“Nunca dudes de que un pequeño
grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos pueda cambiar el mundo.
De hecho, es lo único que alguna vez lo ha hecho”. Margaret Mead.
Zeitgeist Moving Forward,
es el tercero de la serie de documentales Zeitgeist (palabra
alemana que significa “el espíritu de los tiempos” o, “las condiciones
de la época”), escrito, producido y dirigido por Peter Joseph, director
de cine, activista sociopolítico y pesador crítico quien, retomando
ideas ya planteadas en la segunda parte “Zeitgeist Addendum”, nos
deja una producción de indiscutible carácter crítico donde, entre
otros temas, se discurre sobre el comportamiento humano –cuestión
sobre la cual no existe consenso en las llamadas ciencias sociales,
pero sobre el cual se ha impuesto cierta mitología-, la crítica al
sistema socioeconómico, la tecnología, y las posibilidades que ésta
nos ofrece en la construcción de la sociedad del futuro, que sería
por supuesto una sociedad donde se ha alcanzado el bienestar social
general.
Conviene recordar desde el principio
que, como toda propuesta crítica del sistema, este documental debe
ser analizado con mirada atenta y crítica, y si es posible, debatido
en el seno de los distintos colectivos y movimientos sociales. Esta
obra audiovisual, que no es un documental propiamente dicho en la medida
en que tiene mucho de ciencia ficción y recurre alternativamente a
dibujos animados, constituye un paquete indivisible –como toda obra-
que deja una impresión general pero que conviene separar en sus partes
constitutivas. Conviene, sobre todo, estar atentos ante la propuesta
futurista de la sociedad tecnológica que desliza triunfalmente la falsa
idea de la neutralidad de la ciencia y la tecnología, en detrimento
de la religión y la política, elementos que merecen debate profundo
y que le dan a la propuesta futurista, cierto sabor a distopía.
Esta propuesta de la sociedad
tecnológica basada en una economía de recursos, Joseph la retoma,
como mencionamos, de la segunda parte de la saga, el Addendum,
y constituye una clara influencia de Jacque Fresco, un inventor y pensador
futurista, quien a mediados de los años setenta fundara el Proyecto
Venus, una propuesta de sociedad futura que parte, podemos decir, de
estas premisas:
- la naturaleza es lo suficientemente abundante para satisfacer las necesidades de todos (idea presente en Marx),
- Existe un gran avance científico-técnico, que sin embargo está puesto al servicio del “ciclo monetario del valor” (del capitalismo, pues), razón por la que hay tanta pobreza en el mundo,
- Dada la actual capacidad tecnológica
desarrollada por el ser humano, ésta puede ser puesta al servicio de
una “economía basada en recursos”, lo que recuerda el socialismo
cibernético que propone Dietrich.
Sin embargo, desde ya queremos
destacar las reflexiones sobre la naturaleza humana y la violencia que
se hacen a lo largo de la primera parte de la película, a través de
las voces de diversos académicos que, desde posturas críticas, van
desmontando consuetudinarios mitos sociales sobre el comportamiento
humano, como aquel que pretende explicar tal o cual conducta recurriendo
exclusiva y únicamente a los factores genéticos.
La obra comienza con la cita de
Ernst Fisher que está al comienzo de estas palabras. Acto seguido,
se presenta una pantalla caótica la cual deja escuchar una sucesión
de expresiones propias de la sociedad consumista victima del miedo y
la campañas publicitarias, de la que en un momento dado surge una narración
donde se hace alusión al juego del monopolio como forma de instaurar
en el ser humano, desde edad temprana, la mentalidad adquisitiva. Es
una narración del que aprendió a jugar teniendo a su abuela por maestra
y que terminó superándola en inescrupulosidad. Al final, aquella le
da una última lección: “todo vuelve a la caja”. Es un adquirir
para, finalmente, perderlo todo.
En el transcurso de la narración,
se ve la imagen de una especie de gota que va creciendo, que al caer
al suelo empieza a inundarlo todo, simbolizando la carrera acumulativa
suicida que termina ahogando al jugador que, desde la época en que
aprendió a jugar monopolio, había comenzado. La voz del narrador súbitamente
adquiere el tono del profeta carismático que advierte sobre lo peligroso
y absurdo del juego, que sugiere, señala, increpa y convence… A continuación,
se deja ver una sucesión de imágenes y escenas que contrastan el estilo
de vida derrochador, consumista, como reflejo de una ilusoria felicidad,
y el mundo subterráneo aunque está ahí frente a los ojos, en contraste
con el otro, de pobreza y la exclusión.
Aquí tiene lugar la presentación
de la obra, donde comienza otro discurso, esta vez en primera persona,
donde el narrador cuenta su experiencia de niño rebelde y crítico
que se niega a jurar lealtad a la bandera de su país y que termina
yéndose definitivamente de la escuela, convirtiéndose en un autodidacta
que monta un laboratorio en su dormitorio para estudiar a la naturaleza
y a la sociedad, y que en consecuencia va cobrando conciencia de los
grandes antagonismos y de la invalidez de las premisas sobre las que
se erige la moderna sociedad capitalista. El narrador resulta ser el
propio Jacque Fresco, quien recuerda el famoso Crack de 1929, como el
hecho que le permitió comprender el carácter “inherentemente inválido”,
de las leyes de la economía. De la misma forma, recuerda la Segunda
Guerra Mundial, conflagración donde se invirtió una cantidad de recursos
para la destrucción que bien pudieron servir para la satisfacer las
necesidades humanas a nivel planetario.
No hay relleno en el discurso
de Fresco, quien toca a manera de preámbulo, temas como el del desperdicio
y derroche en nombre de las ganancias y el libre mercado, la reducción
de los valores sociales al mero materialismo, la política al servicio
del dinero en “sociedades llamadas libres”, entre otros. Fresco,
quien tiene 94 años, termina afirmando que sus ideas son las mismas
de hace 80 años y que “esta mierda se tiene que acabar”.
Finalmente, es aquí donde
comienzan las entrevistas a los diversos expertos, donde queremos hacer
énfasis al lector en el interés de generar un enriquecedor debate
sobre un tema que está en la raíz de problemas tan sensibles
como el de la violencia, que en Venezuela hoy en día tiene la mayor
importancia social y política, en un contexto donde los sectores que
se oponen al gobierno hacen un uso crudo y sádico del tema, en su ciego
interés de deslegitimación del gobierno, politizando un tema que debería
ser tratado con mayor seriedad y profundidad.
En tal sentido, conviene escuchar,
en estos primeros 15 minutos de la obra, lo que sobre el tema dicen
–que no es que sea una primicia- Robert Sapolsky, Gabor Maté, Richard
Wilkinson y James Gilligan, temas que desde nuestras latitudes deberían
ser tratados con la misma seriedad, lo que no significa, por supuesto,
hacer a un lado en el análisis de la violencia y la llamada in-seguridad,
los factores políticos. Los invito, pues, a ver la primera parte del
Moving Forward, que estaré montando por partes, con su respectivo comentario,
e invito asimismo a los lectores a dejar sus comentarios, críticas
y propuestas sobre la temática tratada.
http://amauryagoracaracas.blogspot.com