¿Y si Luisa Ortega Díaz sufriera de porfiria aguda intermitente?

No puedo no escribir sobre esto, es demasiado extremo, demasiado bajo, demasiado antirrevolucionario, pasado de machismo, y lleno de ignorancia, prepotencia, y una falta profunda de entendimiento, empatía y compasión humana, todo lo contrario de lo que debería ser el comportamiento Revolucionario.

No sé quien es Pedro Carreño (un diputado del PSUV) como tal, no lo conozco, no sé nada sobre él, ni jamás quisiera conocerlo, solo lo usaré como ejemplo, como un solo ejemplo entre tantas personas metidas en la sucia (en mi estimación) política, quienes a menudo representan --- en base a sus acciones --- lo peor de la raza humana.

Pero más allá de eso, también representa la [a veces] profunda ignorancia de la sociedad en general cuando se trata de reconocer, identificar, y conocer la verdadera realidad que nos entorna, versus lo que pensamos ser la realidad.

(Nota importante: No utilizo la palabra ignorancia como insulto, sino por su definición principal, la cual se refiere a una falta general de instrucción o de conocimiento.)

Me explico.

Sobre la fiscal general del país, Luisa Ortega Díaz, de acuerdo con una noticia en Aporrea, Pedro Carreño dijo lo siguiente:

"A todas luces se evidencia que esta señora no está en sus cabales. Pido designar una junta médica, que sean los expertos los que determinen su insania mental …"

Ver: https://www.aporrea.org/actualidad/n309962.html

Yo no sé si este personaje piensa que lo que dijo es un chiste, o si se cree muy inteligente, o macho, o listo, o algo así, pero les voy a contar unas cosas muy importantes que todos --- si realmente queremos ser Revolucionarios --- deberíamos siempre tener en mente, siempre, en cada instante, algo que obviamente Carreño no incorpora a su modo de ser, si no nunca hubiera dicho lo que dijo, y menos todavía, públicamente.

Un día estaba haciendo un trabajo de investigación/espionaje en una de las principales estaciones de trenes en Montreal, Lucien-L’Allier, donde simultáneamente cinco policías jóvenes y gigantes --- les decíamos gorilas --- altamente armados estaban colaborando con nosotros para atrapar a una banda de criminales que falsificaban los billetes de tren, cuando de repente en medio de las miles de personas que iban y venían, se presento un pordiosero altamente alterado, gritando a personas invisibles y lanzando puños al aire, pero no dándole a nadie, sino solo a sus personas imaginarias.

Los cinco policías lo rodearon rápidamente y sacaron sus armas y las esposas, y estaban listos para caerle encima al señor, pero a golpes … cinco policías jóvenes gigantes, cinco gorilas llenos de adrenalina, contra un solo señor de más de 50 años de edad, flaco y desnutrido, obviamente con problemas psiquiátricos (neurobiológicos) …

Pero …

Antes de que le cayeran encima, yo me entremetí.

Tenia mucho miedo de que le hagan mal físicamente, entonces empujé a los policías a un lado (me conocían), e inmediatamente abracé al señor mientras que lanzaba puños, le toque el cabello, y cuando se dio cuenta que compartía amor y compasión con él y no violencia, él se puso a llorar sobre mi hombro.

En ese instante fue como si toda la estación de tren se había paralizado.

Tomé al señor de lado y lo calmé, asegurándole que los policías no lo iban a herir o matar, y lo convencí de que sería buena idea que sea llevado al hospital (pero no por los policías), porque obviamente él necesitaba mucha ayuda, y que en el hospital también le iban a dar de comer, y cuidarlo. Le dije que yo tenía un amigo que a él también le pasaba lo mismo, y una tía también, y que entendía lo que ocurría.

Bueno, les ordené a la policía --- sí, así soy, les ordené --- que llamen a una ambulancia, y cuando llegó la ambulancia y los paramédicos les expliqué la situación, y juntos ellos lo llevamos a la ambulancia, y lo llevaron al hospital, pero sin la presencia de la policía porque ni yo, ni los paramédicos les permitimos que nos acompañen por ser unos ignorantes y salvajes, sin compasión, y sin entendimiento de la realidad.

Pensaban que el señor era un loco peligroso, pero no lo era, estaba muy enfermo.

