La universidad no excluyente (segunda parte)

A diferencia del inmediato pasado, donde era anatema hablar de Universidad si no se hacía referencia a las funciones clásicas de investigación, docencia y extensión, en la actualidad las universidades pueden ser definidas como organizaciones sociales capaces de evolucionar, adaptarse a su ambiente, permitiendo así el desarrollo de múltiples tipos de instituciones que comparten funciones según sus modalidades y fines para generar conocimiento, impartirlo, distribuirlo difundirlo según la utilidad y pertinencia de dicho conocimiento y de acuerdo con las condiciones de un determinado momento histórico.

Es así como en la actualidad, ya sin complejos de legitimidad podemos pensar en la Universidad como un sistema que no busque replicar la universidad presencial convencional. Importantes teóricos de la educación han señalado que para que las universidades de punta puedan dedicarse a la investigación y el desarrollo y a la formación de jóvenes en los campos del conocimiento mundial, deben existir estrategias creativas para crear instituciones de educación superior novedosas que sean capaces asumir una parte de la demanda social.

Por otra parte otros investigadores han aceptado que las universidades son multidiversas con lo cual se hace referencia a la universidad hacia y para una variedad de grupos humanos, comunidades y culturas. Esta situación de multidiversidad en la cual se debe dar respuesta educativa, nos permite imaginar estrategias y modelos universitarios diversos según las necesidades reales de los pueblos y comunidades, sus presiones económicas, sus necesidades sociales y crear pertinentemente una respuesta transformadora dada la potencialidad de los sistemas universitarios de crear una sinergia y transformación real en los contextos es los cuales nacen, y se desarrollan.

En el contexto venezolano no sólo se trataría de asumir una demanda de profesionalización, sino con esa posibilidad de modelos novedosos que puedan dar atención a la diversidad, y a través de ese poder transformador real de esos modelos de universidad, se trabajaría para dar respuesta a situaciones tales como:



· El acceso a la universidad en cualquier etapa de la vida.

· La educación para todos y durante toda la vida.

· La utilización de formas variadas de intervención para atender la educación de todos a lo largo de toda la vida.

· La enseñanza para emprender

· La práctica de valores de solidaridad y convivencia.

· El desarrollo de una cultura de paz

· La formación de redes solidarias en todas las comunidades.

· La atención a las necesidades especiales de las regiones.



Motivo por el cual cualquier análisis de las universidades o de los sistemas universitarios que se haga en los actuales momentos no puede quedarse ni en la solución de aspectos técnicos operativos que deben ser corregidos o modificados, ni en el espacio cerrado de las universidades, facultades y carreras tal como están funcionando y como tal vez deberían funcionar más eficientemente, ni en el aumento de matrícula que comprometidamente puedan ofrecer; ahí no está la respuesta que necesita el país para llegar a las masas de venezolanos en sus regiones y contextos.

La perspectiva de la enseñanza universitaria deberá plantearse a través de la apertura, del uso de las tecnologías, del establecimiento de redes globales con otras instituciones mediante las cuales colectivamente y a través de procesos de sinergia y conectividad se capitalizarían las destrezas y se potenciara la productividad, para ofrecer la educación que se necesita en las regiones y en los espacios más aislados del país.

Estructuralmente La Universidad para este propósito se concebiría como programas académicos de distinta índole, extensión y utilidad, todo articulado a través de las áreas extendidas del conocimiento no sólo con los profesores seleccionados y contratados para tal fin, sino con el personal de otras universidades, empresas, comunidades y entidades variadas.

Por lo tanto, el potencial de la educación no lo estaría sólo en las carreras, sino en la posibilidad de llegar a una gran masa de interesados y necesitados con ofertas y actividades especiales, sin extraerlos de sus sitios de trabajo y de su residencia. Es decir la potencialidad real de ocupar un lugar en el mejoramiento profesional, en el adiestramiento, en la formación de especialistas, en los movimientos de alfabetización y completación de estudios. Se afrontaría el reto del desarrollo regional, en el agro, en la formación de la ciudadanía, en la atención de poblaciones remotas privadas del conocimiento. Las mayores oportunidades estarán allí en ámbitos diferentes, que debemos explorar y pensar con un pensamiento divergente, diferente al utilizado por instituciones convencionales altamente centralizadas y concentradas, y dedicadas especialmente a la investigación de punta.

marujaromero@cantv.net


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Maruja Romero Yépez


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