¿Como saber si eres necrófilo?

Obvio que la primera condición es que por lo menos estés, supuestamente, vivo, digo, de cuerpo, del alma y espíritu es asunto difícil de demostrar. Este complejo síndrome para algunos es la consecuencia de llevar una vida sin estar realmente vivo. Erich Fromm como siempre, un terrorista de la psico sociología la estima como opuesto a la bíofilia, según ilustrada prosa, es junto con la fijación simbiótica y el mal evaluado narcisismo uno de los tres mayores males de la humanidad. Advierto, no digan que no les avisamos.

Reconozco, que aunque mi pericia clínica para detectar estas “patologías oportunistas” es muy reducida, si puedo, elementalmente, afirmar que la enfermedad tiene síntomas que la hacen singular y poco deseable y hasta detestable. Se tiene socialmente, como poco elegante y asociado con graves asuntos del mas allá, aunque sus efectos prácticos animan a alguno actos proscritos de la vida cotidiana. Se demuestra su grado de evolución y nivel de gravedad por la intensidad con que los sujetos actúan, en reiterada e incontrolable vocación por todo lo muerto y sobre todo sin permiso de estos. Poéticamente me permito la libertad de unirla a asuntos de data atemporal y muy poca probable eficacia para transformar la dinámica de la actualidad política del país.

Así los vemos por ejemplo algunos de estos enfermos se han contagiado de necrofilia mientras militan en causas o tesis muy cercanas a aquello que editan en sus densas, como poco leídos anales, los eruditos de las Academias de la Historia, Lengua y ciencias similares. Según el Colegium Medicum de descocados esta es la fuente de propagación mas destacada del endémico mal.

Una expresión notable del contagio de la enfermedad es la incontrolable furia, transformada en inspiración febrícular de querer verse espoleado a participar de actos públicos o escribir libros, en los cuales resaltar la importancia y valor infinito que se le confiere a los cadáveres herederos de la generación del 28 y 1945.

Siempre buscando la caída para demostrar como renacerlos en las actuales juventudes de Copey y Acción Democrática, atributos tenidos como fortalezas que se le acreditaban a la Democracia de la Cuarta. Mero sueño funerario, nos recuerda la canción, un tanto necrofílica, “Nuestro Juramento” (Benito de Jesús), que dice: “Si tu mueres primero yo, yo te prometo/ escribiré la historia de nuestro amor / con toda el alma llena de sentimiento / la escribiré con sangre, con tinta sangre del corazón/ .

Destaca por trascendente, por contradictorio, en estos necrófilos, que otros hechos de la historia según su sesgada percepción, tiendan a ser escondidos, negados; a ellos, hablarles de Simón Bolívar, Sucre, Urdaneta es algo insensato y de mal gusto. Menos de indios o mestizos. Es por tanto selectiva su capacidad para escoger causas que reivindicar o negar, la vigencia de sus eventos solo se produce cuando hay rédito político o sirve de acicate para degradar a los héroes y épica que la historia y lo popular resalta como valiosos: Ezequiel Zamora, Francisco de Miranda, Cipriano Castro y su defensa del pie invasor capitalista.

Critican la exhumación de los restos del Libertador Simón Bolívar y mas aún que se pretenda mejorar la dignidad y belleza de un mausoleo con adecuado diseño para cuidar con celo la seguridad que le dé perpetuidad a tan importantes símbolos que mucho representan moralmente para lograr mas y mejor respetabilidad por nuestros valores patrios. Temas y valores que en algunas almas falsamente extranjerizadas solo promueve risa o burlas.

Mientras se realizaban los actos del Bicentenario, estos seres, ajenos al país, prefirieron estacionar su necrofilia frente a la Clínica adonde permanecía un joven cantante en estado comatoso por haber impulsado su angustia animándolo con sustancias psicotropicas y enervantes, consumidas al compás de largo tragos de alcohol, a la cual agregaba una sencilla, pero importante dosis de viagra, cocktail que le hacia vibrar en tonos tan altos e intensos que lo llevaron, para estupor de sus acompañantes, promotores y managers al borde de la muerte. Respetable decisión de Cerati, de actuar en su ley de estrella hasta fenecer en ella, nada que criticar y hágase en la tierra su voluntad.

En esa arena necrofílica comenzó un vodevil. De un lado el joven cantante argentino en agonía, del otro, los negociantes del show Business, los medios escritos y mas animados que los demás, los buitrecitos del mundo audiovisual, que nos regalaron un verdadero pasatiempo al ritmo de necrofilia. Fiesta, sin permiso del enfermo, y bárbaro negocio con la muerte, rumba que se vio frustrado cuando la familia del joven figura del star system, decidió trasladarlo para tranquilidad del paciente y de nuestra lastimada moral ciudadana, a su Argentina natal. Si esto no es una animación necrofílica verdadera Uds. deberán colocarle un adecuado nombre y brindarme mejores explicaciones.

Es necrofilia hacer líbros, películas, cortos, documentales, unitarios, sobre densos cadáveres cuya respetabilidad se logra por cuanto, se supone, solo se supone, es lejana su vinculación o contraria con el momento histórico que vive el país o por que piensan que estas exhumaciones digitalizadas y danzas con nota macabra puede ayudar a crear animo para tumbar el gobierno y sus pretensiones socializantes.

Es necrofilia querer acompañar sus actos públicos con imágenes y fotos y recordatorios, en narrativa babosa, sobre supuestas figuras de la “democracia venezolana” para demostrar la importancia de esos desaparecidos, que cual espejismos medievales nos quieren oponer frente a la dinamicidad del proceso de esta cambiada y extraordinariamente activa sociedad del 2010.

Es necrofilia sobre la cual ni la mentiras estilo Colin Powell o de los fanáticos de la MUDa van lograr, pues el animo patriota de nuestra gente se enfrenta a cualquier antipatriótica medida de desestabilización. No sucederá como ellos esperan la soñada invasión gringa sin la resistencia de un pueblo que no va transigir y salir con banderitas a recibir como posiblemente sucede en algunos sectores del Este. Por ser una inhumana, necrofilica e indeseable faena que solo Uribe Velez y sus socios venezolanos Cediciosos pueden anhelar, lo miramos como una simple quimera mortuoria, indigna, como indeseable.


tuliom@cantv.net


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Tulio Monsalve


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