La política y el humor

"El que nació para triste,
ni que le canten canciones".



El humor es a la vida como el condimento a la comida. Muy pocos son capaces de, no digamos saborear sino tragar un buen plato que no tenga algo de condimento, así como tampoco se puede disfrutar de la vida sin la presencia del humor en cierta medida. Las personas felices suelen tener un excelente sentido del humor y no pierden ocasión de hacer gala de ello causando el regocijo de quienes las rodean, en cambio las personas que carecen de este sentido suelen vivir amargadas. Quienes tienen este sentido, son las personas a quienes consideramos divertidas, sin que por esto dejen de tener la seriedad requerida cuando la ocasión lo exige. En Venezuela hemos tenido y seguimos teniendo a personas muy serias con un excelente sentido del humor las cuales en muchas oportunidades, sin ser militantes de partido político alguno, incursionan en la política a favor de ciertos movimientos en linea con su manera de pensar. Otros han sido y son militantes de partido, pero poseedores de una mentalidad abierta que no se deja encajonar por los lineamientos de estos partidos cuando chocan contra sus principios.

En los momentos que está viviendo el país es interesante hacer una comparación entre el comportamiento de los políticos y de las personas que incursionan en la política (ya que no la tienen como modo de vivir) ubicados en los dos bandos en que se encuentra dividido el país: los que adversan al Presidente y lo quieren sacar a como dé lugar y los que están en la acera de enfrente defendiendo los objetivos del proceso que se está llevando a cabo.

El primer grupo se caracteriza por su absoluta seriedad aparente. Sus rostros ante las cámaras parecen caras de cañón y lo que sale de su boca son verdaderos misiles dirigidos fundamente al primer mandatario, quien se ha convertido en su peor pesadilla al estilo Freddy Kruger. Y cuando escriben sus artículos parecen estar inspirados en el último libro del Nuevo Testamento. Sus rostros patibularios así como sus manifestaciones de cinismo y de vituperio nos dicen exactamente lo que serían capaces de hacer con tal de lograr su objetivo, lo cual además ha quedado confirmado con los criminales actos ya realizados por ellos contra los intereses de todos los venezolanos. Dentro de este grupo no se consigue una persona que se pueda decir que es divertida, ni aun siquiera los actores profesionales que confunden el humorismo con la payasada, que es lo que suelen mostrar en los programas en los cuales participan y hasta podría decirse que causan más risa los políticos de este grupo con su "seriedad" que estos actores con sus payasadas.

En vano me he exprimido los sesos en busca de un personaje de ese grupo que deje asomar en su discurso alguna chispa de humor, aunque lo paradójico del caso es que estos personajes de rostro más que ceñudo, amargado, pueden provocar sonrisas y hasta arrancar carcajadas con sus actitudes bufonescas, pero ellos como además carecen del sentido del ridículo no parecen darse cuenta del triste papel que hacen y siguen actuando como simples payasos. Resulta patético ver cómo estos tristes personajes son incapaces de cambiar su discurso que ya mas bien es "discursi":"Chávez ya está caído, ya sacó la familia de Venezuela", "No cuenta con el respaldo ni de quienes lo rodean, fíjense la cara de susto con que aparece", "Ya el gobierno de transición está conformado" y una serie de ridiculeces por el mismo estilo de las cuales los seguidores que aun les quedan ya están hartos de oír. Pareciera que estos elementos no hubieran degustado en su vida un plato sazonado con una pizca de humor lo cual es una de las razones de su escualidez, a lo cual debe sumarse la cantidad de derrotas sucesivas que han sufrido de las cuales salen cada vez con menos fuerza pero no con menos ánimo de embarcarse en nuevas aventuras desesperadas. Como diría el filósofo Joselo, también simpatizante de este proceso: "Por eso es que los matan".

El segundo grupo contrasta notablemente del anterior tanto por el comportamiento o actitud de los políticos y de los afectos al proceso que defienden atacando a los adversarios con argumentos irrebatibles y no sobre la base del vilipendio ni de acusaciones infundadas, como por contar entre sus filas con personas que manejan el discurso político salpicado con rasgos de fino humor y que no dejan que el odio sea el mensaje transmitido. En este grupo no tienen necesidad de recurrir a personajes tarifados que a través de programas "cómicos" ponen la cómica en su vano intento de desprestigiar al Presidente ya que éste, poseedor también de un gran sentido del humor, no responde como ellos quisieran, que es metiéndolos presos o cerrando sus emisoras para salir a gimotear ante los organismos internacionales contra el maltrato de que son víctimas por parte del "Tirano", sino que deja resbalar los inefectivos ataques y cuando tiene oportunidad responde con la misma moneda. Aquí no hay que romperse la cabeza para encontrar elementos que esgrimen el humor como arma contundente, mucho más eficaz incluso que las bombas que utilizan los adversarios contra las embajadas y puestos militares. Basta con citar, entre otros, a Roberto Hernández Montoya, Roberto Malaver, Luis Brito García, Néstor Francia, Earle Herrera, Augusto Hernández, Mario Silva García, Eileen Padrón y otros que escapan a mi memoria cuyo ingenio ha encontrado fuente de inspiración al parecer inagotable en la resentida, humillada y desesperada ¡y que oposición!, cuyos representantes parecen no conocer el refrán que aconseja poner "al mal tiempo, buena cara" ya que sus rostros no parecen ser capaces ser capaces de esbozar siquiera una sonrisa. Aunque mirándolo bien, no tienen ningún motivo para sonreír.


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Ño Leandro


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