Haciendo funcionar a la Globalización

Las positivas apreciaciones de Stiglitz en su nuevo libro sobre las políticas de Venezuela

“Para la mayor parte del mundo, la manera en que la globalización ha sido gestionada, parece ser como un pacto con el diablo”
Joseph Stiglitz

El pasado miércoles 28 de septiembre asistí a una conferencia dictada por el Dr. Joseph Stiglitz, organizada por el Center for Global Development de Washington DC. En dicho evento fue presentado su último libro titulado “Making Globalization Work” (haciendo funcionar a la Globalización) Stiglitz, controversial economista premio Nóbel, quien fue jefe del equipo de consejeros económicos del presidente estadounidense Bill Clinton y posteriormente Vicepresidente del Banco Mundial, se convirtió en uno de los más reconocidos críticos del llamado Consenso de Washington y de las políticas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Stiglitz ha planteado el establecimiento de un comercio justo, se distancia del llamado pensamiento ortodoxo o neoliberal debido a sus críticas al sistema financiero mundial y a sus propuestas para crear un marco institucional en el cual el fruto del progreso económico no se quede concentrado en los segmentos de la población rica en los países de mayor nivel de desarrollo. En ese sentido, busca una globalización que no funcione solamente para los ricos y poderosos, sino también para todos los pueblos incluyendo a aquellos de los países más pobres.

Al iniciar la conferencia dijo que el título del libro sugiere que “algo no está funcionando bien” con la globalización, explicó que la brecha entre los países más ricos y los más pobres se ha incrementado en las últimas tres décadas. Se refirió también a que la globalización genera efectos redistributivos regresivos; es decir, que en promedio desfavorecen a los que poseen bajos ingresos.

Hasta la teoría convencional de comercio internacional reconoce que con el libre comercio existen perdedores, aunque la ganancia neta del comercio es positiva, los perdedores pueden ser muchos. “Si todo el beneficio llega a unos pocos en el tope, entonces la liberalización económica conduce a países ricos con gente pobre e incluso aquellos en el medio (con ingresos promedios) pueden sufrir”, así pues que si la liberalización no se realiza en forma adecuada gran parte de los ciudadanos pueden empeorar su situación y se crean condiciones que provocan conflictos.

Los salarios reales de los trabajadores se han reducido en México al compararlos una década después de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Los salarios reales en los Estados Unidos se han deteriorado en promedio durante la última década a pesar de que ha habido crecimiento del intercambio comercial y del PIB en ambos países. No hay dudas de que el intercambio comercial se ha incrementado y que dicho crecimiento tiene un impacto positivo en el crecimiento de la economía. No obstante, el fruto del crecimiento tiende a beneficiar únicamente a una minoría.

Las maquiladoras cerca de las fronteras, son la única actividad en la que el empleo ha crecido en México desde la firma del tratado de libre comercio “en esta actividad el empleo creció 110 por ciento en los primeros seis años, en los seis años previos, había crecido 78 por ciento, mientras que en todas las otras actividades el empleo se mantuvo estancado”

Al referirse al libre comercio destaca que en parte éste no ha funcionado bien, en gran medida, porque en el pasado no ha sido ni libre ni justo, se han estado abriendo mercados en los países en desarrollo a bienes producidos en los países industrializados sin que exista una completa reciprocidad, ello coloca a los países en desarrollo en desventaja.

Aunque no fue Venezuela un tema tratado directamente en la conferencia, en su nuevo libro Stiglitz hace algunas referencias sobre Venezuela y se refiere al presidente Chávez, en un capítulo titulado “la promesa de desarrollo” destaca el fracaso en la región latinoamericana, del llamado Consenso de Washington ( políticas neoliberales) mientras que en Asia occidental países como China e India siguieron políticas distintas a las del recetario del FMI y Banco Mundial, dichas regiones han mostrado un enorme crecimiento económico, el PIB de China creció 9,7 por ciento anual en las ultimas dos décadas, India también creció a tasas muy elevadas permitiendo reducir la pobreza en dos países que juntos poseen una población de 2.400 millones de habitantes.

