Intentando descifrar a la llamada clase media

Difícil tarea la de intentar descifrar una clase cuyo denominador común es el de ocupar una franja internamente estratificada, de anchura variable entre la Burguesía dueña de los medios de producción y el Proletariado dueño de su propio trabajo, clase media esta que oscila en cuanto a su posicionamiento en la escala social, acorde a los vaivenes fluctuantes del acontecer económico, así por ejemplo, en los tiempos que corren, un importante sector de dicha clase media, cae casi a nivel de la indigencia, al perder sus empleos y sus casas en los Estados Unidos de Norte América, debido a la crisis económica que hoy azota a los países desarrollados del llamado primer mundo. Llegamos así a lo que considero es el lazo común que une a los diferentes estratos que componen la clase media, como sería su temor permanente a bajar de estatus social y sobre todo el temor a perder el nivel de comodidad que les da el nivel económico al cual han logrado llegar, es decir el temor a perder la propiedad sobre su vivienda o que se aleje la posibilidad de lograr adquirirla, el temor a perder su vehículo o vehículos de transporte personal o familiar, el temor de no poder adquirir objetos de consumo esenciales o no tan esenciales, el temor en un sector de la misma de no poder vacacionar en el exterior ocasionalmente (viajes estos que por lo común si son a los países llamados del primer mundo le reafirman su identificación con esas sociedades “tan ordenadas”, “tan cultas”, “tan limpias”, “tan seguras”), el temor a que sus hijos no puedan asistir a los mejores colegios y no puedan tener acceso a una formación profesional, y sobre todo el temor de bajar al nivel social de donde en forma mayoritaria originalmente proviene, nivel este del que tanto a él o quizás a sus padres o abuelos les costó tantos esfuerzos salir. Este sentimiento común de no perder su escala de comodidad, funciona independientemente de su actitud ante la vida, tanto para los que dentro de esta clase se sienten revolucionarios o progresistas, hasta los que desearían subir más aun en la escala social (es decir los que desearían pertenecer a la “elite” de la sociedad). Es un axioma común aquel que plantea el que ningún ser humano desea perder lo que tiene. La diferencia entre él clase media progresista y el clase media élitesco, es la que el primero desearía que todo el mundo pudiera disfrutar de lo que el disfruta, y en mayor o menor grado lucha, simpatiza, o apoya el logro de ese ideal; al clase media élitesco le importa poco como se desarrolla el modo de vida de los demás, y centra sus esfuerzos en el logro de sus metas personales, algunos de estos últimos para calmar su conciencia pueden inclinarse al donativo o a la limosna en forma personal, o a afiliado a clubes de carácter filantrópico. Una característica que le da relevancia a la clase media, es la de que de ella han surgido la pléyade mas preeminente de líderes revolucionarios desde mediados del siglo XIX y durante todo el siglo XX, los cuales habiendo roto todo lazo con su clase de origen, han encabezado la lucha por revolución mundial anti capitalista, Marx hijo de un judío convertido a pastor metodista, Engels hijo de un empresario medio, Lenin perteneciente a la pequeña nobleza rusa, Mao hijo de campesinos acomodados, Fidel abogado, hijo de un terrateniente medio, El Che médico e hijo de familia clase media, Chávez militar de carrera e hijo de maestros, y por lo común la gran mayoría de luchadores de primera fila en pro de la toma del poder por el proletariado o de manera general por las clases desposeídas, los cuales no han surgido de las filas de dichas clases sociales menos favorecidas, si no que han surgido como clase de origen, de todos los estratos de la clase media. Con estos personajes como ejemplo, caemos en la materia referente a lo que Maslow eminente psicólogo humanista de mediados del siglo XX, clasificó como los niveles de necesidades básicas del ser humano.

Así tenemos que el primer nivel de la escala de Maslow es el de la supervivencia, prácticamente una necesidad a un nivel biológico, niño que no es alimentado, y cuidado al nacer sin lugar a dudas no sobrevive, si es mal alimentado, mal cuidado, crecerá con la tendencia, muchas veces a cualquier costo, del logro de sus necesidades primarias no satisfechas.

El segundo nivel Maslowiano es el nivel del reconocimiento, es decir la necesidad también primaria que tiene el ser humano de ser reconocido como tal, ser receptor de caricias y sentir que puede acariciar, es decir llenar la necesidad biológica de la estimulación, indispensable para el desarrollo pleno del sistema nervioso central (el cerebro), niño que no es estimulado tampoco sobrevive; cuando la estimulación no es incondicional si no condicionada a las necesidades o exigencias del momento de sus padres o sustitutos, el niño crecerá acorde a la intensidad con la cual fue estimulado, es decir puede transitar desde la tendencia al aislamiento (nadie se va a interesar por mi), hasta la búsqueda desesperada de ser reconocido; ejemplo: mucho político que condiciona la lealtad a una causa acorde en relación directa al papel descollante o predominante que en ella tenga.

