Polémica: Socialismo de vallas, economía política e investigación-acción

No es nuestra intención en esta reflexión meternos con Carlos M. Estrada Ball, sus descendientes y herederos, socios y aliados corporativos transnacionales, que mucha información al respecto no tenemos. Nuestro objetivo camaradas es hablar sobre el socialismo y sobre lo que polémicamente llamamos el socialismo de vallas. Este es un primer asomo que sirve de invitación a la discusión política de mayor alcance; esta crítica inicial apunta más allá: reflexionar-debatir sobre el ahogamiento del proceso revolucionario, la teoría y la práctica de este ahogamiento y la organización popular. En futuros escritos tocaremos asuntos como: el liderazgo del Presidente y nuestra distracción política y orgánica, la manipulación mediática bolivariana, la izquierda burocrática y el socialismo de parcelas realmente existente, sobre los referentes y el programa de lucha. Pero en fin, como vaya viniendo, vamos viendo… por ahora.

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Para nosotros/as, caraqueñas/os mayores de treinta años, es difícil olvidarse de las vallas con sesudos mensajes firmados por Carlos M. Estrada en las principales autopistas y mejores puntos publicitarios de Caracas. Esa iniciativa mediática de aquel burgués (nacional) Don Carlos M. Estrada Ball –quien era (o es) el propietario de Vepaco, empresa mediática y de publicidad hija de la Gran Venezuela- representa la personificación del filósofo de la nada, de lo intrascendente, de la máscara del poder, parafraseando a Luís Brito García. No recuerdan amigas/os como en vallas completamente blancas de la empresa Vepaco aparecían en nítidas letras negras pensamientos, máximas, principios ideados y firmados por Carlos M. Estrada, no se han desaparecido del todo, quedan algunas en los sitios estratégicos que lo permiten la propiedad y el poder.

Ahora bien, sirvámonos de Don Carlos para llamar la atención sobre algunos asuntos, a saber: Como pensamientos en agendas, estos mensajes en nada se correspondían con la existencia material, más allá de ser expresiones ideológicas, falsa conciencia de la realidad. Servían de mecanismos para el engaño, la alienación y la hegemonía cultural, social y política. Pero amigxs no se alarmen, no pretendemos nosotrxs, en este momento, juzgar que nuestros Gobiernos Bolivarianos operan como Don Carlos y Compañía. No, no lo creemos así. Sobre todo, no lo vemos así como resultado de un súper cerebro conspirativo y manipulador o de una secta contrarevolucionaria dedicada a la elaboración estratégica para el control político e ideológico del campo popular. Pero al nivel concreto ¿qué pasa? ¿no podríamos plantear algo así como unos apuntes para una economía política del socialismo de vallas? ¿a dónde nos conducirían dicha economía política?

Antes de continuar es importante hacer un paréntesis de justicia. Debemos expresar nuestra felicidad y reconocimiento participativo ante las extraordinarias experiencias revolucionarias de tiempos recientes: grandes movilizaciones populares, creatividad de las formas de resistencia al terrorismo de los años 2002 y 2003, espontaneidad e irreverencia en la defensa del Proceso, exigencias a la dirigencia y a las instituciones durante el golpe y sabotaje petrolero, el poder constituyente y sus expresiones y experiencias, iniciativas, la apropiación-reinterpretación de planteamientos y líneas tácticas del Presidente, etc. Ahora bien, habiendo expresado lo anterior, afirmamos que a casi diez años de Revolución Bolivariana, participativa y protagónica durante un buen trecho y socialista desde finales de 2006, no hemos debatido-definido-construido una idea política coherente del socialismo. Esto es preocupante en lo que concierne al campo popular, al campo de los de abajo, sin embargo, lo que queremos resaltar es que el(los) gobierno(s) y la(s) dirigencia(s) pareciera no importarle(s), no preocupar(les). Por el contrario, se excitan y lo celebran. Lo cual inexorablemente conecta ambos elementos: un socialismo de vallas desde la micropolítica del funcionariato y una ignorancia-ausencia de la política y perspectiva estratégica para la Revolución. En consecuencia, el análisis nos conduce a la necesidad de una economía política del socialismo de vallas. (Consideramos así mismo, que inmediatamente/paralelamente debemos reflexionar sobre la inteligencia-izquierda en el Gobierno y sus diseños del socialismo –tema de otro artículo-).

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El asunto fundamental es que el socialismo de vallas, aquél que se dicta desde el poder constituido, que crecientemente opaca y atropella a las expresiones socialistas del pueblo, es esencia y consecuencia de la dinámica entre: el ejercicio burocrático de los hermenéuticos (de la derecha y de la inteligencia de izquierdas) y la manipulación mediática de la burocracia (¡nuestra muy bolivariana disociación mediática!). Los hermenéuticos son los intérpretes de la palabra del líder, más o menos desde el aquí y ahora pero siempre con devoción sagrada/sacra. El hecho es que como no hemos discutido, ni escrito, ni hablado, ni socializado sobre los socialismos, tenemos a unos/as tipos/as designados/as, algunos/as representantes, otros/as, que están en el Gobierno o al lado. Estos/as nos ordenan y nos joden, entonces nuestras humildes expresiones de base (experiencias prácticas, su conciencia y organicidad) son avasalladas por la realpolitik propagandística. "BANDES financia el Socialismo", ¿el socialismo se financia? ¿cuál socialismo?; "Rumbo al socialismo bolivariano", ¿sí? ¿con la nueva y la vieja burguesía, con esos concejales mafiosos? ¿en Hummer por esa avenida recien mal asfaltada, usando transporte público o montado en una utopía ecológica?; "Todo el poder para el pueblo", ¿y no fue poder lo que el pueblo ejerció en abril de 2002, durante el sabotaje petrolero y en las Ubes sobreponiéndose al saboteo-ineficiencia y a la politiquería contrarevolucionaria del Comando del momento? ¿el mismo poder que después ha sido mediatizado por vallas, ordenes, represión, desmovilización, corrupción desde las instancias de (los) gobierno(s)? De ahí a una reforma constitucional que nos fue informada, bajada desde la estratosfera del poder constituido para que nosotrxs como pueblo fuésemos parte de una transformación socialista de la sociedad no hay sino un paso hiriente y maldito.

Es cuestión de reflexión, investigación y debate, pero creemos en la validez de una economía política del socialismo (de vallas) como herramienta de análisis que enriquezca y radicalice la revisión, rectificación y el reimpulso necesarios del Proceso Revolucionario. Ahora bien, esta economía política tiene que nutrirse de los colectivos populares. Entre las estructuraciones del poder económico (los intereses de clase y sectores específicos de la burguesía) y el usufructo de la plusvalía ideológica en la V República hay una continuidad que sólo podremos descubrir mediante ejercicios de organización colectiva que asuman un programa de investigación-acción. (De paso, esta continuidad no excluye las expresiones reaccionarias de género –machismo, sexismo-, raza –racismo, occidentalismo-, autoridad –autoritarismo, tecnocratismo, burocratismo- y saber –cientificismo-.) A nivel comunitario, parroquial y municipal la inteligencia social asegura insumos para la investigación y la acción política; los análisis de coyuntura y otras herramientas son fundamentales para la identificación en el andamiaje institucional estatal y nacional de los intereses creados, sobrevivientes y sus tensiones.

En momentos en el cual se rematerializan esfuerzos por darle organicidad a las expresiones del movimiento popular –la Asamblea Popular Revolucionaria de Caracas uno de sus ejemplos visibles- la investigación-acción y una economía política como estrategia de análisis constituyen instrumentos de gran potencial para la política de la Revolución.


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