Por favor, devuélvanme a Manuel, ese Pablo es muy soso, auuuuxilio

(Nadie sabe el filósofo que se pierde

Hasta que se le va fugado a Perú”

(El mismo autor de este artículo) 

Acabo de almorzar, y mientras lo hacía, veía por la TV la rueda de prensa posterior a la inscripción de la precandidatura de Pablo Pérez en la MUS (Mesa de los Ultra Sinverguenzas), y se me ocurre que está bien que Pablo haya competido con un burro (léase Manuel) en la campaña de 2006, pero de allí a competir con un pollino dientón y de paso bobalicón (Léase Pablo), me parece muy desconsiderado con el electorado que no quiera a Chávez, sea por la razones que sea, pero, coño, de allí a que se la pongan bombita, me parece una desmesura, una falta de respeto. Nos merecemos una campaña con emoción, con alegría, como una fiesta de la democracia, pero no esa pantomima de candidato, que seguramente, por dictámenes del imperio se tendrá que calar la oposición venezolana, que como siempre se quedará mirando para San Felipe, mientras la MUS sale a gritar FRAUDE, el 07 de 0ctubre de 2012, en horas de la noche, mientras el chavismo celebra su enésimo triunfo.

Al Pablito, definitivamente, no le instalaron el gen o el chip de la inteligencia, su elementalismo, enanismo mental, su estilo básico de hacer  política, lo hace perfecto para el gran titiritero que es el Imperio. Claro, ellos están acostumbrados a escoger a cualquier majunche de allá, léase, Reagan, Bush Jr. o a un hombre de color, para maquillar su sistema, porque obviamente, allá no hay posibilidades de coger para otro lado: o es el chingo o es el sin nariz. Y a invadir países y saquearlos en nombre de la libertad, la justicia y la democracia. Allá el mandado está hecho desde hace más de 200 años y ha permanecido imperturbable. Cualquier modo de disenso es aplastado y absorbido por el sistema.

En Venezuela, sin dudas, la cosas es distinta. Por lo menos desde hace 13 años. En el pasado, colocaban a cualquier títere, siempre y cuando fuese amigo de los EE. UU. y allí estaba cinco años. Claro, a los cinco meses no lo quería ni su madre, pero tenía el apoyo del papá Imperio. Lo demás se arreglaba con represión, torturas, desaparecidos, la ballena, las peinillas, las latas del cinc y los sacos de cemento cada cinco años. El resto lo resolvía el acta que mataba los votos, y ellos felices. Nosotros, el pueblo: a llorar al valle.

Pero volviendo al presente, aunque la derecha aconseja no recordar el pasado (obvio, muchas cosas de las cuales avergonzarse). Van quedando unos cinco pre- candidatos, a saber cuál puede ser más mediocre. Henrique Capriles Radonski y Leopoldo López, con sus ojos brotados por exceso de consumo de “medicamentos”; María Corina, con su “capitalismo Popular”, nada mal para quien nunca ha tenido que preocuparse por el costo de un plátano; el converso de Pablo Medina, una vergüenza para la historia; y el Pablo Pérez, con su sonrisa bobalicona, pretendiendo parecer bueno e inocente.

Me imagino una pelea de Betulio González (disculpa, la comparación Betulio) a esta edad y enfrentarlo a Manny Pacquiao, aun con la diferencia de peso. No es necesario imaginar la paliza. Así se me concibe el combate electoral entre el comandante Chávez y el candidato del Imperio.

¡Coño! Por lo menos estudien y ejerciten la imaginación, no quieran venir a joder a la gente con sonrisitas prefabricadas y guasónicas.

Es por eso que extraño al “filósofo del Zulia” y esas palabras rescatadas del olvido: “burusa” “cobres”, “los días con 24 horas hasta de noche”, “las islas rodeadas de agua menos por arriba, excepto cuando llovía”, “cuando cien años era casi un siglo” y “si me matan me muero”.

Necesito eso. Extraño eso. Añoro eso. Lo ansío. Necesito recuperar ese humor ramplón y brutón, pero gracioso al fin. Cuando Manuel estaba la risa siempre estaba presente. Pero con este Pablote, bobote, estúpido, básico, elemental, de estilo perdonavidas, no vaaaaaale, no me jodas. Y pensar que tenemos los zulianos que cargar con él, cuando vuelva pretendiendo ser gobernador de nuevo, aunque “no creo en la reelección”, dicho por él mismo. ¿Y entonces?

Manueeeeeeel, indúltate, tú puedes, tú con mucho pecado e ignorancia concebido, pero “con muchas vergas en la cabeza” (hasta cabello, agrego yo). Tú, solo comparable al rayo del Catatumbo, a la Chinita, a San Benito, al majarete en totuma, a una cervecita fría y quechada, a una partida de bolas criollas, a un mojito en coco, pero por sobre todo, mejor que una gaita con acordeón y caja como se toca en el Valledupar.

¡A mundo, cuando era mundo y cuando  Manuel agarraba a coñazos al idioma!.  Por lo menos nos daba material para ridiculizarlo y tener que hablar a la hora de los palos.

Manuelito, tú  aquel venido desde Santa Bárbara a cargarle el maletín a Benigno Velásquez, pero que como buen gocho, supo colársele por los palos a los “bachacos”  de Américo, Gonzalo y el “Chucky” Marín. Cuando menos acordaste, eras el rival de Chávez en 2006, y a pesar de la revolcada, descendiste de gobernador a alcalde y luego a Prófugo.

Dime, Manuel, porque me abandonaste, a expensas de tu “filosofa” Evelyn, quien no sabe si vive en el Atlántico, el Pacífico o el Caribe. (Menos mal que tiene chófer, pues sino, no supiera como regresar después de cada viaje de fin de semana a su querido Maracaibo). Ahora la arremete contra los gaiteros y los pobres toros que no tienen culpa que Chávez no se vaya.

Por eso elevo mi grito guerrero: DEVUELVANME A MANUEL. No quiero a ninguno de esos pre majunches.



Presidente Fundación Comunitaria La Misión

pedroqueral@hotmail.com


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Pedro Querales C.


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