Tercer motor, ética socialista y valores revolucionarios

Se vive en Venezuela momentos que son de verdad trascendentes, aunque pareciera que muchos revolucionarios y revolucionarias no se dieran cuenta de ello. La activación del Tercer Motor a toda su potencia, es necesaria para poder dar inicio de verdad, al arranque efectivo de los demás motores constitucionales.

No hay nada más difícil que iniciar un proceso revolucionario, cuando los antivalores de la Cuarta Republica todavía están vivos y activos en algunos supuestos revolucionarios y revolucionarias del Siglo XXI.

Hay que hacerle mantenimiento a los motores constitucionales. Se debe hacer una parada necesaria de repontenciación, antes que estos se vayan a fundir. Muchas veces no es fácil decir estas cosas, por el riesgo que amerita tener una conciencia critica frente a muchas cosas que suceden en medio de la Revolución, que desde los altos puestos tienden a ser indetectables, por la magia y trampas de altos y medios funcionarios que no han podido superar las conductas que precisamente la Revolución quiere combatir.

Ser Revolucionario y permanecer callado frente a lo que pueda estar sucediendo con algunos funcionarios públicos, es no hacerle un favor a la construcción de la Venezuela Otra, Socialista y Bolivariana. Mucha gente está identificada con la Revolución y con el Socialismo, hasta el momento mismo que se vean comprometidos sus intereses personales o de grupo.

Considero que las grandes y trascendentes discusiones, se darán desde un verdadero arranque de ese tercer motor que debió haber sido el primero, porque tiene que ver con la creación de la conciencia revolucionaria, que debe dar como resultado la construcción de la Nueva Humanidad, jesucristiana y guevariana.

Muchos intereses fundamentales del estado venezolano, muchas estrategias y muchos aspectos fundamentales están en mano de gente que nada tiene que ver con ese hombre o mujer venezolana, nacionalista, revolucionaria y bolivariana que día a día hacen el esfuerzo de construir la Patria libre y soberana.

En estos días, estando en una fiesta, oía como un funcionario de seguridad de PDVSA, pasado de tragos, hacia comentarios acerca de la inseguridad de las instalaciones que a él le toca a veces garantizar. Decía cómo se hace de la vista gorda ante lo que pueda estar sucediendo contra estas instalaciones estratégicas. Hacia alarde de su antichavismo, como si la seguridad de nuestra principal empresa fuera cosa de militancia política o de intereses particulares.

Hay que ver la cantidad de Gente del Petróleo, que todavía está en puestos claves en PDVSA, esperando una nueva campanada golpista para agredir al pueblo venezolano y a la Revolución.

Oigo las quejas de los vecinos, que todos los días van al mercal de nuestra parroquia a comprar sus alimentos y no consiguen pollo, azúcar, leche ni ningún otro rubro importante. Han sido negociados a los revendedores y contrabandistas de extracción, que comúnmente son familiares o buenos amigos de los funcionarios de los mercales de algunos barrios de Maracaibo.

En una oportunidad, los mismos vecinos, haciendo uso de su derecho constitucional, de ser Contralores Sociales, detuvieron el carro de uno de los funcionarios en el cual pretendían sacar los alimentos hacia otros destinos para ser revendidos en otros negocios y fuera del país.

Hay que darse un paseo por las Universidades creadas por el estado revolucionario, para darle cabida a la juventud marginada por procesos selectivos de exclusión, para comprobar que muchos de sus docentes son, en una importante proporción, gente que no cree en este proceso de inclusión. Tienen un discurso y una acción contraria a lo que debe ser la educación socialista como derecho para todos y todas.

Mientras tanto muchos revolucionarios no tienen oportunidad de enseñar en estas casas de estudio por prejuicios tendenciales que todavía permanecen entre muchos revolucionarios y revolucionarias que no superan las etapas de conductas de la Cuarta República.

A diario vemos a funcionarios públicos revolucionarios, que han perdido la humildad y su disponibilidad de servicio, por la magia de un cargo publico que lo catapulta a la altura de los semidioses indolentes y arrogantes. No quieren pisar el barrio donde se formaron, ni tratar a la gente que les apoyaron para obtener dichos cargos. Con revolucionarios así, no podemos construir la Revolución necesaria.

