Practicando los vicios que la revolución prohíbe

La palabra proceso, “estamos en proceso” dicen los funcionarios para justificar el burocratismo, la inseguridad, la ineficiencia y la corrupción, es la imputación al derrotismo. Rechazo por completo a que esta palabra sea manipulada para justificar el conformismo al esfuerzo revolucionario. Así como es utilizado el proceso, denota el derrotismo, un estado psíquico que solamente tiene sentido con la inacción.

El amor a la revolución no es diferente al de las otras pasiones humanas. Se ama la revolución como se ama la patria; creer que la revolución es buena cuando los jóvenes son educados revolucionariamente practicando todos los vicios que ella prohíbe es crecer pensando que son compatibles.

En sus comienzos una ideología es como una llama, una hoguera que alumbra o quema tu espíritu. Es el conocimiento práctico que no solo se logra cambiando la educación ya que los valores morales no solo son responsabilidad de la familia, lo son de la sociedad y del gobierno en tiempos de cambio. El gobierno con su ejemplo y aporte a las soluciones de los problemas que lo atañen surgen del espíritu del cambio, este espíritu forma certezas los vicios las deshacen.

De las revoluciones a la fantasía solo hay un plazo que va de la sobremesa al otro almuerzo, por eso la importancia de l ideología para que las revoluciones en su teoría y práctica no estén separadas. Con su propio vestido desgarrado y sus cicatrices personales la revolución se cura y avanza, puede verse y tocarse, por lo tanto la llamaremos grande el momento que exista la conciencia, si no fuera así, es un inconveniente para el proceso de cambio, por la grandeza y vitalidad de una revolución a pesar de los vicios que la aquejan.

Uno de los vicios mas grandes que los revolucionarios queremos adoptar en la transición del orden capitalista al orden socialista en una época en que se ha hecho posible para los revolucionarios obtener el dominio de los órganos centrales del Estado capitalista, mientras que las estructuras y las almas están, sin embargo, sin preparar todavía para el sistema socialista.

Discutir situaciones tan poco maduras que la esperanza de éxito pareciera una quimera a cualquier persona, y en la que el intento de conquistar el poder por parte del pueblo es una posibilidad siempre y cuando combatamos los vicios que agobian al proceso como, la transición prematura a socializar vaya a terminar en un descalabro completo, o por el contrario, el salto, nos permita cubrir esa distancia con la industrialización que ya esta en camino…? El pueblo, su conciencia tiene como siempre la ultima palabra.

Mientras tanto el proceso considera al capitalismo como firme aliado en la cotidianidad de la sociedad, referencia que todos ayudamos a conservar, la traba de nuestro proceso, vicio económico y corrupto que evita el colectivismo. La situación a largo plazo se hace cada vez mas perjudicial para las ambiciones socialistas del pueblo, es todavía mas importante que puedan sobrevenir situaciones salidas del contraataque imperial para separar mas al pueblo en donde la parálisis temporal cree oportunidades tentadoras para derrocar la revolución de una vez por todas.

La falta de capacidad del funcionario público, la inmadurez del pueblo, el poco conocimiento socialista, retrasa el proceso página tras página en un periodo de actividad industrial confuso, aparentemente vigoroso, no arregla todavía el progreso del país, impulsa la depresión ideológica cuya improvisación demuestra la adaptación a las extensiones en el proceso. El progreso no se dará solo con el petróleo, los funcionarios deben convencerse de ello; basta con indicar la electrificación rural, las novedades de la petroquímica, las posibilidades de la vivienda, la especulación de la inflación, el desempleo y la pobreza, para darnos cuenta que, los vicios del sectarismo político, son las evidencias que el gobierno trata de justificar cuando dice: “Estamos en proceso”.

La socialización burocratizante se traduce en una perdida considerable de energía administrativa, de perdida de eficiencia y de convencimiento ideológico en las masas. Es preocupante comprobar que la opinión general acepta esta situación con molestia temporal, esto sin embargo, pertenece más al campo de l psicología social desarrollada por la revolución con la sociología erróneamente interpretada por el proceso económico en las diferentes etapas de la revolución.

El vicio de proclamar la revolución desde las cámaras demuestra la inmadurez del liderazgo cuando el mundo conoce al instante lo que se pretende realizar y luego se dilata por el burocratismo y la ineficiencia revolucionaria en la organización industrial; esta muy lejos de ser la mejor, la cooperación desde y con los sindicatos, causa admiración luego hostilidad ¿Por qué? Por la demora originada por el espeso papeleo, falta de conciencia social y corrupción, resume un proceso viciado de facilismo e inseguridad.

La sociedad, por lo tanto no se presta fácilmente a la socialización. No puede esperarse que continuemos funcionando con tal carencia de conocimiento colectivo. La tarea de “hacerse cargo” de esto o aquello por un ministerio, no sirve como esta conformado para la practica revolucionaria en un proceso de cambio porque desde allí, no hay conciencia creativa, solo se recibe ordenes. Por lo tanto, la tarea más formidable es hacer funcionar correctamente la revolución sin burocratismo. Ya que esta organiza todo imperfectamente para lo que esta dudosamente dirigido; lo que escapa de sus manos la planificación del proceso.


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Raúl Crespo


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