Arias Cárdenas: ¿Agente Encubierto de Chávez?

El nombramiento del Comandante Arias Cárdenas como Embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas desató airadas críticas entre las filas de los chavistas al igual que entre los opositores al Gobierno Bolivariano. Algunas de las críticas más enérgicas y de los calificativos más ofensivos han salido de parte de militantes del chavismo. En un escrito anterior que apareció aquí en Aporrea, afirmaba que entre los críticos más vehementes de la decisión del Comandante Chávez predominaban los aduladores de oficio. Aquellos que con su crítica pretenden alertar al Comandante, salvarlo de otra posible traición. Estos adulantes sostienen que Chávez está secuestrado por un círculo de manipuladores quienes le vendan los ojos y le engañan constantemente a la hora de tomar decisiones. Actúan como si Chávez no supiera lo que hace. En lugar de buscar las posibles causas que llevaron a Chávez a tomar esa decisión, la sed de adular no les permite razonar y se lanzan desbocados a opinar. Levantan su voz para ver si el Comandante se digna a oírlos y verlos, y tal vez los mencione mañana en un Aló Presidente dándole las gracias por haberlo salvado. La adulancia los vuelve ingenuos. Sobre este asunto del nombramiento de Arias Cárdenas como embajador he identificado tres hipótesis.

Hipótesis I. Yo no compro la hipótesis del Chávez desinformado que toma decisiones manipulado por un círculo de amigos y amigas que lo tiene secuestrado. Chávez ha dado suficientes muestras de que sabe lo que pasa en el país, conoce quién es quién en su entorno y fuera de él, está informado de los más mínimos detalles, lee incansablemente, piensa y se mantiene alerta una buena parte del día, etc. Por tanto, esa conseja del Chávez distraído, engañado, desinformado, que toma decisiones basándose sólo en opiniones de unos malvados que no le permite ver la realidad no tiene asidero alguno. Entonces esa hipótesis queda descartada, por ahora.

Hipótesis II. Una hipótesis que cobra fuerza es la de la conspiración. Está hipótesis se fundamenta en la creencia que Arias Cárdenas fue realmente, “hasta ahora”, un agente encubierto de Chávez. En otras palabras, él fue el protagonista de una de las más grandes operaciones de “entrismo” que se ha realizado en el país. Si pasamos revista a los eventos políticos públicos que ha protagonizado el Comandante Arias Cárdenas podemos encontrar allí una clave. Aristóbulo, Causa R, y Caldera, COPEI, fueron los políticos que obtuvieron el mayor provecho del momento post-golpe 4-F. Caldera, con una clara conciencia de clase, comprende lo que se avecina si no se producen cambios en lo político. Rompe con su partido y usa a los atolondrados lideres de los partidos de izquierda de entonces, agrupados bajo el nombre del “chiripero”, para garantizar la continuidad de la burguesía en el poder. Caldera logra su objetivo, llegó a la presidencia por segunda vez y con la ayuda de partidos de izquierda continuó con la aplicación del programa neoliberal. Connotados “revolucionarios”, como Teodoro Petkoff, fueron algunos de los encargados, cual sicarios políticos, de llevar adelante las políticas neoliberales más odiosas. ¿Cómo detener ese proceso? No se veía salida. Entonces se logra que el Comandante Arias Cárdenas, con su perfil socialcristiano, entre al gobierno de Caldera como encargado del PAME. Desde esa importante posición, entre litros de leche y otros alimentos, se tejió una red de espionaje que permitió dibujar un mapa de inteligencia de todo el Gobierno. Nunca antes se había realizado en el país una actividad de espionaje político de esa magnitud. Cumplida esa misión, surgen nuevos retos. Las aspiraciones secesionistas de la burguesía marabina no son nada nuevo. Esa burguesía fue educada, enculturada dirían los académicos, en los valores estadounidenses en el seno de las corporaciones petroleras que dominaron la zona. En lugar de gaitas en diciembre escuchan a Perry Como y otras celebridades gringas cantando canciones de navidad, sobre todo a la blanca navidad en inglés. La elección directa de gobernadores es vista por esta burguesía marabina como una gran oportunidad, como un primer paso para lograr la tan anhelada autonomía y de ser posible independencia de Venezuela. En esta situación, una vez más Arias Cárdenas le corresponde jugar un gran papel. Se le encarga a un trujillano, a un “outsider” como dicen los que saben de eso, ganarle las elecciones a un rancio representante de la oligarquía marabina. Arias Cárdenas cumplió la misión y ganó las elecciones a gobernador del Estado Zulia. Durante los años de su gestión aplacó magistralmente todos los intentos de autonomía, desarticuló a todos los grupos secesionistas y alejó a la burguesía marabina de las tentaciones autonómicas. La realidad está a la vista. Hace apenas unos meses que esos grupos lograron mostrase públicamente después de muchos años de intentos de recomposición. Una vez cumplida esa misión se presentan las elecciones a la Presidencia propuestas para la relegitimación del Presidente Chávez una vez aprobada la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Los partidos políticos de la burguesía quedaron seriamente debilitados después de la derrota de 1998. La desorganización y la desesperanza los embargaba. Estaban como un boxeador que recibe el golpe que antecede el que le propinará el nocaut. La relegitimación, para funcionar, requería de una oposición dispuesta a participar en esas elecciones motivada y con la creencia que podía ganar. No tenían candidatos, habían quemado a mucha gente en las elecciones anteriores, habían traicionado a otras tantas y abandonado a otro poco. Entonces se le encomienda a Arias Cárdenas otra delicada misión. Aprovechando su perfil socialcristiano una vez más, apelando a su formación religiosa-militar, a su cercanía con el Presidente Caldera, Arias Cárdenas tiene acceso a los grupos opositores y logra presentarse como la mejor opción para enfrentar a Chávez. Una vez que logra ser reconocido como el candidato opositor, Arias Cárdenas conduce una terrible campaña electoral dirigida a no captar votos, o por lo menos no muchos. De esta manera se garantizaba entusiasmar a los sectores más radicales de la oposición para que participaran activamente en las elecciones y que su candidato no ganara. Esa ha sido una de las más resaltantes operaciones políticas que se ha realizado en nuestro país en toda su historia. En otras oportunidades le fueron encargadas a Arias Cárdenas operaciones encubiertas al descubierto. Eso no lo entienden los aduladores.

