La pelea es peleando... tal es la consigna que rige en RCTV para enfrentar el anuncio de la No Renovación de su concesión por parte del Gobierno Bolivariano. Diversos mecanismos de persuasión se han activado en el canal para traer a la memoria colectiva del pueblo venezolano unas épocas que para muchos fueron mejores y para sus dueños se tradujeron en enormes ingresos económicos.
Vemos en su programación habitual fragmentos de “Radio Rochela”, con personajes interpretados por recordados actores como: Kiko Mendive, Martha Piñango, Haydée Tosta, César Granados (Bólido) y otros arraigados en la idiosincracia nacional, todos ellos tuvieron una salida nada armónica de este canal, el cual según sus propietarios, simboliza a una “gran familia”.
Quienes hemos trabajado en medios de comunicación social sabemos lo intrincadas que son las relaciones de trabajo allí; por lo general, uno como periodista o trabajador tiene poco o ningún contacto con los dueños de la empresa; claro está, si uno no forma parte de las camarillas internas y sólo se dedica a cumplir con las tareas asignadas. A los dueños los ves en la fiesta de fin de año, en el aniversario del canal / periódico, echándose palos con los anunciantes, amigos y allegados; tú eres un simple empleado que en esas fechas debes sentirte privilegiado porque el “Don” está departiendo contigo que formas parte de su nómina.
Partiendo de tal principio, que en líneas generales es el mismo aquí, allá y acullá, no entiendo cómo los empleados de ese canal defienden con tanta vehemencia a sus propietarios, cuando en ese tipo de ambientes el día que le caes mal a alguien con poder dentro o fuera del medio te despiden sin derecho a pataleo, incluso mueven sus tentáculos para que no te empleen en otras empresas y el pobre cristiano pase las de Caín junto con su familia.
Entiendo que uno como trabajador le preocupe su estabilidad laboral y las remuneraciones, elementos que en el periodismo son muy vulnerables, precisamente por las situaciones antes planteadas. En el caso de RCTV, sus directivos decidieron tomar un camino de conspiración sistemática para derrocar al Presidente Hugo Chávez Frías, línea que aún mantienen e incluso intensificaron, arrastrando con ellos a los empleados que ahora aseguran defender, dos fuerzas antagónicas que como en el Golpe de Estado y el Sabotaje Petrolero se dieron las manos para “luchar juntos” contra el “tirano de Miraflores”.
A mi entender no se trata de convertir este medio en afecto al actual gobierno, cuyas concepciones difieren plenamente con las de anteriores mandatos, donde los propietarios de medios detentaban un poder basado en el chantaje de Jefes de Estado con “rabos de paja”; más bien se trata de buscar un equilibrio informativo que, a fin de cuentas, respete el derecho de los venezolanos a estar informados veraz y oportunamente.
La programación del canal se ha deformado tanto que lo ha convertido en un monstruo, donde sus periodistas de opinión utilizan un lenguaje soez contra los altos funcionarios del Gobierno y sus instituciones, los actores, actrices, animadores, cantantes, echaron a un lado las artes que representan y que en otros tiempos eran valoradas por nuestro pueblo, para pasar a ser férreos activistas políticos, defensores a ultranza de los “amos del valle”, los mismos que dejaron morir en la indigencia a ex compañeros como Mendive, Piñango, Alcántara y otros olvidados por la teleaudiencia.
Sacar de los archivos del canal los “Momentos RCTV”, colocarle el mismo tema musical de los años 80 a “El Observador” es recurrir a la imaginería popular con el único propósito de buscar el apoyo de la población, a través de la manipulación, tocando el sentimentalismo y recordando aquella premisa característica de la propaganda negra de que “todo tiempo pasado fue mejor”.
En tal sentido, cito un párrafo del investigador Carlos Fazio, publicado en el Diario La Jornada, de Méjico: “Una de las técnicas de la propaganda (negra) está dirigida a 'obtener desaprobación'. Esa técnica se utiliza para intentar persuadir a la audiencia blanco de la propaganda de que desapruebe una acción o idea popular, sugiriendo que está impulsada por un grupo temido o subversivo. Si se martillea en la población que las políticas que apoya son propias de gente indeseable o subversiva, entonces los miembros de la audiencia blanco de la propaganda pudieran decidir cambiar su posición original”. Pendientes entonces con la intención de los “creativos” de Radio Caracas Televisión.
El ataúd de RCTV transita hacia el cementerio, con unas cuantas comadres vestidas de negro y llorando sus penas, acompañadas por una casta que se niega a perder sus groseros privilegios. Señoras y señores, esa Venezuela que se reía de sus desgracias y soportaba en silencio, comprendió que tiene la fuerza suficiente para transformar su realidad y librarse de aquellos que por muchas décadas la tuvieron pisoteada con una falsa imagen de hermandad entre los venezolanos, argumento que irónicamente esgrimió Eladio Lares, presidente de esa planta televisiva, tras la matanza del 28 y 29 de febrero de 1989. Paz a sus restos.
* Periodista.
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