicia y libertad, cuyo mudo testigo fueron las ancestrales ruinas romanas en el Monte Sacro:



“Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”
Simón Bolívar



Un juramento que dejó de ser un ideal y una arrogancia de la juventud rebelde, para convertirse en un movimiento revolucionario que se escribió el 15 de diciembre de 1812 con el Manifiesto de Cartagena, donde el joven venezolano, escribirá su compromiso por transformar las bases sociales de su país:



“Corramos a romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen en las mazmorras, siempre esperando su salvación de vosotros; no burléis su confianza; no seáis insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos”

Simón Bolívar



…y siendo consecuentes con el ideal de Simón Bolívar, el 15 de diciembre de 1999, la inmensa mayoría del pueblo venezolano votó SÍ por la CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, como el instrumento revolucionario para transformar las bases de la sociedad de Venezuela, y para que la justicia y la igualdad se imponga sobre la cultura de los privilegios que surgió en el país con la muerte del Padre de la Patria, y que dio paso a una cultura partidista que monopolizó por más de 40 años Acción Democrática y COPEI.



Un 15 de abril del 2002, el pueblo venezolano celebró el regreso de su presidente, luego que Hugo Rafael Chávez Frías es apresado por militares confabulados con empresarios en conchupancia con poderosos dueños de Medios de Comunicación.



Un 15 de febrero del 2004, el pueblo venezolano dijo NO al Referéndum Revocatorio aupado por las cúpulas empresariales, que pretendían deponer al Presidente Chávez por la vía electoral, tras fracasar la vía golpista del 11 de abril del 2002.



De todo lo anterior concluimos, que la Revolución Bolivariana sólo tiene un líder ideológico, insustituible e inimitable, y ese nombre es Simón Bolívar…



Un líder que se proyectó en el tiempo, y hoy sus enseñanzas están siendo puestas en prácticas inteligentemente por Chávez con el apoyo entusiasta el pueblo organizado, que reconoce en este venezolano la honestidad de su mensaje bolivariano y su lealtad a los principios bolivariano por la unión, la justicia y la igualdad de los pueblos… Bolívar es nuestro norte, nuestro guía y nuestro líder… No hay otro… ni siquiera lo intentemos buscar entre los partidos que apoyan el proceso y se dicen comprometidos con la revolución, pero que saltan la talanquera cuando no consiguen sus prebendas partidistas; tal cual hicieron diputados y militares comprometidos en el 4 de febrero que lanzó al liderazgo de Chávez con el “por ahora”… y así como existe un solo líder, existe el estigma del quince (15) como la fecha de la Revolución Bolivariana… Una fecha que pertenece al pueblo, y que sólo el pueblo es capaz de reconocer en auténticos líderes y conductores de un proceso revolucionario, que necesariamente no se encuentran en las cúpulas partidistas, que al mejor estilo adeco-copayena, hacen gala: Quinta República, Podemos, Patria para Todos, Partido Comunista y Gente Emergente… desconociendo con su dedocracia, en un claro gesto de arbitrariedad partidista, a los auténticos líderes populares, donde reside la base de la revolución, porque allí está la verdadera vocación de servicio que exigen los ideales del Padre de la Patria, Simón Bolívar, El Libertador.


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Jorge Mier Hoffman


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