El alcalde de Baruta, Henrique Capriles Radonski, reiteró su denuncia de que "los tribunales se utilizan en Venezuela para perseguir a líderes de oposición". Plañideramente se quejó del proceso que se le sigue por el secuestro e intento de asesinato de personal diplomático acreditado en el país. Por eso hasta Erika de La Vega lo dejó: por rata.
"Mi caso ha estado en las manos de 30 jueces que han tenido el expediente en sus manos. Yo estuve preso cuatro meses, se me han dictado dos medidas de privación de libertad, tuve un sobreseimiento de la causa. Esta ha sido una historia de nunca acabar", dijo, con una sospechosa falta de testosterona el alcalde y traidor a la Patria. En el pasado, que este sátrapa quisiera olvidar, quedaron los destrozos, el secuestro e intento de asesinato de los legítimos ocupantes de la Embajada de Cuba.
Mandó a cortar el agua, la luz y el teléfono a gente indefensa guarecida en la legación diplomática. Entretanto, sus perros de presa aguardaban una señal del lobo mayor para causar una masacre. Hoy es un manso corderito apacentado por la CIA y teje conspiraciones y engaños para volver a ejercer su despotismo.
Ya no es tan valiente ni imperturbable. Recordó que se dio una lucha judicial para que el juicio fuera público hasta acudir a una corte de apelación, cuya juez luego fue destituida. No obstante, nadando entre el leguleyerismo enquistado en los tribunales y el escualidismo disfrazado de light, Ratonsky se burla de la justicia. ¿Qué esperan, ciudadanos jueces?