El tercer nivel es el de la pertenencia, aunque ligada en menor grado a la no sobrevivencia, sin lugar a dudas también es una necesidad humana de importancia, cada quien desea identificarse con un grupo, nacionalidad o afinidad determinada, y también tener los medios necesarios con que llenar la necesidad de adquirir alimentos, y productos para su subsistencia, además de desear ser poseedor de objetos de uso acordes a su trabajo, su placer, su comodidad, además de bienes característicos al grupo o los grupos con los cuales comparte o está relacionado, es decir bienes que podríamos calificar como de uso personal, familiar o grupal, lo que en el socialismo se conoce como propiedad particular, muchas veces confundida con la propiedad de los medios de producción es decir con la propiedad privada, y he aquí donde se confunden los límites entre la clase media o pequeña burguesía, y la verdadera y real burguesía, esta ultima poseedora de los medios de producción social, es necesario por lo tanto hacer distinción entre el pequeño propietario por definición perteneciente a la clase media, y el gran propietario, ya que no es lo mismo quien posee una ferretería por ejemplo, que el propietario de una gran fundición que provee de artículos de metal a dicha ferretería, no es lo mismo el dueño de varios edificios que alquila apartamentos, que el jubilado de clase media que alquila uno o dos apartamentos para redondear los ingresos provenientes de su jubilación, apartamentos estos últimos, adquiridos gracias a los ahorros obtenidos a lo largo de su vida con los ahorros obtenidos como producto de su trabajo personal, no es lo mismo el que gracias a su trabajo como prestador de servicios (profesionales por ejemplo), ha obtenido un nivel de vida que le permite cubrir sus necesidades básicas, además de un superávit para cubrir otras necesidades que rebasan los limites de la supervivencia, que aquel que nada en la abundancia, producto de la explotación del trabajo de los demás. En China que aún se auto considera un país socialista, el tema de la propiedad ha venido dando un giro verdaderamente sorprendente, ya que más que la propiedad de los medios de producción, se toma en cuenta cuanto genera la producción de los mismos y el bienestar social que esto implica, bienestar social este acorde a las necesidades básicas chinas, que están muy por debajo de lo deseable en referencia a lo que pensamos deberían ser nuestros estándares de necesidades poblacionales, agregando que el enriquecimiento de unos pocos (en forma relativa en relación a su gran población) ya no es criticable, siendo estos capitalistas aceptados como miembros del partido comunista en el poder, veremos qué pasará en el tiempo con este nuevo y sui generis enfoque socialista. Esta necesidad de pertenencia es el punto crucial en cuanto a la relación entre el socialismo y la clase media, clase media esta, por lo general muy mal informada en cuanto a sistemas políticos se refiere, lo cual sumado al acondicionamiento por bombardeo permanente que desde el jardín de infancia recibe el niño clase media acerca de las “maldades del comunismo”, tesis que escuchará durante toda su vida proveniente de su familia primaria, del colegio privado donde estudia (sobre todo si se trata de institutos educacionales religiosos; recuerdo en mi preadolescencia que el material de lectura durante los retiros espirituales del colegio de curas en que estudiaba, estaba plagado de propaganda a favor del franquismo, con relatos acerca de la persecución a la iglesia y a los religiosos y religiosas en particular, por parte del bando republicano a quien identificaban como “los rojos”). Toda esta propaganda anti socialista y anticomunista, abonado diariamente por los medios de comunicación privados, cuya propiedad se encuentra en las manos de la gran burguesía.

Dada la confusión existente dentro del mismo corazón de la clase media entre propiedad privada y propiedad particular, cualquier control que pretenda el Estado que afecte la propiedad de los medios de comunicación o a cualquier otro medio de producción, es tomado por un sector importante de la clase media como un ataque a sus bienes particulares, llegando hasta el odio visceral hacia quienes consideran atentan contra su posesión de los mismos, ejemplos sobran; la propietaria de un quiosco de venta de revistas (perteneciente al sector menos favorecido de la clase media), hace algún tiempo me decía, tanto preocupada como airada: “como van a expropiar a la Polar si es la que nos alimenta”. Por supuesto que además del acondicionamiento tanto familiar como por la educación privada, así como por los medios de comunicación también privados, este sentimiento de despojo se ve reforzado en nuestro país por la pésima administración plagada de ineficiencia y corrupción de la mayoría los medios de producción privados expropiados, ahí están por ejemplo los malos manejos de las empresas de Guayana, la cabilla desaparecida gracias a las mafias dentro de la administración de la siderúrgica, saboteo proveniente de los mas altos niveles de la administración publica sobre el control obrero de Alcasa, los precios del saco de cemento tan o mas caros que en la época en que la industria cementera estaba en manos privadas, y no se diga las tierras expropiadas, buena parte de ellas en el mayor estado de abandono como el emblemático hato Piñero por ejemplo, con el agravante a los ojos de la clase media, que a pesar de las seguridades al respecto dadas por el Presidente de la Republica de una manera publica en cadena nacional, ni siquiera le han pagado nada a los dueños de muchas de estas tierras y empresas expropiadas. A lo anterior hay que agregarle el estado de defección ante la delincuencia, que aunque es común para todas las clases sociales, dadas sus características como clase social antes expuestas, hace mayor mella dentro de los sectores de la clase media.