Hay que ver que muchos y muchas, amparados en el cliché que son funcionarios públicos, han adquirido un gusto muy refinado que los hace peligrosamente dependientes de los restaurantes de lujo, la ropa de marca y los carros costosos . Aquí no se trata de tener una visión marginal, como se nos ha pretendido descalificar, sino de ser consecuentes con lo que creemos y con lo que predicamos. Se trata de ser fieles a la Revolución y coherentes con una ética Cristiana, socialista y bolivariana.

La Revolución tiene que superar el síndrome del partidismo cuarto republicano. Debe comenzar a construirse desde si misma, desde un principio ya casi olvidado, del Desarrollo Endógeno, que es la verdadera realización del poder en las manos del pueblo.

El Pueblo debe ser oído y atendido, porque a la larga es el pueblo el que va a mantener a través del voto y de su voluntad, el ideal de la revolución por los tiempos que crea conveniente.

La Revolución debe superar con urgencia, el principio perverso e inmaduro, de creer que quien denuncia los actos de corrupción de funcionarios públicos, es un antirrevolucionario o un enemigo del presidente Chávez.

No puede perder la Revolución, su capacidad autocrítica, porque entonces el discurso de las contralorías sociales seria un discurso vació y sin sentido. Bolívar sigue predicando contra la impunidad, porque la bondad con el delincuente causa la repetición constante de los mismos delitos.

Hay quienes, desde los cargos públicos, dan información intencionada sobre hechos fabricados, a los grandes artífices de las ollas mediáticas operadas por palangristas y políticos tarifados. Estos infiltrados en altos cargos públicos, tienen el poder de silenciar, a su favor, lo que no puede ser silenciado y de implicar a quienes no deben ser implicados.

También hay, quienes denuncian desde su ética revolucionaria y desde su amor a este proceso. Estos y estas llegan a ser incomprendidos, descalificados y hasta demandados por quienes han secuestrados altos cargos públicos para su propio beneficio.

Hay denuncias fabricadas para desestabilizar, para confundir y para cumplir los lineamientos del imperio. Muchas de esas denuncias son planificadas por funcionarios de Ministerios y otras dependencias del estado venezolano.

Hay denuncias, hechas contra la realidad de una situación de corrupción que se ha venido enquistado en ciertos sectores revolucionarios, que vive como parasito insaciable que le hace daño a la Revolución y al gobierno bolivariano. Muchas veces son desatendidas o descalificadas por quienes deberían hacer que se investiguen.

Coincidencialmente, estos parásitos enquistados, tienen mucho poder y son quienes manejan, conjuntamente con los medios privados, los potes de humo que desvían la atención lejos de los casos de verdadera corrupción. Son precisamente estos sectores poderosos dentro de los Ministerios de los Poderes Populares, los que pretenden quitar al pueblo su capacidad contralora.

Que bueno seria que el gobierno venezolano, revisara rutinariamente, las políticas de contratación de obras de muchas dependencias públicas, y muchos contratos a nivel de las empresas que prestan servicio al estado venezolano.

Debería hacerse constantemente, algunas investigaciones a algunos supuestos testaferros, que puedan estar dando la cara por funcionarios públicos, en empresas contratistas privadas, para adueñarse de muchos contratos millonarios amparados supuestamente en el tráfico de influencia.

Se debe revisar el entorno familiar de algunos altos funcionarios públicos, para intentar descubrir algunas supuestas desviaciones de fondos y contratos jugosos. Esto debería hacerse como parte de la contraloría social necesaria e imprescindible, en un país que esta creando nuevas instituciones publicas. Hay que hacer de la Contraloría Social, el pan diario de cada día.

Hay que parar todos los motores e iniciar el calentamiento constitucional y revolucionario gradual, desde el Tercer Motor, que debió ser el primero. Comenzar así desde un proceso pedagógico revolucionario, a crear las bases de la construcción de la Nueva Humanidad, que es el fundamento de la Nueva Sociedad que queremos construir desde el Socialismo y el Bolivarianismo.

Siempre, quienes decimos estas cosas somos criticados y ofendidos y hasta señalados de antirrevolucionarios, por quienes en verdad no resistirían una verdadera prueba de su compromiso revolucionario.

No nos queda otra, que seguir con nuestra voz profética denunciando los peligros que amenazan a la Revolución desde adentro, anunciando la necesidad de tener una actitud verdaderamente ética y de construcción de alternativas para consolidar la construcción de la Patria Nueva. Aunque seamos descalificados aun desde el interior de aquellos sectores corruptos enquistados en este proyecto histórico de liberación.

¡Patria, Socialismo o Muerte!

obedvizcaino@gmail.com



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