Sin temor a
equivocarme, el mejor ejemplo de lealtad en nuestra Historia Patria
lo constituye nuestro padre Libertador Simon bolívar, quien fue leal
a sus ideales libertarios, a sus principios, a sus proyectos; y así
como él, cuántos hombres y mujeres leales a esos mismos principios
y al propio Libertador, que destacan con grandeza en nuestra Historia.
Como dejar de nombrar al Gran Mariscal Antonio José de Sucre, realmente
un gran soldado independentista, fiel a Simón Bolívar y al proyecto
emancipador, hasta sus últimas consecuencias. Precisamente por eso
lo asesinaron, por su lealtad inquebrantable al liderazgo del Libertador
y al proyecto de libertad y soberanía que él encarnaba. Otro ejemplo
importante de considerar aquí, es el de Ezequiel Zamora. Los apátridas
y traidores del momento, no pudieron soportar su convicción revolucionaria,
su espíritu indomable, su férrea decisión a construir Patria; y planificaron
su desaparición física, concretada con la bala traicionera de San
Carlos.
Esa es la lealtad
revolucionaria que necesitamos elevar en la conciencia y en el corazón
de todo(as) los(as) revolucionarios(as). Lealtad a nuestro máximo
líder, Hugo Chávez Frías; y por tanto, a la Revolución Bolivariana,
a los principios y objetivos que buscamos alcanzar en este proceso que
nos está conduciendo hacia la consolidación definitiva del Socialismo
Bolivariano. Sin duda, que el personaje principal acá es el pueblo
organizado, como se dice tradicionalmente, “la masa popular”; que
sigue sin vacilar con claro sentimiento de lealtad revolucionaria, al
líder que se ha ganado su confianza, que ha sabido interpretar cabalmente
sus deseos, sus esperanzas; aquel que se sabe dedicado por entero al
cumplimiento de los compromisos adquiridos, sin mas satisfacción que
el sentimiento del deber cumplido, de la fidelidad a los principios
de libertad y soberanía. He aquí la mejor muestra de la lealtad compartida,
que se complementa: del pueblo hacia su líder y de éste hacia su pueblo.
Así es
Chávez, así es Fidel; líderes indiscutibles de Nuestra América,
que nos sirven permanentemente de ejemplos imperecederos; igual que
Bolívar, Sucre, Zamora, en esta lucha hacía la auténtica liberación
de nuestros pueblos. Recordemos lo que escribió ese otro grande, el
CHE Guevara, refiriéndose a ese liderazgo de Fidel y su compenetración
con su pueblo: “Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo
de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndole actuar.
En las grandes concentraciones públicas se observa algo así
como el diálogo de dos diapasones, cuyas vibraciones provocan
otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar
en un dialogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un
final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria”.
Por ello, compatriotas,
la lealtad revolucionaria requiere de mucha voluntad y convicción,
tanto en lo colectivo como en lo individual, porque ha de obtenerse
con la teoría y la práctica diaria y permanente; y se verifica en
la constancia y la perseverancia. No podemos ser leales sólo en ciertos
momentos sino a toda costa, todo el tiempo. Son muchas las pruebas,
tentaciones y obstáculos a los que nos enfrentamos y sometemos, pero
debemos aprender a superarlos.
No podemos
entonces, colocar límites a nuestro compromiso con los principios revolucionarios.
Recuerden que para Judas Iscariote sólo bastaron unas cuantas monedas
para traicionar a Jesús de Nazaret. Preguntémonos día tras día,
si nosotros tenemos algún precio para traicionar la revolución y pongamos
por encima de cualquier tentación, toda nuestra voluntad revolucionaria
para salir airosos de esas pruebas, comenzando por aquellas que nos
parecen una ligereza; puede ser una buena estrategia para ir elevando
nuestra Lealtad Revolucionaria.
Camaradas,
esa lealtad que profesa la gran mayoría de nuestro pueblo, nos invita
ampliamente a ser cada día más honestos, eficientes, eficaces, apasionados,
generosos, conscientes. Como lo hemos dicho en diferentes oportunidades,
también nos llama a apartarnos de vicios dañinos como el individualismo,
el sectarismo, la corrupción, la mediocridad, el burocratismo, entre
otros flagelos de los que aún no hemos podido deslastrarnos. Preciso
es entonces, acumular todas las virtudes necesarias para ser cada día
mejores revolucionarios(as), para seguir transformándonos en excelentes
militantes socialistas.
La formación
ideológica que mencionamos constantemente; y en la que debemos seguir
insistiendo en todo nuestro accionar diario, nos ayudará ampliamente
a reflexionar sobre la fidelidad a toda prueba que merece la Revolución
Bolivariana, la lealtad sin complejos que debe guardarse a nuestro líder
indiscutible Hugo Chávez Frías. Estudiar y reflexionar para terminar
de convencernos en la práctica, que la formación ideológica es un
importante complemento de la Lealtad Revolucionaria. De allí la importancia
del estudio y el análisis permanente en todos los niveles organizados
de nuestro pueblo, para continuar consolidando la conciencia del deber
social, la pasión revolucionaria, en esta transición hacia el socialismo,
que como sabemos, no es nada fácil. Ya lo dijo el CHE Guevara en su
momento: “La nueva sociedad en formación tiene que competir muy
duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia
individual, en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente
orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter
mismo de este periodo de transición con persistencia de las relaciones
mercantiles. La mercancía es la célula
económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos
se harán sentir en la organización de la producción y, por ende,
en la conciencia”.
Porque es necesario
considerar constantemente, como parte de nuestra formación, que “la
nueva sociedad nace contaminada de la vieja”; de allí la férrea
lucha contra los vicios del capitalismo, que tratan de mellar permanentemente
los principios de la Lealtad Revolucionaria. Que “este periodo de
transición” que nos ha correspondido, se refiere a que esa vieja
sociedad capitalista, con todos sus antivalores, no ha terminado de
morir y la nueva, libre y soberana, no ha terminado de nacer.
Por ello es
que, las batallas venideras, que serán muy duras todavía, deben ser
libradas con armas indestructibles y poderosos escudos protectores:
un sólido sentimiento revolucionario, la unidad verdadera entre todas
las fuerzas revolucionarias, la convicción, la organización, la planificación.
Pero el armamento más poderoso, articulador de todo lo anterior será
siempre el de la Lealtad Revolucionaria; esa que todos los socialistas
debemos ofrecer al proceso bolivariano para seguir destruyendo las cadenas
opresoras del sistema capitalista y continuar entonces construyendo
firmemente la Patria Socialista, libre, soberana y antiimperialista,
por la que se viene luchando desde hace doscientos años…y más…
Independencia y Patria Socialista!!!
sentirbolivarianobarinas@gmail.comViviremos y Venceremos!!!