"El objetivo fundamental de la Medicina como institución social es curar a los considerados enfermos. Esa es su función dentro de la economía general de la sociedad. La Medicina es una ciencia aplicada, no de la Bioquímica, la Mineralogía o la Botánica, sino de cualesquiera sean los sectores del saber desde los que sea posible vislumbrar un beneficio que, cuando no es el curar en sí mismo, se aproxima de alguna manera a lo que en un sentido ingenuo denominamos curar. La Medicina, pues, es, desde el punto de vista de su finalidad, muy distinta a cualquier otra ciencia no aplicada, en la que el objetivo puede ser conocer en sí, al margen de que quizá eventualmente, en el presente o con posterioridad, se encuentren aplicaciones que el científico en sentido estricto no imaginaba ni tenía por qué. Esto es lo que ocurre en el campo de la Física teórica, de la Matemática, de la Lógica, etc. La Medicina, por el contrario, es una actividad servil, al servicio del curar, actividad que en algunos aspectos posee ya el rango de ciencia, en otros no ha cesado de ser una práctica empírica rudimentaria, por tanto precientífica. En la alternativa (no real) entre el curar sin conocer y el conocer sin curar, el médico ha de decidirse por la primera, aunque aspire a curar conociendo por qué cura. De hecho, muchas formas de terapia tienen lugar sin que sea conocido el mecanismo por el cual la acción terapéutica tiene lugar, Así, por ejemplo, el electrochoque está a punto de ser definitivamente desterrado (por mí lo ha sido hace veinte años ya) sin que su forma de acción haya sido sabida." Carlos Castilla del Pino, "Introducción a la psiquiatría, vol. 1, Problemas generales.Psico(pato)logía (Alianza Editorial, Madrid, cuarta edición 1993; primera edición de 1979), pág. 38.
Se cumplen ciento dos años (102) del nacimiento del autor de "Un estudio de la depresión", "Psicoanálisis y marxismo", "La incomunicación", "Teoría de los sentimientos", "La culpa", "Celos, locura, muerte", "El odio", "Teoría de la alucinación", "Cuatro ensayos sobre la mujer". Casi desde la primera vez que oí hablar de él, al final de mi adolescencia, me convertí en fans de Carlos Castilla del Pino y de sus escritos. Carlos Castilla del Pino (CCP) nació en San Roque (Cádiz) el 15 de octubre de 1922 y murió en Córdoba en 2009. Su defensa de la democracia durante el franquismo le valió el apodo de "el psiquiatra rojo". CCP encabezó un movimiento científico e intelectual para humanizar el tratamiento del enfermo mental. CCP fue un investigador sobre la depresión y la incomunicación humana. CCP fue un intelectual sin contemplaciones. Un intelectual para el que la vida no tenía sentido fuera de la acción (y ambición) del conocimiento. CCP fue uno de los más reconocidos investigadores de la incomunicación, la depresión y los trastornos mentales causados por el desorden de los sentimientos. Su vida fue un ejemplo de lucha permanente. Trató a más de cien mil pacientes y humanizó los tratamientos psiquiátricos frente al pánico que despertaban los manicomios franquistas. La obra del psiquiatra andaluz, torrencial, firme, de una solidez abrillantada con el paso del tiempo, le valió numerosos reconocimientos. Fue académico de la lengua. La democracia le devolvió lo que la dictadura le robó y así en 1983 obtuvo la cátedra extraordinaria de Psiquiatría y Dinámica Social en la facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. Aunque constreñido durante décadas a una España nada universal, CCP fue un hombre universal, a cuya mirada e intereses nada escapaba: la música, la literatura, los viajes, la física más exigente (como la cuántica), la historia, o la economía.