El despecho de Capriles Radonski

El candidato presidencial de la oposición se destapó en la capital zuliana. Lo provocó la inefable Marta Colomina, quien no pierde un instante en mostrar su odio visceral contra Hugo Chávez. En la cita televisiva preparada con el gobernador del Zulia, Pablo Pérez Álvarez, el gobernador de Lara, Henry Falcón y Henrique Capriles Radonski, éstos tres rufianes de la política venezolana fueron escrutados generosamente por la periodista Marta Colomina que no dio tregua para atacar al líder de la revolución bolivariana, aun cuando no está en su mejor momento, lo cual hace suponer que no morirá en una mecedora viendo el Ávila, sino abandonada en un asilo, balbuceando a la espera del regreso del vengador anónimo personificado en su abanderado presidencial. Se fueron de orgasmo al destacar la presencia en el país de los ex presidentes Felipe González, Ricardo Lagos y Fernando Henrique Cardozo invitados por el banquero Juan Carlos Escotet. Los mandatarios regionales, incluyendo al candidato de la Profa, hablaron de lo humano y lo divino convencidos de que el autobús del progreso es la ruta del encuentro con el futuro. Deportes, petróleo, confiscaciones, propiedad privada, CNE y la salud de Chávez, entre otros temas, se abordaron en una sola dirección de manera que el terreno estaba abonado para que Caprilito se luciera. Pero, eso no ocurrió defraudando a sus potenciales seguidores que probablemente se han percatado que su discurso no tiene un centímetro de profundidad y la mirada es el reflejo de lo que ocurre con el conductor de una unidad que viene con el escape dañado, desde mucho antes de que el hombre del BMW asaltara la Embajada de Cuba en abril de 2002. El candidato de la minoría venezolana confesó creer en el amor a primera vista y se atreve asegurar que no hay despecho que dure tanto tiempo, cuando más puede durar es veinticuatro horas o dos meses. La expresión de su rostro y el tono cómo lo dijo tuvo un destinatario que no fue precisamente el pueblo venezolano. ¿Qué quiso decir Capriles?, me pregunté. Y de repente, como si pulsara el botón del CPU, la memoria me hizo una jugada y apareció el nombre de Armando. ¿Armando?. ¿Y quién es Armando?. Busqué en el archivo y hallé entre los papeles una copia de una acta policial dirigida al comisario general Alfredo Sáez Conde, director general del Instituto Autónomo de Policía Municipal de Baruta, Estado Miranda, fechada en mayo de 2000, presuntamente suscrita por el inspector jefe Teodoro Hernández, jefe del Módulo Policial Santa Rosa. Abstraído por la lectura, a los minutos escuché la voz de Reina Lucero que salía de la casa de la vecina despechada: “…era que no me acordaba y de pronto me acordé..”. Se me arrugó el sentimiento y me fui a dormir.

lawmarinsjournalist@gmail.com


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