Estamos acostumbrados a la noción de agente encubierto como alguien totalmente desconocido para el enemigo, esa es su real virtud: ser desconocido. El agente encubierto pasa como un perfecto desconocido tanto para la mayoría de los de su bando como para el bando enemigo. Por ejemplo, la esposa del embajador estadounidense Wilson actuaba como agente encubierto de la CIA, una vez que esto se hizo público su identidad ella perdió toda capacidad de maniobra y hasta se puso en peligro su vida. Una vez conocida, perdió su encanto como agente encubierto. Nosotros los venezolanos, con nuestra característica creatividad, inventamos el agente encubierto-descubierto, una verdadera obra maestra de la dialéctica. Se trata de un agente que todo el mundo conoce, todo el mundo sabe quien es y que actúa libremente sin que podamos detectar exactamente para quién trabaja. Su virtud no está en mantener oculta su verdadera identidad, más bien su capacidad de operar radica en ser conocido por todos. Su secreto mejor guardado es para quién trabaja. El agente encubierto-descubierto logra ser contratado abiertamente, a la luz del día, por un bando para realizar el trabajo que le encomienda el otro bando. Él es un verdadero maestro del engaño.

Hipótesis III. Una última hipótesis ha sido asomada por la otra izquierda, aquella que está en la acera de enfrente de la izquierda de Petkoff. Para esa otra izquierda, trasnochada que vive de las glorias de la extinta Unión Soviética y de las otras extintas repúblicas socialistas según avezados analistas políticos, el nombramiento de Arias Cárdenas revela la alianza de Chávez con la burguesía transnacional. Esta hipótesis se fundamente en que existen clases sociales y que la lucha entre ellas es el motor de la historia. En esa lucha se producen alianzas y pugnas entre diferentes fracciones de la burguesía para mantener su dominio sobre el proletariado. Puede pasar también que esa lucha no se manifieste abiertamente porque ambas o una de esas clases no tenga clara conciencia de su clase. Desde esta perspectiva el Gobierno Bolivariano no estaría realmente haciendo una revolución, sino que más bien estaría sirviendo de “retardante” a la misma. Esa hipótesis es muy complicada y requiere de mucho seso para entenderla. Por ahora dejaremos de lado las explicaciones complicadas.

Dentro de este panorama cobra más fuerza la segunda de las hipótesis, la del agente encubierto-descubierto. Sin embargo, seguiremos leyendo los eventos políticos lo cual nos llevará a acumular evidencias a favor o en contra de cada una de las hipótesis anteriormente expuestas. Además, mientras no tengamos información precisa seguiremos elaborando hipótesis y surgirán nuevas explicaciones. El grado de ficción de cada una dependerá de cuanta información tengamos a nuestra disposición. Pero eso si, no dejemos que la adulancia nos opaque la vista y anule el análisis político de la realidad.


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Julio Mosquera


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