En el libro Stiglitz señala que “es justo decir que existe una gran desilusión en América latina con el Consenso de Washington: un consenso creciente contra el Consenso de Washington es reflejado en la elección de gobiernos de izquierda en Brasil, Venezuela y Bolivia. Estos gobiernos frecuentemente han sido castigados y llamados populistas, porque prometen llevar los beneficios de la educación y la salud a los pobres, y por sostener políticas económicas que no solamente traen consigo alto crecimiento, sino que también hacen posible que el fruto de ese crecimiento sea compartido ampliamente.”

Stiglitz reconoce logros importantes del Gobierno del Presidente Chávez. Señala en su libro que “El presidente de Venezuela Hugo Chávez parece haber tenido éxito en llevar salud y educación a los habitantes de los barrios de Caracas, quienes previamente habían visto pocos beneficios de la rica dotación de petróleo.”

En el capítulo titulado “siguiendo el curso de los recursos” Stiglitz hace un reconocimiento a los cambios en los contratos petroleros de Venezuela, los cuales le han permitido conseguir mejores condiciones en estas contrataciones, destaca que “La habilidad de Chávez en renegociar viejos contratos, para obtener mejores condiciones para su país, simplemente refuerza la creencia de que en el pasado los venezolanos han sido victimas de fraude”

Así pues, Stiglitz considera que los países en desarrollo deben obtener una mayor valoración de los recursos naturales bajo su suelo. En efecto, esa es una tarea que suele ser mucho más difícil de lo que parece, incluso en países con democracias estables y maduras.

El autor coloca como ejemplo el poder y la capacidad de cabildeo que tienen las grandes corporaciones en los Estados Unidos señalando “en los Estados Unidos los recursos minerales han sido esencialmente dados a las compañías mineras” destaca también que la ley de energía aprobada por Bush estaba llena de subsidios orientados a las compañías petroleras y mineras.

Stiglitz dice que “bajo algún cálculo, el sector de energía y de los recursos naturales contribuyeron con casi 5 mil millones de dólares para la campaña de Bush en 2004 y con casi 3 mil millones de dólares en la campaña de 2000, obteniendo una elevada tasa de retorno sobre su propia inversión”

En los países en desarrollo se hace mucho más sencillo y económico el empleo de mecanismos de sobornos. Stiglitz describe una variedad de ejemplos sobre las formas en que las compañías al ofrecer sobornos terminan por compartir con el sobornado una renta que por la naturaleza del negocio, minero y petrolero, debe ser renta percibida por el propietario del subsuelo, a fin de cuentas en dichos países petroleros esos ingresos deben ser captados por el estado para ser utilizados en el financiamiento del desarrollo económico y bienestar de los pueblos.

Temas como el calentamiento global, el uso de recursos naturales globales, como es la pesca en aguas internacionales, y la protección de las selvas tropicales, requieren de una política global ya que se trata de bienes comunales globales que deben ser gestionados para el desarrollo de todos los pueblos.

En el ciclo de preguntas y respuestas Stiglitz conversó sobre la inexistencia de la mano invisible en el proceso de globalización, en alusión al símil de la mano invisible de Adam Smith. Tal vez es por ello que en la última página de su libro sugiere que la globalización ha sido gestionada por el diablo, ya que la actual forma de integración en la economía global ha traído más volatilidad, inequidad, e inseguridad. Con optimismo Stiglitz nos dice que otro mundo es posible.

Josesojo1@hotmail.com

Jos'e Sofo es Ministro Consejero de Asuntos Económicos en la Embajada de Venezuela en Washington. Profesor de Desarrollo Económico Facultad de Ciencias Económicas y Sociales UCV


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José Sojo


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