Estimado Presidente del BCV, copia adjunta al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
A través de la presente, deseo manifestarle mi profundo reconocimiento y apoyo a las políticas impulsadas por el Gobierno, especialmente en áreas vitales como la producción nacional de alimentos, el sistema de protección social mediante los Bonos de la Patria, la ampliación de la base de pensionados y la firme defensa de nuestra soberanía territorial.
Estos logros representan un avance significativo para el bienestar de la nación, sin embargo, considero mi deber señalar lo que se ha convertido en una preocupación central y un potencial "Caballo de Troya" para la estabilidad social: el excesivo y constante incremento del tipo de cambio oficial.
Existe un creciente y palpable malestar social que, temo, podría no estar siendo reportado con la debida urgencia por sus asesores económicos.
Hemos apoyado sin reservas las medidas orientadas a estabilizar la economía, incluyendo la erradicación del dólar paralelo, cuya dinámica parece haberse trasladado, paradójicamente, al comportamiento del tipo de cambio del Banco Central de Venezuela (BCV).
La desazón popular se profundizó con el reciente cálculo de los aguinaldos, estimados a un valor inferior al del salario mínimo en divisa, y muy por debajo de la expectativa generada por el cálculo del Bono de Guerra Económica.
Esta decisión, independientemente de los Bonos complementarios (que no inciden en el cálculo de vacaciones y prestaciones), ha generado una crítica generalizada.
El pueblo se pregunta si esta situación es producto de una información incompleta, un engaño de asesores o una confianza en una capacidad de resistencia en el pueblo que se está agotando.
No es realista afirmar que la población totalmente disfrutará de unas "Navidades felices". El descontento surge al percibir que se ha otorgado cancha libre al sector comercial privado, incluyendo entidades como PDVAL, para indexar precios al tipo de cambio oficial, cuyo comportamiento acelerado lo equipara a la dinámica que antes tenía el mercado paralelo.
Si bien muchos ciudadanos no somos expertos en economía, somos capaces de hacer cálculos y la actual política cambiaria está erosionando la moral y el sentimiento popular. Percibimos esto como una "invasión endógena" que socava la confianza.
Entendemos las dificultades impuestas por las sanciones económicas. No obstante, le instamos a realizar un giro urgente en la política cambiaria y económica que proteja el valor real del salario y las prestaciones sociales y frene la especulación en los precios de los alimentos que la mayoría es producción nacional.
El pueblo que más lo ha apoyado está en riesgo de abrir los ojos y manifestar su desaprobación si no se implementan correctivos en este tema.
Hoy, los empresarios privados se muestran satisfechos y han cesado en conspiraciones del pasado. Es imperativo que el Gobierno evite que sea el pueblo, por no sentirse escuchado en este particular, quien comience a conspirar porque la lealtad tiene límites en la economía familiar.
Con la esperanza de una pronta y efectiva respuesta, me suscribo,
Atentamente.
El Pueblo Revolucionario que piensa