El fin del mundo según Enoc

"El mundo se acaba para el que se muere", este aforismo se le escuché a mi madre, quien era muy sabia. Tal sentencia me sirvió como inspiración para escribir un cuento titulado "El fin del mundo según Zacarías", el cual aparece en unos de mis libros "Siete cruces en Agua de Vaca y otros relatos" publicado por Amazon. En dicha antología narro las incidencias de un joven santón sobre el tópico vinculado con el epígrafe de este artículo.

Según colijo de aquella máxima que el fin del mundo puede llegar por dos vías: la primera, por la individual y la segunda, por la vía colectiva. En el primer caso destaco los homicidios, en los cuales las victimas pierden la vida de forma cruel e intempestiva causada por una mano asesina. En este mismo renglón señalo los suicidios, es decir, cuando se produce un inmolación auto infligida. En ambos casos, a la víctima le llegó el fin del mundo.

En el asunto de ciertos homicidios el mártir se aparta del mundo en un santiamén, dependiendo de la efectividad del arma y de la sevicia del asesino, pero puede darse el caso de que tales crímenes se prolonguen en el tiempo, sin planificación y sin premeditación. En esto último debo detenerme y de seguro tendré numerosos detractores.

La mayoría de los padres conocen lo nocivo de ciertos productos que ingieren sus niños, tales como azúcar, gaseosas, sal, golosinas, bollería preparada con harina de trigo, embutidos, leche en polvo y líquida, jugos pasteurizados, comida chatarra, comestibles con colorantes y preservativos químicos…entre tantos víveres deletéreos fabricados por las industrias. Indudablemente, el consumo de estos víveres perjudiciales desmejora la calidad de vida del niño, el cual se manifestará, con el tiempo, en el deterioro del organismo y el desgaste de las vísceras, de las glándulas y de las hormonas del cuerpo que no están preparadas para metabolizar aquellas comidas. Esto redundará en la reducción del tiempo de vida del consumidor. Es decir, los padres son los culpables que a sus hijos se les adelante la fecha de vencimiento. Lo anterior no es un invento mío, son estudios serios, de afamados investigadores quienes consideran que la alimentación es un acto muy delicado, de carácter científico que no se le puede dejar en manos de un chef, huérfano de una formación sobre este tema. Como ven, los padres de las creaturas están matando lentamente a sus hijos, sin intención ni premeditación pero si por ignorancia, una forma de alejarlos del mundo de los vivos antes de tiempo.

Con relación a los suicidios, la consideración es similar. Este puede ser inmediato según el arma utilizada o el veneno ingerido, o prolongado, como es la muerte que la mayoría de la gente adelanta, según el tipo de vida que se procura. Por todo es sabido que la vida no es más que el camino hacia la muerte, algo paradójico pero es la cruda realidad. De cada persona depende que este tránsito se produzca en una armonía saludable o mediante un proceso continuo y permanente de deterioro del organismo. La muerte se adelanta como consecuencia del desgaste de los órganos del cuerpo humano. Si nos empañamos a consumir comistrajos (bebidas alcohólicas, grasas, gaseosas, comida chatarra, carne roja, drogas, embutidos, sal, azúcar, leche, harinas…) durante muchos años, de seguro que el testarudo será presa fácil de una enfermedad y posteriormente, de su fallecimiento prematuro. Fatalmente, este suicidio prolongado conducirá a la víctima hacia el fin del mundo.

Veamos ahora el fin del mundo colectivo. Este tiene lugar por dos vías, la primera por una epidemia que suele alejar a miles de víctimas de la sección de los vivos. La historia antigua nos narra los millones de fallecidos, producto de graves males que no tenían cura y que asolaban a la humanidad. Hoy por hoy tales males han sido superados, pero lamentablemente todavía no han desaparecido enfermedades epidémicas, en muchos casos porque a los fabricantes de medicina no les interesa inventar el fármaco que resolviera el problema. Es bueno recordar que los laboratorios ganan con los padecimientos y no con la salud. A estos fabricantes no les importa que miles de personas desaparezcan del mundo de los vivos.

Otra forma ancestral de la llegada del fin del mundo colectiva es mediante las guerras, un invento diabólico de los magnates cicateros para mantener sus ganancias. Desde hace milenios, desde la aparición del hombre sobre la tierra, las guerras no paran. Los codiciosos imperios (Reino Unido, España, Francia, Prusia, Portugal, Rusia, Alemania…) en los últimos siglos fueron los artífices de las guerras para ampliar sus territorios y despojar de las riquezas a los países conquistados. Actualmente el mundo ve con horror como EEUU dispone de la vida de millones de seres humanos para que el fin del mundo les llegue antes del tiempo previsto. Para esto basta una lúgubre declaración de guerra la cual esconde el verdadero motivo, como es apoderarse de materia la prima y de las riquezas ajenas, además, el control de los mercados y de las rutas comerciales.

Desde mucho antes de yo utilizar la pensadora para razonar, los titulares de prensa no han variado respecto al responsable de numerosas guerras, veamos algunos de estos rótulos:

EEUU bombardea a China, 1945-1946.

EEUU bombardea a Corea, 1950-1953.

EEUU bombardea a Guatemala, 1954.

EEUU bombardea a Indonesia, 1958.

EEUU bombardea a Cuba, 1959-1960.

EEUU bombardea a Guatemala, 1960.

EEUU bombardea al Congo, 1964.

EEUU bombardea a Guatemala, 1964.

EEUU bombardea a República Dominicana, 1965-1966.

EEUU bombardea al Laos, 1964-1973.

EEUU bombardea a Vietnam, 1961-1973.

EEUU bombardea a Camboya, 1969-1970.

Siguen otros dieciséis (16) bombardeos más.

EEUU bombardea a Sudán y Afganistán, 1998.

EEUU bombardea a Serbia, 1999.

EEUU bombardea de nuevo a Afganistán, 2001.

EUU bombardea a Irak, 2003.

EEUU bombardea a Libia, 2011.

EEUU bombardea a Siria, 2014-2018

¿EEUU bombardea a V…2018?

Como se puede notar, son los gobernantes de EEUU quienes deciden sobre el fin del mundo de millones de personas del planeta Tierra. Quizás, por peticiones reiteradas de Julio Borges, Antonio Ledezma y sus secuaces hacia sus amos, a miles de venezolanos les podría llegar el fin del mundo. Inexorablemente a las empresas globalizadas del planeta, en las manos ejecutorias de Donald Trump, les interesa imponer en nuestro país, por una vía similar a los "bombardeos humanitarios de la OTAN", el modelo de democracia que a ellos les conviene.

No se equivocó nuestro insigne caraqueño universal cuando en mayo de 1826 en el Mensaje al Congreso Constituyente de Bolivia expresó: "La tiranía y la anarquía forman un inmenso océano de opresión, que rodea a una pequeña isla de libertad, embatida perpetuamente por la violencia de las olas y de los huracanes, que la arrastra sin cesar a sumergirla". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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