Sentir Bolivariano

Bolívar sigue vivo (II)

Hemos sido testigos y tenemos ahora la certeza de que en el panteón nacional están los restos inmortales del Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, el libertador de Suramérica, nuestro padre, padre de la Patria Grande.

En enero de 2008 comenzaron los trabajos, y se crearon las condiciones, para la apertura del sarcófago y la urna de plomo en el que están sus restos, acción que se produjo en julio del año pasado.

A partir de allí, comenzó una serie de estudios antropológicos, anatomopatológicos, radiológicos, odontológicos, médico-forenses y genéticos, con las técnicas y procedimientos más avanzados de nuestra época, que lograron comprobar que “…los restos corresponden a un varón de 47 años, de 1,65, de tipología racial mestiza con prioridad caucasoide; una persona delgada y fuerte; con pelo ondulado y fino, de acuerdo a uno de los capilares tomados de la urna y con restos en la zona del hueso sacro que determinan que era un jinete…” Nuestro Simón Bolívar.

Desde que se iniciaron estos importantes estudios, no faltaron las críticas malsanas de una oposición, que no tiene mejor calificativo que “apátrida”; y que apoyada por los medios de comunicación se encargó, entre otras muchas cosas, de desvirtuar la intencionalidad histórica, justa y llena de amor y respeto que siempre sostuvo el proceso de comprobación de la autenticidad de los restos de Bolívar. Fue catalogado como un acto de profanación y como una distracción para la opinión pública que debía estar más atenta, según ellos, de otras “cosas más importantes”.

Y es precisamente, el accionar de la canalla mediática, la que me lleva a desarrollar estas líneas, basadas en el pensamiento claro y hasta profético del Libertador porque, si alguien estuvo siempre consciente del poder que podían ejercer los medios de comunicación, ese fue Bolívar; además del peligro que, como actualmente sucede, atentaba contra la República, por ser estos medios, instrumentos estratégicos de los enemigos de la Patria, debido al uso nefasto, manipulador y lleno de falsedades con que los utilizan.

Bien decía Bolívar: “La imprenta es la artillería del pensamiento”, al fundar el Correo del Orinoco el 27 de Junio de 1818; “mándeme usted de un modo u otro una imprenta que es tan útil como los pertrechos”, escribió también a Fernando Peñalver, para cumplir con su objetivo y obtener así un medio de comunicación, que publicara mensajes al servicio de la justicia, demostrado en su primer enunciado: “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos a engañar al público”; precisamente con el gran propósito de contrarrestar la influencia de la Gaceta de Caracas, periódico al servicio de la Corona Española.

Nuestro Padre Libertador, no sólo previó el poderío de la información, también fue víctima de sus desviaciones. El imperio estadounidense dirigió su artillería mediática para validar o justificar cualquier acción militar en contra de Simón Bolívar: “No he encontrado un solo norteamericano que hable bien de Usted; los papeles públicos que circulan del uno al otro extremo de los Estados Unidos sólo hacen calumniar y denigrar los actos y su reputación. Sería inútil empeñarse en contener el torrente de mentiras que se publican cada día; y si es que se presentan ocasiones de desmentirlas con los hechos, los directores de periódicos salen del apuro diciendo que ellos nada tienen que ver con los hechos, que lo importante son los principios, y siguen con la campaña de difamación”. Este fue un mensaje escrito por Bedford Wilson, un oficial inglés, militar del ejército Libertador, sobre el ambiente hostil que éste había encontrado, en los Estados Unidos en contra de Simón Bolívar.

El Diario The New York Times siempre lo presentó como un guerrillero que arremetía contra España, su nombre se llevó la atención de los titulares de la prensa mundial, presentándolo como un soñador en busca de un objetivo imposible. Las gacetas españolas lo tildaban de “… ambicioso, caudillo, farsante e hipócrita…”.

Sin embargo, consciente de la importancia de los medios de comunicación como instrumentos, que si son mal utilizados, son convertidos en grandes manipuladores de la verdad, Bolívar fue un defensor de la libertad de expresión, más no del libertinaje: “El Libertador declara el derecho imprescriptible de comunicar todos nuestros pensamientos por todos los medios posibles. El derecho de expresar sus pensamientos y opiniones, de palabra, por escrito, o de otro modo, es el primero y más estimable bien del hombre en sociedad. La misma Ley jamás podrá prohibirlo ¡¡¡pero!!! Tendrá poder de señalar justos límites, haciendo responsables de sus impresos, palabras y escritos, a personas que abusaren de esta libertad, y dictando contra este abuso penas proporcionales…”

Hoy a más de 200 años de lucha independentista, los medios de comunicación se mantienen dependientes de los intereses de un sistema capitalista, aún poderoso. La mayoría de estos medios se regodea en la tergiversación de hechos reales, en el solapamiento de calumnias y en la publicación obscena de opiniones individualistas, reñidas con la ética del periodismo y con lo establecido en constituciones y leyes de diversas partes del mundo. Un ejemplo reciente es el desprestigio que los representantes de esas oligarquías internacionales, quieren seguir intentando contra nuestro Libertador. Un catedrático español publicó un libro, en el 2010, donde acusa a Simon Bolívar de genocida, responsable de matanzas y “grandes atrocidades”, comparándolo con Atila, Hernán Cortés y Hitller. El prologuista del libro es el apátrida más grande de Nuestra América: Mario Vargas Llosa. Se atreve a escribir este individuo, que hombres como Bolívar pasaron a la Historia no por sus ideales o gestas, sino por sus “crímenes masivos” y que fueron elevados a la condición de dioses como consecuencia del “servilismo y fanatismo de las masas”.

Y ello, por qué?, debemos preguntarnos. Bueno, porque sin dudas Bolívar sigue hoy más vivo que nunca; y la oligarquía, los apátridas de hoy, herederos de los del pasado, le continúan teniendo un miedo terrible a ese Símbolo imperecedero de la lucha por la libertad y la integración de nuestros pueblos. Intentar desprestigiar a Bolívar, es tratar de frenar la Revolución Bolivariana de ésta nueva época…

Por eso, como revolucionarios y revolucionarias, debemos continuar luchando contra esta guerra mediática, puntal de la guerra de cuarta generación, con la seguridad militante que venceremos con conciencia, con amor y con la verdad por delante, en esta batalla de las ideas por la construcción de Socialismo Bolivariano.

De alguna manera, la guerra mediática del momento logró golpear el espíritu del Libertador: “Me acusan de todos los males y me niegan todas las virtudes… Ponen en duda mi desprendimiento y el amor que siempre he profesado a la Patria. No ahorran en negaciones y bajezas… Sería preferible y menos doloroso, los puñales parricidas alzados contra mi pecho”… No permitamos que siga sucediendo, enfrentemos con decisión las pretensiones desestabilizadoras y golpistas de los medios de comunicación en manos de la oligarquía…

Independencia y Patria Socialista!!!

Viviremos y Venceremos

sentirbolivarianobarinas@gmail.com


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Adán Chávez Frías


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