Asimetría o resistencia cultural

¿Qué hacer ante lo internacional y lo local?

En el marco de las relaciones internacionales y del proceso de globalización de los intereses trasnacionales, y de cara a la política internacional que desarrolla nuestro país, es pertinente adelantar un análisis sobre el contexto de una posible invasión a nuestro país, y la imperiosa necesidad de que las estructuras sociales asuman una estrategia ante el inminente estado de incertidumbre vinculado a los intereses extranjeros en nuestro país.

Podríamos hablar, entre otros, de dos aspectos fundamentales que están generando la movilización de intereses de los sectores imperiales a nivel mundial, uno es el asunto hídrico (el agua) y el segundo es el asunto energético vinculado a los hidrocarburos. Estos dos aspectos, desde nuestra perspectiva, podrían ser los elementos detonadores (como ya lo han sido) de posibles invasiones en el mundo, y en específico, un detonante fundamental de cualquier acción que adelante el gobierno estadounidense en nuestro país.

Sumado a estos dos elementos, que muestran la motivación para una acción militar en contra de nuestro país, como consecuencia de ser como país, potencia mundial en cuanto a reservas probadas de petróleo, gas, agua, y adicionalmente, poseer importantes yacimiento de uranio; podríamos a continuación, mencionar otros elementos que tocan transversalmente el escenario geopolítico y geoestratégico en el que se encuentra nuestro país dentro del continente.

Dado el giro a la izquierda que se ha generado en la políticas venezolana desde la presidencia de Hugo Chávez Frías, y como consecuencia de las alianzas internacionales establecidas por nuestro país con países y gobiernos controversiales para los intereses estadounidenses tales como Iran y Cuba, entre otros, la agresiva y progresiva política de ataque y aislamiento de USA a nuestro país en el foro internacional no ha cesado, y se profundiza cada día más, incluso en el escenario más accesible de nuestro país, Latinoamérica, donde aún cuando el giro de los gobiernos de la mayoría de los países latinos también giran a la izquierda, esta izquierda es muy moderada y no se atreve ha asumir con tanta vehemencia las posiciones antiimperialistas que ha asumido Venezuela junto a Cuba con la suma reciente de Bolivia. A esto podríamos agregar que aún cuando es significativo esta alianza de tres, en el escenario internacional terminan siendo aliados en una condición de minusvalía económica, que impide un avance más rápido ante la lucha antiimperialista que si estuviesen otros países con quienes distribuir las responsabilidades económicas.

Si ha esto le sumamos el imprescindible reto bolivariano de la búsqueda de la unión latinoamericana de naciones, que se trata de impulsar desde el ALBA, MERCOSUR y la Comunidad del Sur, con el ingrediente adicional de la ineludible separación de nuestro país de la CAN como consecuencia de una política imperial ante el fracaso del ALCA, que trajo como consecuencia la negociación gobierno a gobierno para el desarrollo de los TLCs con gobiernos débiles, fácilmente manejables ante la seducción del “sueño americano”; podríamos decir que la cantidad de flancos abiertos para el desarrollo de una política internacional bolivariana no sólo es compleja, sino, multivariante.

Si por otra parte y aproximándonos a lo más cercano a nosotros, observamos con detenimiento el complejo problema de una constante amenaza de invasión armada, sumada a una invasión cultural silente, y una frontera caliente, controlada por el imperio a través de estructuras paraestatales que limitan la posibilidad de maniobra en las negociaciones internacionales, y por último, pero no menos importantes, vemos como todo este conjunto de intereses tienen eco en grupos radicales de oposición y en sectores de interés económica sin ningún criterio nacionalistas, acompañado de algunos niveles importantes de ineficiencia gubernamental y poca formación ideológica (de nuestros parte de nuestros cuadros medios y altos) vinculada con la visión integral de lo que rodea nuestra revolución, podríamos asumir sin mayor problema que nos encontramos en una situación de extremo interés para la discusión, análisis y elaboración de estrategias de cómo prepararnos para resistir y luchar contra todo este ataque multidimensional.

Es sobre estos elementos que podemos ver tres ejes como importantes para la atención a todos estos problemas. El primero es el fortalecimiento del trabajo político-ideológico dentro de todas las formas de organización que estamos impulsando, dándole mayor importancia a los Consejos Comunales, como espacio articulador de todas estas organizaciones, con conciencia crítica. El segundo es el carácter se seguridad de Estado que se le debe dar a la necesidad de comprender la defensa de la soberanía como un problema no sólo de ejércitos sino de la estructura social que permite una movilización táctica fuera del Estado, que en una situación de ataque militar es lo primero que perdemos. Y el tercero es la necesidad de atacar la Kakistocracia (palabra griega que significa el gobierno de los peores), a través de una mayor articulación de las políticas partidistas con las políticas públicas y con el proyecto bolivariano y socialista.


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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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