Hay que aclarar que por lo general las metas de los pertenecientes a la clase media, a diferencia de las metas de la alta burguesía no son las de acaparar riquezas y poder (sin importar como obtenerlos), sus metas, dados que en la mayoría de ellos priva un sentido ético transmitido por la crianza familiar (sentido ético este no exclusivo de esta clase social, ya que en familias de estratos sociales mas humildes en donde las necesidades de supervivencia y reconocimiento, son prioritarias de llenar por encima de sus otras carencias materiales, también rige la ética dentro de la enseñanza familiar), es la de lograr prepararse a través del estudio, para así obtener buenos ingresos económicos con los cuales poder vivir cómodamente y poder brindar un nivel sin penurias a su grupo familiar, sin que esto signifique el desprecio hacia la posibilidad de mayores ingresos si la ocasión se los ofrece, en tanto que dichos ingresos supernumerarios sean logrado en buena lid, es decir por medios no reñidos con la ética, esta actitud ante la vida también los diferencia de los carentes a nivel de supervivencia y reconocimiento, los cuales al no tener una buena formación ética familiar y social, actuarán en forma similar a la gran burguesía si la ocasión les brinda la posibilidad de enriquecerse; como ejemplo, aquellos funcionarios públicos que el saber popular señala como “los pata en el suelo” que se enriquecen con el peculado al encontrarse en funciones de poder.

El cuarto nivel en la escala de las necesidades de Maslow es el nivel de autorrealización, el autorrealizado se encuentra en un equilibrio ego sintónico entre lo que sabe y acepta de si mismo y su equilibrio con el mundo exterior, se supone que una vez llenadas a plenitud sus necesidades anteriores (de supervivencia, realización y pertenencia), o habiendo superado los efectos nocivos que sobre su personalidad ejercieron las fallas en la satisfacción de dichas necesidades, el autorrealizado se siente en bienestar consigo mismo y en consecuencia no necesita valerse de ningún tipo de manipulación en su relación con los demás, y dado su alto grado de autoestima se adaptará a cualquier circunstancia que se le presente en su entorno, seguro que hasta donde es humanamente posible cualquier situación adversa tendrá algún tipo de solución y de no tenerla afrontará con valor las consecuencias negativas de dicha situación. No todo autorrealizado es líder ni le interesa serlo, ni todo líder es autorrealizado; seres como el Che Guevara por ejemplo, son un ejemplo fehaciente de la convergencia entre estas cualidades, de autorrealización y de liderazgo, además de trascender históricamente.

Por ultimo el vértice superior de la pirámide de Maslow lo constituye la trascendencia, la cual a mi criterio no siempre es una necesidad, ya que no depende y no siempre es buscada por el sujeto que llega a ese nivel evolutivo de su personalidad, la cualidad de trascendencia es ajena en algunos casos a la persona a la cual se aplica, ya que es un reconocimiento que le viene desde el entorno humano que lo rodea. Líderes regionales o universales, Héroes, Santos, Profetas y Mesías, son ejemplos clásicos de trascendencia. Existe, siempre dentro de mi criterio particular, un desfase entre la autorrealización y la trascendencia, ya que el auto realizado conserva una posición que calificaría como de ecuanimidad consigo mismo y con el medio que lo rodea, cualidad no siempre presente en el que trasciende, que en muchos casos llega a la trascendencia en la búsqueda de reconocimiento.

Para terminar deseo aclarar que los criterios aquí expuestos en cuanto a las clases sociales, y en particular a la clase media, no son taxativos, si no acordes a mi aprendizaje y a mi experiencia como profesional en el área de la psiquiatría, al estudiar las variables grupales que he logrado observar a lo largo de mi ya prolongado quehacer profesional, es decir son modelos aproximados a la realidad, ya que las variables particulares de cada ser humano hacen de el un molde singular dentro del conglomerado social.

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Arnaldo Cogorno


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