El señor sufría de esquizofrenia, así como mi tía, y cómo un amigo en Canadá, y un vecino aquí en el Táchira. Todos hemos visto a gente así que andan por las calles hablando y gritando disparates a personas invisibles.

¿O no?

Bueno, esa terrible condición neurobiológica de llama esquizofrenia, es una enfermedad bien conocida, pero la inmensa mayoría de nosotros les decimos locos, drogadictos, o borrachos, y muchos nos burlamos de ellos, pensándonos muy inteligentes, listos, y machos.

¿Por qué?

Porque poca gente se para a pensar si tal vez esa pobre persona está sufriendo de alguna condición médica que lo lleva a actuar de esa manera.

¿No es tiempo que tomemos el tiempo para SABER estas cosas?

Para no ser unos ignorantes como esos gorilas …

Para tratar a la gente con dignidad en vez de con desprecio mal puesto …

Para ser realmente Revolucionarios y Revolucionarias …

¿Cuán de difícil es leer y APRENDER sobre lo que son los trastornos psiquiátricos, y sus síntomas, como por ejemplo la esquizofrenia, la bipolaridad, la paranoia, el pánico, la ansiedad, las fobias, el estrés, y las diferencias entre la psicopatía y la psicosis que mucha gente confunde, y las posibles repercusiones de estas, y qué hacer cuando uno se encuentra cara a cara con las manifestaciones de estas condiciones neurobiológicas?

La ignorancia nos lleva a actuar de manera extremadamente arrogante, prepotente, y antirrevolucionaria.

Es decir …

¿Por qué acusar o insinuar que alguien está mal de la cabeza si uno ni sabe lo que es de estar mal de la cabeza?

¿Ah?

Ahora …

Les cuento otra cosa.

Hace muy poco descubrí (¡finalmente!) que sufro de una enfermedad (o condición) genética muy rara y poco conocida, aun por los médicos.

Esta enfermedad se llama porfiria aguda intermitente, donde cuando ocurre un ataque, algunas de las síntomas pueden manifestarse como síntomas psiquiátricos, es decir, nosotros quienes sufrimos de esta condición somos a menudo acusados de ser unos locos porque, por ejemplo, podemos de repente perder todo contacto con la realidad, así como le puede ocurrir a un esquizofrénico, o a una persona que sufre de bipolaridad aguda, o que sufre las consecuencias de una psicosis repentina generada por algún envenenamiento.

He sufrido de esta enfermedad desde que tengo unos 13-14 años de edad, y por esos, por la ignorancia, me han acusado de ser un drogadicto, de estar demasiado borracho, de ser un loco, de haberme vuelto loco, de haber perdido las tuercas, o de no estar en mis cabales, así como dijo (o insinuó) Carreño con respecto a Luisa Ortega Díaz.

Aun los médicos me han acusado de estas cosas porque la inmensa mayoría de los médicos, por ser ignorantes también, no conocen esta rara y poca conocida enfermedad, y si la conocen, no saben cómo reconocer los síntomas, ni cómo confirmar su existencia.

Yo sí puedo por fin hacerlo, y ese SABER me ha aliviado la vida de mucho sufrimiento innecesario.

No existe cura, pero sí se puede medio controlar al ajustar su manera de vivir para minimizar la ocurrencia y la gravedad de los ataques, los cuales pueden ser muy espantosos, particularmente para las personas que presencian un ataque.

Ver: http://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-hormonales-y-metab%C3%B3licos/porfirias/porfiria-aguda-intermitente

Bueno, entonces …

Mi pregunta es la siguiente:

¿Cómo se sentiría ese personaje Carreño si por casualidad Luisa Ortega Díaz sufriera de porfiria aguda intermitente?

¿Ah?

N.B. Quiero decir que me parece muy importante que cada vez que veamos a alguien actuando de manera extraña, como si estuviera loca por ejemplo, pensemos, ¿Será que esta persona está sufriendo de alguna condición médica y no lo sabe? ¿Necesitará ayuda? Uno no debe necesariamente automáticamente ofrecerle ayuda ya que es muy difícil evaluar el posible peligro de la situación, pero por lo menos, uno podría pensarlo, y así no juzgar a otro ser humano equivocadamente.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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