universidad popular del Estado de Guerrero ha conseguido desarrollar
su proyecto e, incluso, expandirlo a cuatro nuevos municipios.
Daniel Gómez y Daniel Jiménez / Santa Cruz del Rincón (México)
Miércoles 16 de septiembre de 2009. Número 109
SANTA CRUZ DEL RINCÓN. Uno de los edificios en los que funciona la
Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (Unisur). / Nuria
Coco
Santa Cruz del Rincón es un pueblo aparentemente idéntico a muchos
otros del Estado mexicano de Guerrero, con casas bajas de tierra y
teja y la mayoría de las calles sin asfaltar. Situado a medio camino
entre la montaña y el mar, está rodeado de colinas de tierra rojiza y
vegetación exuberante. Sin embargo, este pequeño pueblo ha sido la
cuna de un poderoso movimiento de recuperación de la soberanía
popular.
El último paso de este proceso ha sido la creación de la Universidad
Intercultural de los Pueblos del Sur (Unisur), una universidad
concebida por y para los pueblos indígenas, o pueblos originarios,
como ellos prefieren denominarse.
Esta zona está poblada por gran variedad de pueblos originarios:
tlapanecos, mixtecos, amuzgos y nahuas. Hace dos décadas algunos
miembros de las comunidades empezaron a reflexionar sobre sus
condiciones de vida, sus deseos y esperanzas, y tomaron conciencia de
la necesidad de comenzar un proceso para mejorar su situación. Un
proceso que ya sabían que duraría varias generaciones, conscientes de
que sería necesario derrotar gentes y entidades poderosas, un proceso
en el que abordarían los problemas uno por uno, cada cosa a su tiempo,
pensando bien las soluciones para poder dejarlos resueltos por muchos
años.
Poco a poco unos convencieron a otros, hasta que las propias
comunidades se implicaron en el proceso. La comunidad es realmente un
ser diferente que habita entre el individuo y el Estado, y para que
exista es necesario que las gentes sean menos individuos, menos
usuarios, y el Estado esté algo desdibujado, distraído. Éste es un
concepto que en Occidente cuesta comprender.
Las comunidades señalaron qué aspectos querían mejorar y se pusieron
manos a la obra, despacio, pero con gran determinación, seguridad y
compromiso. Primero decidieron solucionar los problemas de seguridad y
formaron la policía comunitaria. Sin duda, un proceso muy difícil que
costó la vida a algunos y la cárcel a otros, pero que ha traído la paz
a esta zona, reduciendo la delincuencia en un 94%, según sus propias
fuentes. Esta paz les sirvió de apoyo para poder encarar el siguiente
proyecto: el desarrollo de la educación.
Estudiar para la comunidad
La situación de abandono era tal que apenas era posible terminar la
Primaria. Para estudiar Secundaria era necesario desplazarse a
poblaciones más grandes. Poco a poco fueron consiguiendo completar
estos ciclos educativos, y fue entonces cuando las comunidades se
plantearon la necesidad de continuar la formación de sus jóvenes para
que pudiesen contribuir al desarrollo de las comunidades y, de esta
forma, asegurarse el futuro.
Es en ese contexto en el que las comunidades entran en contacto con
algunos docentes y otros pueblos a través de los Congresos de
Educación Interculturales y preparan un estudio de viabilidad para
definir la universidad que quieren. A este grupo de pueblos
originarios se sumaron otros afromexicanos que, a pesar de no tener un
sentimiento comunitario tan marcado, sufren de una situación de
abandono y marginación similar.
Tres años más tarde ya habían perfilado las líneas maestras del
proyecto universitario, pensado para formar intelectuales y
profesionales que ejerzan en sus propias comunidades. Se alejaban así
del planteamiento occidental, que forma profesionales de manera
acrítica para el mercado laboral, sin pensar en el entorno en el que
vivirán. Como dicen ellos: “Dime para quién trabajas y te diré para
quién has estudiado”.
Con esta estrategia se matan varios pájaros de un solo tiro. Por un
lado se combate la emigración, ya que los alumnos pueden quedarse a
estudiar y a ejercer en sus propias comunidades. Por otro lado, se
reduce la dependencia del exterior, ya que a las comunidades les
resulta muy caro y difícil importar profesionales. También consiguen
que éstos se tomen el trabajo en serio y no anden despistando los
pocos recursos con los que cuentan.
El proyecto de la universidad recibió en un primer momento el apoyo de
Zeferino Torreblanca, del PRD, actual gobernador del Estado de
Guerrero. Pero una vez ganadas las elecciones éste se decantó por
invertir mucho dinero en crear en la misma zona una universidad con
los parámetros habituales, desoyendo las demandas de los pueblos
originarios. Pero el proyecto siguió adelante, a sabiendas de que su
decisión no sería del agrado del Gobierno ni tendrían financiación.
Así comenzó la Unisur su andadura, reconocida y financiada únicamente
por las comunidades, en modestas aulas prestadas y con profesores
voluntarios, pero armados de un discurso autogestionario (o
“autogestivo”, como dirían ellos) y soberanista que les da fuerzas,
enamora a todo el que lo conoce y al que es muy difícil resistirse.
Estos pueblos tienen muy claro que el siguiente paso a dar es abordar
el tema de la salud, comunitaria, claro. Mientras, en Occidente,
todavía pensamos en cuál es el primer paso a dar.
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Una educación intercultural y comunitaria
El modelo pedagógico de la Unisur se declara intercultural, entendido
como un diálogo entre el pensamiento universal y los saberes de los
pueblos originarios, y en el que la investigación cobra una
importancia prioritaria como forma de enfrentar los problemas.
Para ingresar en ella es necesario el apoyo explícito de la comunidad
de origen. Podríamos decir que es ésta la que solicita el ingreso.
De esta manera se refuerza el vínculo que une a las comunidades con la
Unisur y ésta se asegura el apoyo al estudiante en sus trabajos de
investigación. Dado que dar educación superior a uno de sus miembros
supone un gran esfuerzo, todas las partes tratan de que éste sea un
proceso satisfactorio que revierta en la comunidad.
Las tres licenciaturas que se pueden elegir nos dan una idea de los
aspectos que consideran prioritarios. Se puede elegir entre Lengua y
Comunicación para la Diversidad, Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo Sustentable y Gobierno y Administración de Municipios y
Territorios, es decir identidad, economía y política, pero enfocado de
manera que sea útil para el desarrollo de las comunidades. Éste es su
segundo año y ya se ha extendido a nuevas ciudades: Santa Cruz del
Rincón, Xochistlahuaca, Cuajinicuilapa y Xalitla.