Mantenía una huelga demandando cocina y teléfono en su celda

Cuba: Lula no recibió petición de disidencia alguna aunque ya se sabe quien era Orlando Zapata

Aún con sus dificultades en Cuba nadie muere de hambre, ni de enfermedades curables, ni nadie es desaparecido o asesinado como pasaba bajo el tutelaje gringo a Batista

Aún con sus dificultades en Cuba nadie muere de hambre, ni de enfermedades curables, ni nadie es desaparecido o asesinado como pasaba bajo el tutelaje gringo a Batista

Credito: Archivo

La Habana , febrero 25 - El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, insistió en que no recibió ninguna carta de la autoproclama disidencia solicitando una reunión con él durante la visita que realizó a La Habana.

"Tengo que lamentar, como ser humano, que alguien muera porque decidió hacer huelga de hambre, algo con lo que saben que estoy en contra porque hice huelga de hambre" dijo Lula

"Si esas personas hubiesen hablado conmigo antes, yo le habría pedido que suspendiera la huelga y quién sabe si se habría evitado que muriese", afirmó. "Lamento profundamente que una persona se deje morir por una huelga de hambre", añadió.

"Si me hubieran pedido conversar conmigo yo habría conversado con ellos y cualquier presidente habría conversado. Nosotros no rechazamos conversar", aseveró.

Pero ¿Quién era Orlando Zapata?

El articulista e investigador Enrique Ubieta Gómez, en artículo publicado en Cubadebate y reproducido, entre otros, por Aporrea.org ofrece el perfil del fallecido.

“La lamentable muerte de Orlando Zapata, un preso común –de largo historial delictivo, en nada vinculado a la política-, regocija íntimamente a sus hipócritas “dolientes”.

Transformado después de muchas idas y venidas a prisión en “activista político”, Zapata fue el candidato perfecto para la autoejecución. Era un hombre “prescindible” para los grupúsculos, y fácil de convencer para que persistiera en una huelga de hambre absurda, de imposibles demandas (cocina y teléfono personales en la celda) que ninguno de los cabecillas reales tuvo la valentía de mantener.

Cada huelga anterior de los instigadores había sido anunciada como una probable muerte, pero los huelguistas siempre desistían en buen estado de salud. Instigado y alentado a proseguir hasta la muerte –esos mercenarios se frotaban las manos con la expectativa de que muriese, pese a los esfuerzos no escatimados de los médicos-, el cadáver de Zapata es ahora exhibido con cinismo como trofeo colectivo.

Como buitres estaban los medios –los mercenarios del patio y la derecha internacional-, merodeando en torno al moribundo. Su deceso es un festín. Asquea el espectáculo. Porque los que escriben no se conduelen de la muerte de un ser humano –en un país sin muertes extrajudiciales-, sino que la enarbolan casi con alegría, y la utilizan con premeditados fines políticos.

Me pregunto si eso no es una acusación contra quienes ahora se apropian de su “causa”. Tienen razón al decir que fue un asesinato, pero los medios esconden al verdadero asesino: los grupúsculos cubanos y sus mentores trasnacionales. Zapata fue asesinado por la contrarrevolución”.

Ubieta Gómez recordó que recibir dinero y colaborar con la embajada de Irán (un país considerado como enemigo) en Estados Unidos, por ejemplo, puede acarrear la pérdida de todos los derechos ciudadanos en aquella nación.


Obviamente, la derecha cubana e internacional necesitaba un muerto. (De eso en Venezuela se sabe mucho). Habrá que ver hasta cuando les sirve.



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