“No apoyo este régimen porque es autoritario, militarista, antidemocrático y poco constitucional y por eso creo que la Universidad debe permanecer cerrada”. Esta frase no pertenece a la Nitu o a Napoleón Bravo. Y los menciono a ellos porque de ciertos individuos se entiende que no entiendan. El conocimiento para ellos es un artículo de lujo, de mucho lujo. Pero no. Eso lo dijo un profesor universitario en una asamblea de profesores universitarios. En la escuela de Comunicación social de la UCV para más señas.
“Prefiero que mi hijo pierda un año de clases a que tenga que vivir en una dictadura, a vivir en un régimen castrocomunista”. Eso no lo dijo una madre, ama de casa, con secundaria incompleta, como dicen las encuestas. Eso lo dijo una profesional universitaria, seguro con post grado aquí o en el exterior, en una asamblea de padres. Lugar: Colegio El Angel, en Chuao. Vestimenta: gorro, pito, franela, sudadera, colita y cachetes tricolores. Sí, fueron disfrazados de “venezolanos” a una asamblea de padres a negarle el derecho a la educación a sus hijos.
Este es el discurso de la oposición, no de los Fernández o del Carlos Ortega. Este es el discurso de sus hijitos. Sus engendros. Su producto. ¿O su sub producto? Ese es el discurso de estos seres enajenados, momios, autómatas, que a falta de argumentos apelan a la descalificación. Algo así pasa en las discusiones entre amigos o entre parejas. Cuando uno se queda sin queda sin argumentos, cuando uno se ve perdido, cuando uno ve que el otro va ganando la discusión, uno suelta: “no seas mar... chico (a)”
Para estos momios el insulto es este: ¡Tu lo que eres es un roliverio de castrocomunista! ¡Quiero Libertad! ¡Abajo la dictadura castromunista! Y ahí se quedan. Vociferando consignas. Repitiendo los guiones televisivos. Las consignas de la Coordinadora Democrática. Cero análisis, cero argumentación. En la mayoría de los colegios privados la orden fue: No hay derechos de palabra. A votar. Les da miedo el debate. “No vaya a ser que estos chavistas me convenzan”. Y a “eso” lo llamaron asamblea.
Pero la innovación del discurso del profesor universitario fue aquello de “poco constitucional”. Resulta que este gobierno además es “poco constitucional”. ¿Cómo será eso? Porque yo creo que uno es o no es democrático. Uno respeta o no las instituciones. Pero no se puede estar más o menos preñado o “un poco preñado”. Creo que cuando le pasaron el “guión” esto le pareció fuerte, le dio pena. Vergüenza inútil, querido ex profesor. Usted y muchos como usted deben volver a las aulas.
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